Valladolid

Cautela en comercio y hostelería ante una cuesta de septiembre «con incertidumbres»

La pendiente es especialmente empinada para las familias con hijos en edad escolar, a las que la vuelta al cole obliga a un elevado desembolso que puede superar los 2.000 euros por alumno, dependiendo del centro educativo al que acudan, según un informe de la Unión de Consumidores de Castilla y León. Un gasto inevitable, como también lo son la hipoteca o el alquiler, que obliga a recortar en otros aspectos cuando los ingresos son limitados.

De ahí que sectores como el comercio o la hostelería también afronten con muchas reservas estas fechas y más en Valladolid capital, donde están marcadas por la celebración de las fiestas patronales en honor de la Virgen de San Lorenzo. «La cuesta de septiembre, y además este año con las ferias en la primera semana, siempre se nota», confirma la secretaria general de la Agrupación Vallisoletana de Comercio (Avadeco), María Balsa, porque «el gasto se destina a otras cosas, básicamente a la cesta de la compra» y en particular a equipar a los más pequeños para el regreso a las aulas. Esto hace que «el textil y el calzado empiecen un poquito más tarde a arrancar, hacia la segunda quincena», lo que retrasa el cambio de campaña «y alarga un poco los días de rebajas».

En la misma línea se expresa el presidente de la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid y Provincia (Fecosva), Jesús Herreras, quien añade que otro factor que explica que se prolongue el periodo de descuentos «incluso hasta octubre» es que «suele hacer muy buen tiempo». De ahí que defina septiembre como «un mes de transición para el sector, sobre todo en textil, calzado y complementos, porque estás preparando la temporada». Un cambio de ciclo que los profesionales de las tiendas de proximidad esperan «con optimismo pero también con cierta cautela, debido a factores como la incertidumbre política y la situación económica, que podrían influir en el comportamiento de los consumidores», según han manifestado en la reciente encuesta realizada por la organización entre sus asociados.

Desde la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Valladolid (APEHVA) su gerente, María José de la Calle, constata que a raíz de la pandemia «la gente ya no ahorra para otras cosas sino que prefiere tener dinero para poder salir, pero aún así se limita un poco el gasto que hacen». Apunta, en este sentido, que son muchos los clientes que «tienen hipoteca, los intereses han subido mucho y eso se viene arrastrando. Si la cuota te ha subido ciento y pico o 200 euros al mes, aunque tengas muchas ganas de salir te tienes que ajustar con lo que te queda para el ocio que es de lo primero que te quitas». La consecuencia es que en los restaurantes «se va a otro tipo de menús, van a medias raciones», y en los bares «en vez de tomarte tres cañas te tomas una o en algunos casos dos», pero no más.

Esa restricción en el gasto en ocio y hostelería es algo que dejó patente el pasado julio la Agencia Tributaria en su análisis diario de las ventas de las grandes empresas y las pymes societarias, una ralentización confirmada por el monitor de coyuntura sobre consumo que publica mensualmente CaixaBank Research. De ahí que las celebraciones festivas sean un revulsivo condicionado a la meteorología, que lleva a los hosteleros a estar mirando al cielo «casi casi como los agricultores». Esa preocupación por el tiempo se extiende al conjunto de septiembre, porque «todavía hay mucha gente que tiene reticencia a entrar en los establecimientos y el hecho de que se hayan instalado las terrazas tal cual están, con el máximo confort, es porque forman parte y en un porcentaje importante del negocio. El hecho de que estén bien acondicionadas es fundamental para que vaya adelante», remacha María José de la Calle.

La otra cara de la moneda son aquellas áreas económicas que se ven menos afectadas por el final de las vacaciones estivales o a las que incluso les resulta beneficioso que terminen. Justo eso es lo que ocurre con los hoteles, que «recuperan su actividad normal en septiembre con la vuelta del cliente de empresa y los eventos», como indica la secretaria general de la Asociación de Hoteles de Valladolid, Raquel González Cano. De hecho, desde la agrupación se recordaba antes del pasado puente que la ciudad «no es un destino de verano. Si no tenemos eventos excepcionales en julio y agosto, son meses de ocupación muy baja», en contraste con lo que ocurre con las casas rurales.

Miguel Incera, el presidente de la Asociación de Agencias de Viaje de Valladolid, afirma por su parte que para su colectivo septiembre es un mes más de trabajo, porque lo habitual es que los desplazamientos estén reservados con antelación. De hecho, los profesionales del sector ya están volcados en la contratación de «media o larga distancia para otoño e incluso para los puentes de diciembre, sobre todo los vuelos con salida desde Villanubla», que este año tendrán como destino Laponia, los mercados navideños belgas y Estambul (Turquía). Aun así prefiere no hablar de un 'momento dulce' para el turismo: «Yo creo que lo que tenemos son muchas ganas de viajar después de un tiempo en el que no pudimos, y la diferencia de ahora con hace años es que ya no nos ceñimos a julio o agosto, sino que queremos viajar durante todo el año aunque sea a base de escapadas», dice. Y ello a pesar de que los precios «han aumentado más de un 30% en los dos últimos años», aunque «si se realiza la comparación con la referencia de abril de 2019, precovid, la subida es del 22,4%», matiza.