Paulino Pérez con el carro de reparto y una de las tarjetas de despedida que ha escrito. R. Gómez

El cartero que emociona a los vecinos con su última carta

Paulino Pérez se jubila, tras 40 años en Correos, depositando una tarjeta de despedida en cada uno de los buzones de 82 portales de la zona de Puente Colgante

Sofía Fernández

Jueves, 31 de diciembre 2020, 07:06

Hace unos días Paulino Pérez hizo de nuevo lo que lleva haciendo más de cuarenta años. Echó una carta en el buzón, pero esta vez la misiva era especial y única. Repitió ese gesto casi doscientas veces a lo largo de los 82 portales ... que recorre a diario desde hace más de 26 años. En esta ocasión él era el remitente y cientos de vecinos de su distrito, los destinatarios. Paulino recalca que los conoce a todos. Ha visto crecer a los chavales, ha conocido a gente que ya no está, ha sido testigo de cómo ha cambiado la vida del vecindario, la forma de relacionarse de la gente y el cambio de modelo de reparto de Correos, pero ayer fue su último día de ajetreados paseos por sus bloques.

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Paulino se jubila dedicando a sus vecinos unas palabras de ánimo y también de despedida. «Tenía muy claro que no me iba a ir sin decirles nada, y sí, las redes sociales están muy bien, pero un envío como este cala mucho más». Vaya si lo hizo. Los vecinos de la zona de Puente Colgante se han emocionado al leer las líneas que les ha dedicado su cartero de toda la vida.

De color amarillo, con la simbología bien cuidada, con ayuda de Photoshop y una clásica letra cursiva las postales rezan 'El cartero les desea Feliz Navidad y Año Nuevo'. En el reverso figura el texto que ha escrito este profesional de la mensajería, que se retira «contento y tranquilo» por la satisfacción de haber logrado lo que lleva haciendo desde pequeño, crear vínculo con los vecinos a los que reparte paquetes y cartas a diario.

«Quiero aprovechar esta felicitación para anunciarles que al final de este horrible año me jubilo. El día 30 de diciembre será mi último día al servicio de ustedes. Además, quiero agradecerles las muestras de cariño, gratitud y simpatía que he recibido a lo largo de estos años, me han servido para sentir una gran satisfacción al realizar mi trabajo. Espero haberles correspondido. Muchas gracias. Feliz Navidad y hasta siempre. El cartero, Paulino». Al abrir su buzón, María del Carmen Alonso, vecina de la calle Italia encontró la nota que le emocionó como les sucedió a los cerca de doscientos vecinos que recibieron la misiva hace varios días. «Es un hombre tan afectuoso, trabajador y bueno… Siempre con una sonrisa, con buen humor, no tuvo un día malo en los años que trabajó aquí. Le hemos cogido tal cariño que hablo en nombre de todos los vecinos para agradecerle todo lo que ha hecho estos años por nosotros», explica María del Carmen, que agradeció el gesto a Paulino con un par de botellas de vino. «Se le saltaban las lágrimas, es que han sido muchos años de trabajo impecable».

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Twitter sirvió en esta ocasión como patio de vecinos de muchos usuarios que agradecieron este noble gesto. «Una de las felicitaciones de Navidad que más ha emocionado a mi familia este año, no ha llegado con un décimo de lotería ni es un villancico reenviado por whatsapp. Se trata de una tarjeta que nos ha dejado en el buzón el cartero de mi barrio, Paulino», publicaba una internauta. «Amar el trabajo que uno hace: precioso detalle», añadían. «Qué bonita historia» o «qué bonito gesto», junto a decenas de 'me gusta' y retuits se pueden ver por las redes sociales.

El cartero Paulino jamás olvidará cómo ha sido su despedida, tanto la que le hicieron con cariño sus compañeros de la oficina de Correos situada en la Calle Ultramar, como la forma en la que ha tenido que decir adiós. Jamás lo hubiera imaginado, pues se lleva un sabor agridulce de distancia social y sonrisas ocultas tras las mascarillas. Ayer colgó por fin su uniforme y aparcó su carrito amarillo tras casi cuatro décadas de servicio.

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Diez kilómetros de entregas

Hijo y sobrino de carteros, lleva en la sangre esta profesión. Comenzó con nueve años ayudando a su padre y a su tío a repartir por el pueblo de Simancas, donde vivió su infancia y juventud. Con su hoja de ruta, sus cartas y paquetes organizados. Paulino comenzó ayer su último día de reparto y empezó, como hace siempre, por el número 41 del Paseo Zorrilla. Por delante más de diez kilómetros de entregas, cerca de setenta paquetes y decenas de cartas. «Las cosas han cambiado mucho, con las redes sociales, el correo electrónico, las facturas electrónicas… Ahora llevamos más paquetería que correo ordinario. Antes se llevaba hasta el periódico, incluso el B.O.E., que llegaba a juzgado, Renfe o Guardia Civil…Imagínate».

Con el corazón dividido entre su etapa como cartero de Simancas y los años que lleva en su zona, Paulino dice adiós a una larga y feliz trayectoria que le ha sido correspondida por los destinatarios más importantes en su vida, los vecinos su distrito.

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