Ivana, en la academia de 'pole dance' que tiene en Valladolid. josé c. castillo

Esta es la cantera vallisoletana del 'pole dance', el deporte centenario que hicieron famoso los clubes de Las Vegas

Ivana es la responsable de un centro que enseña a practicar una disciplina de acrobacias aéreas en las que se aprovecha el propio peso del cuerpo

Víctor Vela

Valladolid

Sábado, 1 de mayo 2021, 08:07

Hay cuerpos que se estiran, se retuercen, trepan y se agarran con fuerza y con destreza a esta barra de metal. Hay cuerpos que penden de una mano, se despliegan cual bandera, que se extienden en el aire –a dos metros desde el suelo– y ... alargan luego la pierna hasta el máximo y más allá. Hay cuerpos que casi bailan en el aire, con sus rutinas y figuras, sus coreografías y sus 'tricks', tan flexibles que lo suyo suena a imposible al mirar desde el parqué. «Y en realidad, cualquiera puede hacerlo», dicen. «Importa más la técnica que la fuerza», aseguran. «Los avances sorprenden en un muy poco tiempo», certifican.

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«¿Yo? Pero, ¿cómo voy a hacer yo alguna acrobacia así?», se preguntaba hace siete años Ivana La Piana (Palermo, 1981). «Si no hago deporte, si me cansa el gimnasio». Hoy, Ivana es la responsable de Pole dance Valladolid, un centro que enseña estos ejercicios colgantes, estas coreografías aéreas que se practican en torno a una barra de metal, vertical, que se alza desde el suelo unos metros hacia arriba.

«Todavía tenemos que luchar contra un estigma, y es que se asocia el 'pole dance' con el 'striptease', pero este es un deporte, una forma de cuidar el cuerpo que tiene más de quinientos años de antigüedad», asegura Ivana.

Los orígenes habría que buscarlos en la India. Mallakhamb, se llama. Un deporte en el que un hombre –con unos pantalones cortos, calzoncillos casi, de color naranja– realiza toda suerte de acrobacias gimnásticas en torno a un palo de madera. De ahí se extendió a Oriente (el palo chino) y sí, luego, en épocas recientes, saltó a Las Vegas.

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«Allí, si las chicas de 'striptease' bailan, los clientes pagan más. Y cuanto más espectacular es el baile, más pagan. Por eso comenzaron a hacer acrobacias. Parece que el 'pole dance' nació en los clubes de 'striptease' y no. Allí se aprovecharon de un deporte centenario». De una forma de practicar ejercicio con el propio cuerpo que cada vez tiene más adeptos en Valladolid.

Varias alumnas, en las clases de 'pole dance' en Valladolid. JOSÉ C. CASTILLO

«Todos los deportes en los que trabajas con el peso de tu cuerpo tienen enormes beneficios. Trabajas la fuerza, el equilibrio, la flexibilidad, el músculo está más compacto y tonificado. Y se fortalece la zona del core, muy importante, porque es la da estabilidad», indica Ivana, responsable de un centro, en la calle Democracia, en el que es habitual ver cuerpos que se cuelgan, se estiran y crean figuras en siete barras de metal.

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Esa en la que estás paralela al suelo, enganchada con los abductores, se llama el Supermán. Esa boca abajo, con las piernas fuertes en la barra y los brazos hacia atrás es el Cristo invertido. Esa otra, con las piernas en uve y paralelas al suelo es el 'shoulder mount'. Y aquel 'spagat' paralelo al suelo es el 'jade'.

Parece imposible. «Eso pensaba yo hace tres años, cuando empecé a venir», cuenta Bea, una de las alumnas. «Si yo no puedo trepar, si yo no sé invertir, si no tengo casi flexibilidad», decía entonces Bea. «Yo venía de yoga, del pilates. Ybuscaba algo más dinámico. Al principio, a los amigos, tenía que explicarles lo que era, porque todos te dicen:'Ah, lo de las 'strippers'. Y no, esto es un deporte en el que se usa la barra y con el que adquieres muchos beneficios».

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«Yo lo conocí por Youtube, después de ver a una concursante de 'Got talent'. Y estuve un buen tiempo con el runrún hasta que me decidía a aprenderlo», apunta Sandra Martínez, otra de las alumnas. «No solo haces ejercicios, sino que también está vinculado con el baile, con una faceta más artística», indica Elena. «Y además, aumenta tu autoestima. Te ves con más fuerza, con la seguridad de hacer cosas para las que no te veías capaz», añade Sandra. Hay alumnas hasta los 66 años. La mayoría chicas, pero tampoco faltan ellos.

Isra empezó hace un mes. «Tengo un índice de masa muscular bajo y tenía que hacer algo de ejercicio. El gimnasio no me gusta, así que probé una clase y me gustó. Me siento ahora menos vago, más activo, el cuerpo me pide ahora hacer ejercicio en casa. Y he ganado elasticidad también», cuenta.

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«Lo mejor es que, aunque no lo parezca desde fuera, los resultados se ven muy pronto. Es un deporte perfecto para las personas que no tienen paciencia, como yo», bromea Ivana. «A mí me pilló en un momento en que sentía mucha frustración, necesitaba buscar algo para no sentirme tan vacía», cuenta Ivana.

Hablando con Stefano, un amigo de Italia, le comentó: «¿Por qué no te animas con el 'pole dance'? Está de moda por aquí». Ivana no lo veía claro. «Yo era de esas que pagaba el gimnasio y luego no iba. Pero empecé a formarme a ir a cursos...». Y ahora transmite en Valladolid esa pasión por el 'pole dance'.

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«Más que la fuerza, importa la técnica. Han venido muchos chicos, de los habituados a hacer deporte, que de entrada no lo consiguen. Porque piensan que para trepar hay que tirar de brazos. Y no. Hay que usar todo el cuerpo. La técnica es lo más importante. Y a partir de ahí, se avanza», asegura Giulia, una de las monitoras de este centro de la calle Democracia, donde también se imparten clases de aro aéreo, red, hipopresivos, flexibilidad.

Pero si es deporte, ¿hay competiciones? «Claro. Nosotras participamos hace dos años en el mundial de 'pole dance'. Quedamos cuartas», explica Ivana. El Comité Olímpico Internacional (COI) ha incluido el 'pole sport' en el registro de disciplinas que pueden llegar a formar parte de los Juegos Olímpicos. Además, cada vez es más habitual ver este tipo de prácticas en montajes circenses, espectáculos teatrales...

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La academia vallisoletana estrenó en diciembre de 2019 un musical, 'On', en el Teatro Zorrilla, con la participación de 42 personas, la mayoría, alumnos del centro. «Teníamos previstas representaciones en otras ciudades, pero llegó al pandemia y lo tuvimos que suspender». La covid ha obligado además a tomar medidas extra de seguridad en sus instalaciones. Grupos más pequeños. Mayor distancia entre las barras. Limpieza estricta cada vez que una persona distinta se sube a ellas. «Lo ideal es que irse alternando con otras personas para usar por turnos la misma barra. Si no la usas, está fría, y cuando está fría el cuerpo no resbala y el gasto de energía es mayor. Por eso, si compartes barra, trabajas mejor, porque la compañera anterior la ha dejado caliente y es más fácil trabajar ahí. Ahora, con esta situación, no se puede, y obliga a desinfectarla entre un uso y el siguiente», cuenta.

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