Julio del Olmo muestra los restos a Mariano, sobrino de las modistas, y Andrea, nieta de Francisco, en el memorial de El Carmen. José Carlos Castillo
Valladolid

Cara a cara con el horror de la Guerra Civil en el cementerio de El Carmen

Familiares de cuatro fusilados en 1936 en Pozal de Gallinas acuden al memorial de Valladolid para rendir homenaje a las víctimas

J. Sanz

Valladolid

Jueves, 7 de julio 2022

Mi padre nunca supo lo que les había pasado a sus hermanas, mis tías, dos mujeres inocentes cuyo único delito fue bordar una bandera (tricolor) –la oficial de la época–», lamenta Mariano García, el sobrino de las modistas María Cruz y Victoria García, de 29 ... y 22 años, de las que solo se conserva un metro de costura, mientras observa sin poder contener la emoción sus restos numerados en dos cajas que descansan en el memorial de las víctimas de la represión franquista del cementerio de El Carmen.

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Él y otros familiares, llegados desde distintos puntos del país, se enfrentaron en la mañana del jueves cara a cara con el horror de los albores de la Guerra Civil, cuando las dos hermanas, junto a Francisco, un agricultor de 50 años, y su hijo Feliciano, de 18, todos ellos vecinos de Pozal de Gallinas, fueron ejecutados y arrojados al fondo del pozo de los horrores de la finca de los Alfredos de Medina del Campo, del que fueron rescatados, y sus restos identificados, el pasado otoño. «Es duro estar aquí y verlo delante», confesaron los presentes mientras el arqueólogo Julio del Olmo, responsable de las exhumaciones y presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), les mostraba los restos de sus familiares, numerados y conservados en cajas que reposan en el memorial.

«Mi abuelo solo quiso defender a su hijo y le acribillaron a balazos con un ensañamiento brutal», lamenta su nieta

«Todas las guerras con iguales, se llaman como se llaman, y aquí hemos tenido que esperar 86 años para descubrir a nuestros seres queridos y conocer por fin el horror que sufrieron», añadía Andrea, nieta de Francisco, un agricultor cuyo único delito fue intentar defender a su hijo, al que detuvieron por «cantar canciones republicanas y celebrar la victoria del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936». Su padre no quiso cruzarse de brazos y, según algunos testimonios de la época, llegó a enfrentarse y herir a los captores de su vástago. Eso hizo que sus ejecutores se ensañaran de una forma que superó con creces la crueldad propia de aquellos momentos.

Las fosas, protegidas. José Carlos Castillo

A la espera de la exhumación de las fosas del memorial de UGT

La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) confía en poder comenzar los trabajos de exhumación de los cuerpos de las tres fosas comunes localizadas entre mayo y junio bajo el memorial de UGT y el PSOE del cementerio de El Carmen. «El permiso ya lo tenemos y ahora solo estamos esperando que se resuelvan las ayudas de este año por parte de la Junta con la idea de comenzar cuanto antes los trabajos», apunta el presidente de la ARMH, Julio del Olmo, quien recuerda que las excavaciones permitieron situar y casi perimetrar tres enterramientos masivos en los que la documentación apunta a que podrían encontrarse los restos de hasta 163 personas. Las nuevas fosas se encuentra a apenas unos metros del emplazamiento del memorial en el que reposan los restos de 247 represaliados que fueron rescatados allí del olvido entre 2016 y 2017.

«Mi abuelo solo quiso defender a su hijo y le acribillaron a balazos con un ensañamiento brutal», lamenta ahora su nieta. Tanto es así que, según relató Julio del Olmo, a preguntas de sus familiares, el caso de Francisco es «uno de los más brutales en cuanto a su ejecución que tenemos documentado en Valladolid». El agricultor recibió seis disparos a bocajarro de pistolas y rifles en la cara y decenas más por todo el cuerpo, hasta el punto de que le fracturaron las dos piernas.

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El abrazo anónimo

El caso de las hermanas, ejecutadas del más 'humanitario' tiro en la cabeza, no es menos cruento si se tiene en cuenta que un hermano sindicalista fue molido a palos antes de que los ejecutores obligaran a un cazador a rematarle de un disparo. Su cuerpo no ha podido ser localizado.

Detalle del metro conservado de una de las modistas de Pozal de Gallinas. José Carlos Castillo

Los familiares de las cuatro víctimas, las únicas identificadas hasta la fecha del pozo de los horrores, del que se rescataron 37 cuerpos de represaliados, revivieron aquellos momentos del inicio de la guerra, a mediados del mes de agosto, ante las cuatro cajas que contienen los restos de sus abuelos o tíos. Y había una quinta, que se corresponde a un joven «aún sin identificar», cuyo cuerpo encontraron abrazado al del hijo de Francisco. Una víctima anónima más de una represión sistemática, que sucedió al fracaso inicial del golpe de estado y que llevó a la detención y ejecución de cerca de un centenar de personas –alcaldes, concejales, sindicalistas y personas que defendían la República– solo en el entorno de Medina del Campo.

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El cara a cara de los familiares con los horrores de la Guerra Civil fue duro y emotivo a partes iguales. «Les hemos encontrado, Mariano, y ahora podemos cerrar por fin esta herida que se abrió hace 86 años», animaba Andrea.

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