Los operarios del servicio de recogida de basuras de Valladolid han incorporado hace aproximadamente dos meses un complemento más a su atuendo de trabajo. A su vestimenta habitual, un pantalón largo y un polo de manga corta que combinan el verde y el amarillo fosforescentes, de alta visibilidad, se ha sumado un casco de ciclista que combina el blanco y el verde.
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Un elemento que desde este verano es obligatorio en el servicio, aunque solo para los peones de los camiones de carga trasera, es decir, aquellos que van sujetos en la parte de atrás del vehículo y que se bajan en cada parada para aproximar el contenedor y facilitar su vaciado. «Diariamente salen unos veinte. No son muchos, ya que cada vez tenemos menos camiones de carga trasera, que son los que llevan detrás a los peones, y el resto son de carga lateral», explica el concejal de Salud Pública y Seguridad Ciudadana, Alberto Palomino.
Todo, con el objetivo de minimizar riesgos en caso de caída. Mejor prevenir que curar, opina el edil. No porque en la capital vallisoletana se haya producido algún accidente de estas características. No. Si no en un intento de anticiparse a los acontecimientos. «Aquí por suerte no ha habido nada; lo hacemos por el bien de todos y esperemos que todo el mundo esté contento», añade el responsable del área.
Fue él mismo quien tomó conciencia sobre la importancia de que los trabajadores llevaran un casco a raíz de leer una noticia sobre una caída en Madrid. El empleado en cuestión se había dado un golpe «importante» en la cabeza. Le «llamó la atención» y barajó la posibilidad de que eso mismo pudiera ocurrir en una ciudad como Valladolid.
Entonces, cuenta, comenzó a interesarse «en el asunto» y preguntó por ello al área de prevención de Riesgos Laborales. «Ya lo tenían en recomendaciones desde hacía tiempo, pero no se aplicaba», anticipa el concejal, al tiempo que añade que «lo hablamos con los sindicatos y con prevención y lo hemos establecido como obligatorio».
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Puestas todas las partes de acuerdo, el Ayuntamiento empezó a valorar las diferentes opciones, hasta dar con el que más se ajustaba a las necesidades. En total, el área de Salud Pública y Seguridad Ciudadana ha adquirido 115 cascos, por un valor aproximado de 3.200 euros. «Son cascos de tipo ciclista, ya que es el único sector que mueve cascos que sean cómodos; además, había que elegir el adecuado para que cumpliera con la normativa», sentencia Palomino.
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