Cáritas abrirá este mes en Labradores su primera tienda de ropa de segunda mano

En España ya hay 110 tiendas abiertas y otras 10 en proceso de apertura. Todas funcionan con éxito gracias a la solidaridad de la sociedad. Cuando los contenedores, todos ellos rojos, están llenos de ropa, los empleados de Arco Iris Prolava se encargan de recogerla y trasladarla hasta la nave situada en el polígono industrial de Santovenia de Pisuerga. Allí se empaqueta en grandes sacas, se compacta para aprovechar el espacio y se traslada a la planta integral de tratamiento en Barcelona, donde clasifican las prendas y traen de vuelta aquellas que están en muy buen estado. Ya en la tienda, las prendas son clasificadas de nuevo, se les fija un precio en función de su categoría y gama, son higienizadas y puestas a la venta. Esta nueva tienda tendrá expuestas unas 2.000 prendas, el 70% de ellas de mujer, el 15% de hombre y el 15% infantil, la misma proporción de las prendas que se donan. El resto de residuo textil es reciclado en la planta de Barcelona y con ello se obtienen fibras sintéticas, revestimientos para vehículos o es enviado a países en desarrollo.

Desde la instalación, el 10 de diciembre, de los 35 contenedores en Valladolid, Moda Re- ha recogido ya 19 toneladas de ropa. «La gente se está volcando con la iniciativa», explica agradecida Cristina Martín. Ella es la gerente de Arco Iris Prolava. «Tenemos contenedores en la capital, en Laguna de Duero, Arroyo de la Encomienda, Cigales y La Pedraja de Portillo. Principalmente están colocados junto a las parroquias. El volumen de recogida nos ha desbordado y, en cuando podamos, instalaremos otros 15 contenedores más. Estamos encantados con la colaboración de la gente. Es necesario que la ropa, calzado y complementos se depositen siempre en bolsa cerrada, para asegurarnos de que lleguen en las mejores condiciones. De esta manera, los pares de zapatos permanecerán juntos y la ropa no se manchará. A veces la gente, con muy buena intención, deposita juguetes, pañales y otros enseres. Para nosotros eso es un problema, porque tenemos que separarlo de la ropa y nos ocupa mucho espacio», explica Martín.

Moda Re- en Valladolid ya ha creado varios puestos de trabajo. «Ahora mismo tenemos dos trabajadores y antes de final de mes tenemos que contratar a otras tres personas para la tienda. Todos los trabajadores son de inserción. Aprenderán unos hábitos que les servirán para más adelante acceder al mercado laboral ordinario. Si la gente dona grandes cantidades, podremos aumentar la plantilla y la flota de vehículos y tal vez, abrir otra tienda y generar más trabajo. El objetivo es crecer todo lo que la población nos permita», subraya Cristina.

Este proyecto de economía circular recibe el apoyo de grandes firmas textiles, como Inditex, Mango, Decathlon o El Corte Inglés, que ceden prendas con pequeñas taras o de temporadas pasadas y que también preparan el tejido para su reciclaje en nuevas prendas o en rellenos cuando las donaciones ciudadanas no se encuentran en condiciones. «Moda Re- trata de acabar con el clásico ropero de Cáritas. Hasta ahora, la gente entregaba la ropa en las parroquias, muchas veces en instalaciones poco apropiadas para ello. Todos los días se recibían cientos de kilos de ropa, un volumen muy difícil de gestionar. En nuestra tienda se venderá ropa estupenda, a buen precio y para todo el que quiera y también servirá para que aquellos que no puedan pagarlo, vayan con un bono social que le facilitará un agente de Cáritas y se le atenderá igual que a cualquier cliente. Se podrá probar la ropa y elegir en función de su gusto y su estilo y sin tener que pagar. Aquellos que quieran contribuir con este proyecto, tan solo tendrán que echar toda su ropa al contenedor. La buena y la mala. La buena la reutilizaremos y la mala la reciclaremos», explica Cristina, que tiene una larga experiencia en acciones de voluntariado.

También se fomenta el consumo responsable de ropa y calzado, priorizando la sensibilización en escuelas, institutos y universidades, donde alumnos comparten los diferentes impactos que el excesivo consumo de 'fast fashion' tiene en el medio ambiente y se aportan, al mismo tiempo, ideas de consumo sostenible. «No queremos que la ropa acabe en los vertederos, sino que se recicle. La cooperativa está trabajando para abrir clientes a gran escala a nivel de todo el mundo. Hay empresas que nos piden algodón blanco y desde nuestras plantas de procesado lo producimos con la ropa donada para las fábricas de rehilado. Así reducimos la contaminación», prosigue Martín.