Una cascada forestal para el parque de las Contiendas de Valladolid

Con una caída de casi 70 metros y medio escondida en una masa arbórea, aparecería casi como por arte de magia. De forma natural, sin degradar el paisaje y con un impacto «mínimo», según los propios promotores de la iniciativa, se elevaría la cascada del parque forestal del Cerro de las Contiendas en Valladolid.

El proyecto contempla un nuevo espacio natural dentro de un área verde de la ciudad que ha multiplicado el número de visitas debido a la pandemia del coronavirus. «Sería un aliciente más, y estoy convencido de que se convertiría en uno de los lugares más fotografiados», explica Julio González, inspirador de una idea que ya tiene sobre la mesa el Ayuntamiento.

«Una zona de agua es lo que le falta al parque, y puede ser muy positivo», afirma la concejal de Medio Ambiente, María Sánchez, quien valora que pueda desarrollarse para 2022, al estar ya aprobados los Presupuestos para este año.

Con un plan que no altere el ecosistema, y con la creación de un estanque en la zona más baja –en paralelo al recinto de la ciudad de la raqueta– y justo por debajo de la plaza de las cometas –en la parte más alta–, se confeccionaría un bucle de agua, que a través de una bomba elevaría el líquido.

Al contrario que otros proyectos de urbanismo sostenible con el agua como dinamizador, en Oriente o Asia, en este caso el borrador del plan no plantea la tala de ningún árbol y la intervención «puede ajustarse, aunque parece que habría que meter excavadoras», indica la edil de Medio Ambiente.

El estudio que ya ha permitido contactar con promotores de otras cascadas en parques urbanos, como las confeccionadas en Valdebebas, en Madrid, «sería realizable», y «dotaría de un espacio atractivo que se contemplaría desde la ladera del barrio de Parquesol o desde el Centro Cultural Miguel Delibes», afirma Julio González.

La cascada para la que incluso se valora el nombre de Miguel Delibes –como aparece en algunos de los documentos del proyecto– también incluiría fauna, con patos en el estanque y permitiría que otros animales del parque tuviesen un lugar en el que beber.

«No serían las cataratas del Niágara, pero sería un nuevo aliciente para la ciudad», concluyen los promotores.

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