Los trabajadores ya jubilados de FASA Renault que están preparando la celebración entraron en la empresa desde la Escuela de Aprendices. Ramón Gómez

La cantera de FASA Renault Valladolid en los 60 y 70

La Escuela de Aprendices echó a andar hace 60 años y entre 1963 y 1979 formó a más de 400 jóvenes que se convirtieron en trabajadores de la marca del rombo

Miércoles, 21 de junio 2023, 19:41

Cuando una familia metía al hijo en la Escuela de Aprendices de Renault, la madre tendía el mono de trabajo en la cuerda exterior de la ventana, por delante de las camisas, para que todo el barrio se enterase. Miles de chavales de 14 ... años se presentaban a las pruebas para entrar en la FASA entre 1963 y 1979 y solo unos pocos entraban. En las diez primeras promociones, 18 aprendices y después, 30. En 1975, por la apertura de factoría de Palencia, hubo una promoción de 75 jóvenes. En 2023 se cumplen 60 años de su creación y sus alumnos quieren festejarlo por todo alto. «Era una escuela de vida», evocan.

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La Escuela de Aprendices estaba dentro de la nave de Motores, en las instalaciones de Renault en Valladolid, y por ella pasaron más de 420 jóvenes que entraban a los 14 años. Todos chicos, aunque en sus 16 promociones hubo alguna mujer en el departamento de tapicería. «En la promoción 13 fuimos 900 candidatos para 30 plazas», recuerda Jesús Sancho. «En alguna, llegaron a presentarse más de 1.500», precisa Rogelio Delgado, de la 10ª promoción.

En los primeros años, la formación se prolongaba durante cuatro cursos, de modo que cuando cumplían los 18 eran contratados por la empresa. Después, con la aprobación del Estatuto de los Trabajadores, la formación se redujo a tres años, de los 16 a los 18. Las pruebas de acceso a la escuela incluían un examen de cultura general y una prueba psicotécnica. «Salvo alguna oveja muy negra, todos nos quedamos en la empresa; algunos, pocos, se fueron a otros sitios».

Los dieciséis antiguos aprendices que están preparando el encuentro del aniversario coinciden en que la formación que recibieron en la escuela, en algunos casos hace ya 60 años, era justo lo que ahora se demanda por el mercado con tanta urgencia: la FP Dual. «Era una formación muy práctica, no estábamos solo en clase sino que aprendíamos en la fábrica; esto es algo que se ha olvidado en España durante muchos años», señala José Luis Prado, de la 8ª.

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Aprendían trabajos especializados de delineación, ajuste manual, manejo de tornos y fresadoras, con compuestos químicos, de sistemas eléctricos... El primer año era común: Mecánica y ajuste y, después, cada uno escogía la especialidad en función «de sus notas y de las necesidades de la empresa». Todos tenían un tutor y el profesorado incluía trabajadores de las factorías. Al final, obtenían un título de oficial de la Escuela de Maestría de La Merced.

A fecha de enero de este año, todavía había activos en la empresa 17 aprendices de la escuela

«Salías de la escuela preparado para cumplir las funciones de cualquier oficial. Habíamos pasado cuatro horas diarias en el aula y cuatro en la fábrica y lo normal era que todos fuésemos a puestos cualificados. La escuela de aprendices no buscaba gente para la cadena», señalan. Todos han terminado con responsabilidades técnicas o como mandos intermedios, en los departamentos de Ingeniería, Compras, en las oficinas centrales…

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Si bien la mayoría están jubilados, también los hay en los 60. A fecha de enero de este año, todavía había activos en la empresa 17 ex aprendices. Rogelio se jubiló con una carrera de cotización de 48 años, pero conoce a quien ha llegado a 54. Desde el mismo ingreso en la escuela, los aprendices recibían un sueldo (era obligatorio), que en 1975 era de 5.100 pesetas al mes. Cuando entraban en plantilla como oficiales, cobraban 29.000 pesetas. «FASA prácticamente doblaba los salarios de la época. Fue una de las razones por las que captó a muchos trabajadores de los talleres de Renfe», recuerdan.

«Valladolid era una ciudad en la que un joven solo podía ser estudiante o soldado y nosotros queríamos trabajar. También había quienes tenían algún familiar en la empresa» y tenían puntos adicionales para entrar en la escuela. Pero, ojo: «Si con esos puntos no llegaban al baremo porque había otros mejores, allí no había prebendas y se cogía a los mejores», aclaran Jesús y Rogelio. «Entrar en FASA era algo muy importante para un vallisoletano en aquellos años, tanto para un puesto alto como para la cadena. Gente sin estudios ganaba más que oficiales de primera de otras empresas«.

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Entrar en la Fasa de aquellos años, la de los R-4; R-8; R-5 o R-12, era tener acceso a toda una serie de privilegios importados de la cultura francesa y que dejaban al resto de vallisoletanos con los dientes largos. Se accedía al Economato, donde compraban alimentos, ropa o vajillas a precios más baratos; tenían las Piscinas del Grupo Empresa; una Mutua de previsión colectiva con fondo de pensiones; préstamos para comprar coches, modelos con el 20% de rebaja...

Una imagen del archivo histórico de Renault España.

El próximo 6 de octubre celebrarán un encuentro en el Hotel Lasa Sport. Un representante de cada promoción está lanzando las redes y ya tienen casi 200 apuntados. Les falta que confirme su asistencia el más insigne de los aprendices de la escuela, precisamente uno de la última promoción. José Antonio Calleja es el encargado de citarle y lo ve complicado.

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«José Vicente ya fue quien promovió una anterior reunión, en 2016, y finalmente no pudo asistir en persona y participó por vídeoconferencia desde Lisboa», recuerda. Ahora, esperan que De los Mozos, que tras titularse en la escuela se fue a estudiar Ingeniería Aeronáutica en Madrid, pueda desplazarse. Él, que llegó a sentarse en el Comité de Dirección de Renault en París, les demostró que quienes salían de la Escuela de Aprendices podían llegar todo lo alto que quisieran.

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