«De mi casa no me sacan mientras me funcione la cabeza»

Mercedes se jubiló a los 61 años tras una vida profesional en el sector editorial. Su padre llegó a ser un buen tipógrafo en El Norte de Castilla. Se reconoce una mujer que siempre reclamó su independencia en un tiempo en que lo habitual era aceptar la tutela de un marido.

La independencia económica y su espíritu aventurero le permitieron una vida «viajera por muchos lugares de este mundo» El trabajo en una editorial la convirtió también en una lectora habitual que no perdona dos de sus rutinas diarias: «empezar a leer El Norte de Castilla de atrás adelante y hacer los pasatiempos».

La segunda de cuatro hermanos, su casa se fue vaciando con la muerte de su padre, su madre y, por último, su hermana, que la dejó sola hace una década.

Al contrario que otras personas solas, a ella el tiempo no se le hace eterno. «Me gusta oír la radio, veo algún concurso en la tele... Hay quien me dice ¿por qué no vas a dar una vuelta al hogar del jubilado?... Nunca me ha hecho falta», se contesta a sí misma.

Los veranos los pasa en su casa de Torrevieja (Alicante). Y tampoco teme a las nuevas tecnologías. «Ya tengo algún grupito de guasap y nos deseamos las buenas noches a diario». No quiere ni oír hablar de dejar algún día su casa, un primero sin ascensor. «No me saca nadie mientras a mi me funciona la cabeza». Y su prodigiosa memoria sobre el Valladolid del último medio siglo así lo demuestran.