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Juan Manuel Valentín Tejero, a su salida de la cárcel en 2013. M. C.
La casera de Valentín Tejero desconocía su historial delictivo

La casera de Valentín Tejero desconocía su historial delictivo

Los policías intentaron detener al asesino de Olga Sangrador en su residencia de Madrid un día antes de ser localizado en Guipúzcoa

J. Sanz

Valladolid

Viernes, 17 de noviembre 2017, 13:39

«¿Juan Manuel?, aquí no vive ningún Juan Manuel», contestó la casera a los policías nacionales que se presentaron en su domicilio del barrio madrileño de Delicias para intentar detener a Juan Manuel Valentín Tejero un día antes de localizarle en Guipúzcoa.

La mujer que le había alquilado una habitación de su propio domicilio desde poco después su salida de la cárcel el 27 de noviembre de 2013, con la que mantenía una estrecha relación, ni siquiera conocía su identidad real después de casi cuatro años de convivencia. Pensaba que se llamaba Benito, que era asturiano, viudo y que había trabajado como profesor de lengua en centros escolares, conforme a la coartada con la que el asesino de Olga Sangrador se presentó ante ella y ante los miembros de un grupo cristiano con los que consiguió salir adelante durante su estancia en libertad en dicha ciudad.

Después, una vez detenido y recluido en la prisión de Soto del Real por supuestos abusos a una menor, les confesó tanto a ella como a los amigos de su círculo cristiano la verdad. Se llamaba Juan Manuel Valentín Tejero, es vallisoletano, quiosquero de profesión y abusó de seis niñas entre los años ochenta y noventa antes de acabar con la vida de Olga Sangrador, en 9 años, en 1992. Pero ni aún así contó toda la verdad, y eso que, al parecer, llegó a pedir «perdón» a sus conocidos madrileños por las edulcoradas mentiras con las que logró ganarse su confianza. Un perdón, cabe recordar, que nunca ofreció a los padres de la niña de Villalón de Campos. El caso es que el otra vez sospechoso de abusos a menores explicó que nada más saber que le buscaban los policías se había ido a entregar voluntariamente.

Fuentes policiales, sin embargo, explicaron ya después de su detención que esta se produjo el martes de la semana pasada –al día siguiente de ausentarse de su domicilio– en Guipúzcoa y que él mismo justificó su presencia allí debido a que «estaba buscando trabajo». Trabajo, en realidad, tenía ya en Madrid, como «chapuzas» a domicilio, y casa también. La propia jueza que le investigaba desde que recibiera la denuncia del abuelo de la víctima, con el que Valentín Tejero había pasado el día de Navidad de 2016, acordó encarcelarle después de que hiciera caso omiso a varias requisitorias previas para tomarle declaración por este hecho.

Visita a Soto del Real

El caso es que su casera y compañera de piso, puede que sentimental, según las fuentes consultadas, acudió ‘a posteriori’ de conocer la verdad sobre ‘Benito’ a visitarle a la cárcel para llevarle ropa y algunos objetos personales y mostró su intención de continuar haciéndolo, según explicaron fuentes del círculo cercano del violador. Ella misma, al parecer, informó directamente a los familiares de Juan Manuel Valentín Tejero de su última detención.

Tanto los agentes como la jueza que investigaron el supuesto caso de abusos sexuales que condujo al asesino de Olga Sangrador de vuelta a la cárcel, donde había pasado ya 21 años y cinco meses hasta su licenciamiento (legal) en 2013, intentaron indagar en su entorno cercano de los últimos cuatro años en busca de otras posibles víctimas. No las habría, en principio, y las personas que coincidieron con él desde su salida del presidio aseguran que siempre se mostró como «un hombre responsable, una persona normal, sin ofrecer indicios de su pasado más allá de ser siempre muy celoso de lo suyo y evitar salir en las fotografías».

Una pena menor

Así que la titular del Juzgado de Instrucción número 37 de Madrid, encargada de la investigación, ya que los hechos denunciados ocurrieron allí, acordó a principios de esta misma semana cerrar la instrucción por un único caso de posibles abusos a una menor, mantener en prisión sin fianza a Juan Manuel Valentín Tejero y dar paso a las acusaciones y a su defensa para que soliciten las pertinentes penas o la absolución. El delito al que se enfrenta en esta ocasión el violador, dado que los supuestos abusos, al parecer, se limitaron a tocamientos, conlleva penas menores de uno a tres años de prisión. En esta ocasión, si es que se demuestra la autoría del eterno sospechoso y es condenado, tendría que cumplir una pena íntegra.

Un aperitivo en comparación con los 63 años, nueve meses y un día que sumó en los noventa por seis agresiones sexuales y un asesinato.

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