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El calor da una tregua en esta última mañana de julio. Las terrazas están a un par de grados de empezar el trasiego, pero sin alcanzar las cotas del pasado año. «Está tranquilo el verano», resume Sebi Carbajo mientras sirve una caña en su establecimiento, ... El Majao de Sebi, en plena Plaza Mayor. No hay, dice, bullicio a la vista. Ni colas, ni reservas imposibles. Porque nueve meses de obras, casi diez, son demasiados para los negocios hosteleros y comerciales del entorno del epicentro de la ciudad. Se antojaban largos los casi seis previstos y «matadores» los tres más de retrasos. «Nadie se hace una idea de lo que es esto, caes en picado y te estropea un negocio», dice contundente Álvaro Alonso, gerente del Voraz, el establecimiento que el pasado 5 de julio tomó el relevo de La Cantina, que cerró tras seis meses de vallas, cortes, ruido y polvo. «Cayó la clientela y ahora pasará tiempo hasta que se recupere», lamenta Álvaro Alonso, que ha mantenido el mismo cargo con los dos negocios. Y añade: «Hasta que el aparcamiento no abra no se recuperará la actividad. Si ahí caben cuatrocientos vehículos son ochocientas personas circulando por la plaza».
En los nueve meses que duran las obras de los accesos al aparcamiento de la Plaza Mayor tres negocios del entorno han cambiado de propietario (dos bares y un comercio) y otros seis suman facturas y cuantifican pérdidas de cara a una posible reclamación. Especialmente los de la calle Jesús, que estuvo cerrada completamente al tránsito entre octubre y Semana Santa. «Estamos preparando facturas porque nos tienen que indemnizar. Esperamos que el Ayuntamiento nos llame en breve y podamos ver cuáles han sido las pérdidas», resume Servando Martínez, uno de los propietarios del Bar La Sepia, situado en la calle por la que anteriormente salían los vehículos del aparcamiento. Unos metros más allá, Raúl Domínguez, empleado de Calzados Azar, quita los rótulos del establecimiento y los sustituye por D'ran, el nombre del nuevo comercio que él regentará. La zapatería, tras nueve meses cerrada, cambia de dueño.
Una situación similar viven los establecimientos de la calle Manzana, donde está situado el acceso al 'parking'. Hace mes y medio que Rubén y Sonsoles regentan El Portalón, que cambió de nombre y propietario durante las obras. La pareja se trasladó a esta céntrica zona desde La Victoria con el ánimo de prosperar en el negocio y hasta ahora, dicen, el resultado está siendo «flojo». En parte, además, por el andamiaje del edificio anexo, que tapa la visibilidad del establecimiento. «Confiamos en que con la apertura del aparcamiento haya más tránsito porque ahora hay poco movimiento», lamentan.
Tan poco tránsito registra la calle Manzana desde las obras de los accesos que el negocio de venta de sushi, uno de los pioneros en la ciudad, se ha mantenido gracias a los pedidos a domicilio. «Gente de paso, cero», resume Ricardo Mínguez. En ocho años y medio que lleva al frente del negocio nunca había tenido meses tan flojos. «¿Pérdidas? Pues en torno al 30%, porque el único paso que dejaron fue un pequeño callejón que muchas veces tapaba la Policía para que no accediera la gente a las obras».
El Ayuntamiento prevé que el aparcamiento subterráneo pueda abrir el próximo lunes, de tal forma que la junta de Gobierno acordó ayer levantar la suspensión parcial de la concesión administrativa a Aparcamientos Españoles S. A. y autorizó su reapertura antes del 19 de agosto. Lo hará así con cuatro meses de retraso con respecto a la fecha inicial prevista (finales de marzo), por lo que el Ayuntamiento estudiará ahora si está o no justificada la demora. «Hasta el 31 de mayo hubo una prórroga que estaba justificada por problemas técnicos, pero desde entonces hay que estudiar el por qué del nuevo retraso por si fuera preciso interponer algún tipo de sanción», señaló el concejal de Urbanismo, Manuel Saravia.
Una vez que las obras hayan finalizado, se estudiarán los costes que presenten los establecimientos afectados para determinar si se indemniza o no y en qué cantidades. Lo mismo ocurrirá con la concesionaria de la gestión del aparcamiento, con la que el Ayuntamiento estudiará los perjuicios y beneficios de las obras, pues desde ahora no será necesario cerrar el aparcamiento al público cuando haya acontecimientos en la Plaza Mayor. A ellos, además, se suma la cofradía del Nazareno, que también exigió una indemnización. «Desde el lunes se abrirán las reclamaciones». Esa es, parece, la fecha definitiva para la reapertura.
■ Eusebio Carbajo Restaurante. El Majao de Sebi
«En primavera hubo días de no poder montar la terraza por zanjas, ruido y polvo»
Hasta el 40% menos de facturación ha contabilizado este restaurante de la Plaza Mayor como consecuencia de las obras. Hubo días en primavera que no pudieron montar la terraza por ruido y polvo. «Y familias que han dejado de venir porque no pueden aparcar», dice Sebi Carbajo, el dueño.
■ Servando Martínez. Bar La Sepia
«Nos tienen que indemnizar; hemos cerrado seis meses y llevamos tres más aún con obras»
El Bar La Sepia, en la calle Jesús, es uno de los que espera tener una reunión con el Ayuntamiento para negociar una indemnización. El establecimiento cerró seis meses y, aunque reabrió en abril, convive aún con las obras: «El perjuicio ha sido importante», dice Servando Martínez.
■ Julio Manuel Díez. Administración de Loterías El Gato Negro
«Las vallas que colocaron nos arrinconaron y eso se notó en las ventas de Navidad»
En torno a un tercio menos de ventas calcula Julio Manuel Díez que tuvo la Administración de Loterías que regenta, la número 18, en la campaña de Navidad como consecuencia de los acceso al aparcamiento. «Mucha gente no nos encontraba, nos arrinconaron y era difícil vernos».
■ Ricardo Mínguez. Sushitería
«Con las obras no ha habido gente de paso. Nos han salvado los pedidos a domicilio»
En la calle Manzana, punto de acceso al aparcamiento, el paso de transeúntes desde el inicio de las obras «fue casi nulo». Así que Ricardo Mínguez, de la Sushitería, reforzó cursos y reparto a domicilio para paliar pérdidas «de en torno al 30%». «Es lo que nos ha salvado», dice.
■ José Carlos García. Café Continental
«Confiamos en que sea para bien porque antes la salida estaba junto a la terraza»
Entre un 40 y un 50% menos de clientela han tenido en el Café Continental desde octubre, en la esquina de la calle Jesús (cerrada) y la Plaza Mayor. Sus responsables confían en que ahora mejore la situación con la reapertura pues «al menos los coches ya no pasarán junto a la terraza».
■ Álvaro Alonso. Bar Voraz (antigua Cantina)
«El bar cambió de propietario. Esto estropea un negocio, nadie sabe cuánto afecta»
No hace ni un mes que el Voraz abrió sus puertas, con nuevo nombre y propietario tras el cierre de La Cantina, que se vio afectado por las obras de los accesos al aparcamiento. Su gerente confía en la pronta reapertura del 'parking' para aumentar clientela. «Se nota que hay menos gente».
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