El Campo Grande espera reabrir el bar de la pérgola este verano y recuperará su atractiva gruta

Este nuevo intento se hará en dos fases. Primero, con la puesta en marcha de un sistema denominado 'expresión de interés' para que los hosteleros que quieran optar a su explotación expongan los criterios, necesidades, periodo de la concesión y el precio que estarían dispuestos a pagar por él. Durante un mes, los posibles aspirantes podrán rellenar el cuestionario que se colgará en la web municipal. Con esas ideas, se elaborará un pliego más adaptado a la realidad para conseguir un licitador. «Vamos a dejar que aquellos que saben nos aporten sus ideas», apunta Zarandona. El responsable de Urbanismo asegura que ya hay algunas propuestas sobre la mesa, pero, de momento, se esperará a culminar ese «proceso de escucha».

El canon que se ha pedido en las tres licitaciones fallidas ha ido bajando en cada convocatoria. Comenzó con 33.750 euros anuales en 2022, se rebajó a 22.500 un año más tarde y el pasado ejercicio se quedó en 20.160. Este es solo el precio de explotación sin incluir la necesarias instalaciones para la adecuación del establecimiento hostelero. Y es que hay que amueblarlo por completo -cámaras, vajilla, mobiliario de terraza...-, lo que conlleva una importante inversión a mayores. «Aunque los cánones no se estiman por capricho, sino que se establecen con una serie de parámetros como el horario de apertura o el volumen de negocio, sí creemos que estaba desacertado; en esta expresión de interés no va a figurar ningún canon, sino que vamos a ver qué nos ofrecen», ha acotado Zarandona. El dinero, añade, «no va a ser un obstáculo, sino que lo que va a primar es la calidad de la oferta en todos los aspectos».

Junto a Zarandona, ha comparecido el concejal de Medio Ambiente, Alejandro García Pellitero, para anunciar el rescate de un atractivo proyecto que se quedó encallado con el anterior equipo de Gobierno: la reapertura de la gruta del estanque tras su rehabilitación como espacio transitable y para exposiciones. Según ha explicado el edil, el proyecto quedó elaborado en los mandatos del PSOE y Toma la Palabra y se llegó a adjudicar, aunque la empresa que se llevó la obra renunció a ella antes de iniciarse alegando que era un trabajo complejo y que requería de mayor presupuesto para su ejecución. «Estamos trabajando ya en el rediseño de ese proyecto; hay que desmontar todas las estalactitas que hay y que se trajeron en su momento de Atapuerca; hay mucho interés entre los ciudadanos por disfrutar de nuevo de ese espacio», destaca García Pellitero.

El presupuesto que se baraja para esta intervención oscila entre los 350.000 y los 400.000 euros y el plazo de ejecución no superaría los cuatro meses. El pliego para licitar esta obra se quiere sacar en el último trimestre de este mismo año con el objetivo de que pueda disfrutarse de este reclamo la próxima primavera. El edil ha subrayado que el proyecto no contempla retomar el bar que en su momento había en la zona. Lo que se busca es recuperar esa vista del estanque desde la cueva, un entorno mágico que las nuevas generaciones no conocen.

Se rehabilitará el interior de la gruta para que sea visitable y también la parte superior de la misma para que la subida y bajada a esa cubierta, ahora con unas escaleras muy deterioradas, sea segura. García Pellitero apunta también la posibilidad de que haga funciones como espacio expositivo para elementos que puedan mostrarse a la intemperie. No se va a cerrar ni a acristalar. La idea es que siga abierta, como está en este momento, pero bien acondicionada.

Las estalactitas que adornan su interior fueron traídas desde la localidad burgalesa de Atapuerca, lo que por entonces creó un conflicto entre ambas ciudades hasta el punto de que el Ayuntamiento de la capital fue acusado de «vandalismo» por el de Burgos. En su libro 'El Campo Grande. Un espacio para todos' la historiadora María Antonia Fernández del Hoyo explica que tuvo que intervenir hasta un ministro para autorizar la colocación de estos elementos en 1880.

El proyecto que quedó varado en 2018 también contemplaba la instalación de iluminación y la mejora de la salida de agua de la cascada, algo que, a buen seguro, se mantendrá en el que está elaborando ya la Concejalía de Medio Ambiente.