Hay cerca de 150 árboles en el Campo Grande (sobre un total de seis mil)que preocupan al servicio de Parques yJardines, 150 ejemplares que presentan un «riesgo real» de caída si no se afrontan medidas excepcionales de poda, anclaje o incluso, como última solución, su tala. Son 150 árboles que están en la UVI, en cuidados intensivos, aunque el «riesgo potencial», la posibilidad de daños, se extiende a cerca de 1.300 árboles (casi uno de cada cinco ejemplares del histórico jardín).
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Son las conclusiones del reconocimiento médico excepcional al que el Ayuntamiento ha sometido al parque con más solera de la capital, un espacio de 11,5 hectáreas que el pasado invierno tuvo que ser clausurado hasta en tres ocasiones por las caídas de ramas y árboles provocadas por la sucesión de temporales entre febrero y marzo. La sequía del verano pasado (que llevó a limitar el riego), las rachas de viento del invierno y la nieve (cuyo peso afectó al porte de varios ejemplares) obligaron al cierre preventivo del Campo Grande.
Ahora, la empresa Doctor Árbol ha elaborado un primer informe (con inspección visual) para determinar qué ejemplares requieren un chequeo más profundo, con intervenciones puntuales en función de los problemas que presenten (inclinaciones, oquedades, hongos, malas inserciones). En principio, y esta es una buena noticia, no hay ni un solo ejemplar con riesgo inminente de vuelco. Pero sí que los hay con posibilidad de rotura y caída de ramas, «por lo que la gestión del riesgo se encamina sobre todo a las podas y anclajes».
El informe concluye que hay entre el 20%y el 22%de los ejemplares que tienen «riesgo potencial», lo que supone en torno a 1.300 árboles. De ellos, entre 300 y 350 muestran «riesgo aparente», por lo que desde la consultora recomiendan un análisis más exhaustivo de cada uno de ellos. De esos, la mitad, unos 150, son los que pueden tener «riesgo real». Yserán estos los, después del verano, recibirán chequeos individualizados.
Para ello, como explican desde Parques y Jardines, se acometerán diferentes técnicas de estudio. Por ejemplo, en altura, para analizar las ramas. También se usará el resistógrafo para evaluar la calidad de la madera y con un tensiómetro se analizará la capacidad de estos ejemplares para aguantar las ráfagas de viento en función de la velocidad que alcancen las rachas.
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Una de las características del Campo Grande es que se trata de un parque «compacto», que, aunque tiene «poco suelo», presenta una importante densidad arbórea que lleva a que los diversos ejemplares se «autoprotejan». Desde Parques y Jardines recuerdan cómo hace unos años se registraron problemas de grafiosis que obligaron a talar varios olmos secos. «Al retirar estos árboles, se rompió el equilibrio, se abrieron pasillos por los que entraba el viento, y hubo corrientes de aire que afectaron a varios cedros», aseguran desde el Consistorio.
La mayor vigilancia se fijará en zonas con una gran afluencia de gente, por lo que se pueden provocar «daños graves o muy graves». Son, por ejemplo, los ejemplares que se encuentran en torno a las zonas de juegos infantiles, cerca de las fuentes, la pajarera o la caseta de personal, en los bordes del parque o en las márgenes de los principales paseos.Hay otros 575 vigilados en sendas secundarias y 130 más que, por situarse en zonas de interior de parterres, tienen menor riesgo de ocasionar daños personales.
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La concejala de Medio Ambiente, María Sánchez, recuerda que esta gradación de acuerdo con la ubicación del árbol se ha seguido como principal criterio, «en función de la seguridad de los ciudadanos, por eso se ha revisado especialmente el arbolado anexo a los caminos». Además, para elaborar el informe se ha tenido en cuenta a aquellos árboles que pueden generar un «fallo mecánico real, es decir, no se han valorado aquellos con rama seca pequeña o mediana, o los que si sufren la caída de alguna rama sería derivada de la falta de mantenimiento».
Las especies que más preocupan al servicio de Parques yJardines son los plátanos de sombra, ejemplares de gran tamaño y muy antiguos que en muchos casos presentan cavidades en copa, malas inserciones y ramas secas. También hay álamos, robinias y olmos dañados. «Son muchos árboles y en algunos casos muy envejecidos», explican los técnicos municipales, que pese a las caídas de ramas este invierno entienden que los daños «no son muy significativos», si se tiene en cuenta que son cerca de seis mil árboles, sometidos a mantenimiento cotidiano por una cuadrilla de nueve jardineros, dedicados en exclusiva al parque decimonónico.
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