Secciones
Servicios
Destacamos
Año tras año encabezan el ranking y esta vez no ha sido una excepción. El avance de datos correspondiente al primer semestre de 2024 refleja que el cáncer y las enfermedades del corazón son las dos principales causas de muerte en Valladolid. De hecho, ... están detrás prácticamente la mitad de los fallecimientos que se produjeron en la provincia en ese periodo, que ascendieron a 2.647.
La cuantía correspondiente a la primera mitad del año hace pensar que cuando termine este ejercicio los decesos se situarán en torno a los 5.300, algo por encima de la mortalidad anotada durante el pasado en la provincia (cuando ascendieron a 5.130) pero en todo caso muy lejos de las cifras de la pandemia. Basta recordar que en 2020 la irrupción de la covid-19 se llevó por delante a 1.352 personas, lo que elevó el total de fallecidos hasta los 6.234.
Noticia relacionada
Volviendo a la Estadística de defunciones según el motivo de las muerte, publicada este martes por el INE, llama la atención la elevadísima incidencia de los tumores. Nada más y nada menos que 746 vallisoletanos dijeron adiós a la vida por su culpa, y de ellos seis de cada diez fueron hombres. En concreto, 465. La mayoría no pudieron superar neoplasias de la tráquea, los bronquios o el pulmón, para ser exactos 114. Otros 55 se vieron afectados por un carcinoma de colon y 38 por uno de próstata, por citar los tres más letales.
En segundo lugar aparecen las enfermedades del sistema circulatorio, que segaron la existencia de 652 vecinos. El grueso de ellos pereció por dolencias o insuficiencias cardíacas (344) o por un infarto agudo de miocardio (67), mientras que otros 112 lo hicieron debido a un accidente cerebrovascular. Por otra parte y a diferencia de lo que ocurría con el grupo anterior, en este se contabilizaron más mujeres que varones, en especial en el caso de la hipertensión: en una proporción de 63 a 30 en favor de ellas.
La lista de las afecciones más mortíferas sitúa en el tercer puesto a las relacionadas con el sistema respiratorio, que fueron las responsables de otros 327 óbitos. De ellos 74 fueron por neumonía y 25 por gripe, que según los expertos «se tiende a banalizar» con el error que ello supone. De ahí la importancia de la vacunación, a la que se puede recurrir en el marco de una campaña que arrancó el 1 de octubre dirigida inicialmente a los principales colectivos de riesgo, pero que desde mediados de diciembre está abierta la población general.
La tabla continúa con las enfermedades del sistema nervioso y los órganos de los sentidos, con 142 decesos; las del sistema digestivo, con 125; los trastornos mentales y del comportamiento, con otros 118 y la particularidad de que 77 de ellos fueron de carácter orgánico, senil y presenil en féminas, en contraste con los 33 hombres que expiraron por esto mismo; las dolencias endocrinas, nutricionales y metabólicas, con 104 muertos; las infecciosas y parasitarias, con 99 de las que 52 todavía se debieron a una covid-19 plenamente identificada; las del sistema genitourinario, con 98, y los síntomas, signos y hallazgos anormales clínicos y de laboratorio no clasificados en otra parte, que acabaron con 31 ciudadanos. A esto hay que añadir otros trastornos con menor incidencia, como los relativos al sistema osteomuscular y del tejido conjuntivo, la piel y la sangre y las malformaciones congénitas.
El Instituto Nacional de Estadística dedica un apartado específico a analizar lo que llama «causas externas de la mortalidad», es decir, aquellas que nada tienen que ver con un problema de salud, que acumularon 132 muertos. Aquí entran los siniestros de tráfico, pero también otro tipo de accidentes como las caídas. Y es en estas últimas en las que merece la pena poner el foco, porque entre enero y junio de 2024 han ocasionado la friolera de 2.067 muertes en España, 36 de ellas en Valladolid. Se trata de un fenómeno en auge, puesto que esta cantidad ya supera la de 2019 completo. Ese año se registraron 35 y en 2023 fueron el doble, 71, una progresión que es cuanto menos alarmante.
Todo indica que la explicación a este aumento hay que buscarla en el progresivo envejecimiento de la población, más acentuado en el conjunto de Castilla y León que en otras autonomías, que conlleva problemas asociados de movilidad y enfermedades neurológicas e incluso una menor percepción del peligro. El INE no ofrece el desglose por edades de las magnitudes provinciales, pero sí lo hace en el caso de las nacionales y el resultado no deja lugar para la duda: de los 4.158 muertos por caídas involuntarias el año pasado en España, el 84,4% (es decir, 3.510) tenían más de 65 años. Y en el primer semestre de 2024 ya suman 1.790 en esa misma franja demográfica de un global de 2.067, lo que eleva la proporción hasta el 86,6%.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.