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«Es un campeón, un superviviente. La persona más valiente que he conocido jamás; hoy –en referencia a este martes– es, probablemente, uno de los ... días más felices de nuestras vidas». Quien habla es Lourdes Sanz, la hermana de Francisco Miguel Sanz, un vecino de La Parrilla de 66 años que este martes se despidió del Hospital Clínico de la capital, donde permanecía ingresado desde el pasado 20 de marzo tras dar positivo por coronavirus y no remitirle una fiebre que los primeros días rozó los 39 grados.
A las tres de la tarde de este martes, 'Francis', como se refiere a él de un modo cariñoso, labrador jubilado desde hace un año, regresó a casa después de 131 días en el citado centro hospitalario, de los cuales 115 estuvo en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Subió a planta hace quince días, el 15 de julio, y desde entonces «todo ha ido viento en popa». Así lo reconoce su hermana, al tiempo que asegura que «está animadísimo, más contento que unas castañuelas». «Por fin llegó el día; creí que nunca íbamos a poder decirlo, pero al final tanto pedir por él ha dado resultado. Cuantísimo nos alegramos», afirma al otro lado del teléfono Lourdes Sanz, con la voz resquebrajada.
Durante semanas, Francisco, el mediano de cinco hermanos, sorteó a la parca. La «mayoría» de veces las noticias de los doctores eran similares: «No recupera». Pero este parrillano tenía «claro» que no había llegado su hora. Que tenía «muchísimas ganas de vivir y de disfrutar». Dio una «lección a todos». «Nos quedamos sorprendidísimos con cómo se agarró a la vida, pese a que las noticias no eran buenas. Siempre ha sido un hombre muy fuerte, aunque he de decir que sabíamos que el virus no podría con él», argumenta su hermana.
Ha vencido a la covid-19, pero Francisco Miguel Sanz, seguidor del Real Valladolid y amante del Real Madrid, comienza ahora su partido más importante: el de la recuperación. «De la cabeza está estupendo, pero desde el primer día. Tiene todavía la tráquea un poco delicada (le efectuaron una traqueotomía a mediados de abril y con la que pervivió durante 89 días) y tiene que hablar bajito», señala Lourdes Sanz.
También podrá continuar con los ejercicios iniciados en el Clínico. Sus hermanas Lourdes y Pilar, con quienes vive, le han preparado una habitación con «todas las necesidades y comodidades». «Le hemos puesto una televisión, comprado pesas, pedales, tiene el andador... Nos toca devolverle todo el cariño que nos ha dado durante tanto tiempo», concluye.
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