La otra cara de la marihuana gana espacio en Valladolid
El consumo de cannabis pierde estigmas en su vertiente recreativa y terapéutica y amplía su público en la ciudad
Olvídese del perfil del 'fumeta' con rastas y sonrisa de despistada felicidad. Ya no es el mayoritario. Destierre por un momento espectaculares operaciones de incautación o aparatosas detenciones. En Valladolid hay una marihuana que gana espacio. Aquí se fuman porros. Sí. De la misma forma que otros se beben unos cubatas, aunque en el primer caso haya que hacerlo con mucho más tiento. Y también se aplican cremas o se consumen aceites naturales que, se asegura, palían el dolor, rebajan la ansiedad o contrarrestan los dañinos efectos de la quimioterapia. Lejos de la imagen marginal que todavía acompaña al consumo del cannabis, sus propiedades suman seguidores en dos vertientes: la recreativa y la terapéutica. Lo hace en un cambio de tendencia que, poco a poco, está contribuyendo a liberarlo de estigmas. Lo confirma Javier Galiano, propietario de Tijuana Grow Shop, un comercio especializado que está siendo testigo de este viraje, respaldado ahora por la ONU. El pasado mes de diciembre, el organismo internacional avalaba sus efectos medicinales. El cannabis salía de la lista IV de la Convención de Estupefacientes de esta institución, reservada a sustancias «muy peligrosas y sin valor médico alguno o muy limitado». Llevaba considerado así desde 1961. Ahí entra el CBD, uno de los componentes de esta planta, con menos del 0,2% de THC, el alcaloide psicoactivo, el que coloca. Su uso se extiende respaldado por los beneficios que afirman lograr sus usuarios.
«Tenemos clientes que vienen en coches impresionantes, vestidos con traje y corbata, como si salieran de un organismo oficial, gente de todas las clases sociales y profesiones. Unos se ponen sus plantas autoflorecientes y así no tienen que recurrir al mercado negro y otros vienen a comprar productos para mejorar su calidad de vida o la de sus familiares enfermos», explica este experto que no fuma 'maría' desde hace muchos años. Son personas que madrugan para trabajar, atienden a sus hijos y hacen vida normal. El patrón del 'colgado' se difumina, aunque haberlos haylos, al igual que otros abusan del alcohol.
Derivados de la planta
Un dato: el número de plantas incautadas en Castilla y León por las Fuerzas de Seguridad se multiplicó por cuatro entre 2014 y 2019, al pasar de las 3.564 a las 13.465, según los datos recogidos por Ical del Ministerio del Interior. Hay mucha demanda y en pandemia se ha disparado, aunque la cifra esté referida al mercado ilegal, donde, en parte de esas plantaciones, se mueven las mafias del narcotráfico.
El último informe del CIS (abril de 2021) revela que el 49,7% de los españoles se muestra a favor de la legalización del cannabis, mientras que el 40,9% está en contra. En el caso de su uso medicinal, nueve de cada diez encuestados respaldan su autorización. Ciudadanos, Podemos o el PNV ya han expresado la necesidad de dar pasos para su normalización, una iniciativa que tiene detractores al considerar que no es una droga tan inocua y puede producir efectos como los que dice corregir.
Pero el cannabis genera negocio y se asienta. Jesús Collado, el vallisoletano que se proclamó Mister España en 2018 y que gestiona negocios hosteleros en Valladolid, está convencido que irá a más. Junto con el químico Raúl Herrero, su amigo de la infancia, acaban de lanzar Cannalion, una marca para comercializar productos derivados de la planta. Le ven un futuro prometedor. CBD en diferentes formatos. Barras labiales, dermoestética, productos cosméticos, aceites en diferentes concentraciones... Todo ecológico y con certificaciones de producción de alta rango. «Sus beneficios están demostrados científicamente, calma los dolores, elimina el estrés, ayuda a mejorar la recuperación a los deportistas y también el estado de los perros para los que se ofrecen preparados específicos», enumera Herrero. La marihuana ha estado presente en la vida de ambos. Y Collado continúa con ella, aunque ahora haya optado por su versión 'light'. Asegura este conocido joven que su familia ha sido «abierta de mente» con este asunto. «Me saqué mi carrera, mi oposición, nunca he faltado a mi trabajo, hago deporte..., no me ha impedido hacer una vida completamente normal, nada que ver con esa imagen del porreta tirado en el sofá», aclara este fan del cáñamo, al que recurre también en su versión entera, con THC. No es fácil que alguien lo admita abiertamente.
Dos ejemplos
Recupera Galiano el caso del diputado del PP por Cantabria Eduardo Van den Eynde, fallecido el pasado mes de septiembre tras una larga lucha contra el cáncer. «Expuso públicamente que la utilizaba para paliar los efectos de la quimioterapia. A partir de ahí, se abrieron un montón de clubes de consumidores en aquella comunidad. Que un político, encima del PP, dijera que a él le había venido bien provocó la curiosidad por conocer más;Castilla es más cerrada, pero llegará», augura el dueño de Tijuana, quien también despacha estos productos para tratar el síndrome de abstinencia de las benzodiacepinas, pastillas que se recetan, a veces con ligereza, en la atención primaria para sacar al paciente de su bajón vital. Y suma el caso del tetrapléjico gallego Juan Manuel Rodríguez Gantes, quien en abril ha tramitado con el Ministerio de Sanidad la primera solicitud pública de autocultivo medicinal de cannabis. La realidad empuja con una droga que muchos consideran con menos impacto para la salud que alcohol.
El cultivo de plantas psicotrópicas visibles desde el exterior está prohibido en España y su consumo está permitido en privado, según explica Javier. En Tijuana Grow se vende todo lo necesario para autoabastecerse. Armarios de interior, fertilizantes, ventiladores, semillas... Un comercio completamente legal que se topa, puertas afuera, con una regulación muy contradictoria y farragosa en la que prima lo punible.
Jesús Collado, Raúl Herrero y Javier están convencidos de que el escenario cambiará. «Cada vez más países están apostando por su legalización, es imparable», dice el primero. «Esto se trata de libertad personal; si no quieres dárselo a su padre, vale, pero si tu vecino lo quiere hacer porque su familiar es crónico o terminal y le va bien, déjale», subraya Galiano, quien da por hecho que «más pronto que tarde» España, «con un gran potencial para el cultivo», se sumará a esta tendencia mundial que está sacando al cannabis del lado oscuro.
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