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Víctor Vela
Domingo, 7 de abril 2019, 20:54
El último que ha pedido ayuda en Ajupareva (la asociación de Jugadores Patológicos) es un joven de 18 años, enganchado a las apuestas desde los 15, que utilizaba el DNI de su madre para dejarse los euros en el primer gol de Messi, el ... resultado del Pucela, la derrota del Real Madrid. «Cada vez son más», reconoce Montse Gamazo, trabajadora social de Ajupareva, quien, en lunes alternos, coordina una terapia exclusiva para jóvenes (entre 18 y 35 años)encadenados a las apuestas deportivas, los salones de juego, el póker 'on-line'. A la última sesión acudieron veinte personas (casi todos hombres). Y en la asociación alertan de ese cambio de perfil en el ludópata tipo. «Antes eran varones de 40 o 50 años, padres de familias enganchados a las tragaperras. Ahora son chavales de veintitantos, hijos de familias bien estructuradas, que se creen capaces de controlar las probabilidad del juego y piensan que saben los suficiente del fútbol como para apostar sin perder», dice Sandra Cuevas, psicóloga. Y todos pierden.
El Ayuntamiento de Valladolid anunció la semana pasada que el quinto plan municipal sobre drogas (con camino ya recorrido en la prevención del tabaquismo, el cannabis o el alcohol)empezará a poner el foco también en la ludopatía.La concejalía de Juventud ha financiado la campaña publicitaria 'Hazte un fuera de juego' y los técnicos de Ajupareva han iniciado una ronda de charlas en institutos y con asociaciones de padres y madres para alertar de una adicción invisible en la que cada vez caen más jóvenes. «El problema es que los chavales lo normalizan mucho. Hay grupos para los que es habitual acercarse en el recreo a una casa de juego y ponerse a apostar. Y aunque supuestamente hay límites (cien metrosde distancia), las casas de apuestas se abren cerca de institutos, en barrios obreros, de población vulnerable, porque las apuestas parecen una forma fácil y rápida de conseguir dinero», explica Cuevas.
Sin placer La apuesta no se hace por placer, sino para aliviar el malestar (nerviosismo, ansiedad, irritabilidad). Como el alivio que se consigue con la apuesta es cada vez menor, cada vez se juega más.
Ocultación Se suele mentir a los padres, la pareja y los amigos, a los que se oculta que se juega. Se niega incluso que se tenga algún problema. Se llega a pedir dinero a otras personas sin decirles para lo que es.
Deseo intenso por apostar Se cambia de hábitos, se dejan aficiones para seguir apostando, se abandonan amigos o se está pendiente del móvil «para saber si la apuesta que he hecho ya ha salido».
¿Cuánto se juega? El gasto medio por usuario activo en los portales de apuesta 'on line' es de 384 euros al año (429 en el caso de hombres y 134 en el de mujeres). El importe de los depósitos creció el 27,1%entre 2016 y 2017, último año cerrado con cifras disponibles en el Ministerio de Hacienda. Hasta los 1.397 millones de euros de depósitos. El 71,6%de los usuarios tienen entre 18 y 45 años. En España hay 1.394.949 altas en los portales de apuestas (hay personas que pueden estar en varios a la vez). Julio(sin fútbol) es el mes con menos apuestas.
La charla de esta mañana tiene lugar con estudiantes de segundo de Bachillerato del instituto Galileo (en Pajarillos). Las expertas de Ajupareva recorrerán a lo largo de abril el Ribera de Castilla (en La Rondilla), elIES Delicias. Allí, Sandra y Montse cuentan los casos que han conocido. Como el de ese vallisoletano de 28 años que dejó su trabajo en el banco para dedicarse de lleno a las apuestas deportivas. «Decía que podía vivir solo de ello, que había meses en los que ganaba hasta 25.000 euros.Pero es que al mes siguiente perdía 30.000. Podía ganar 20.000 y luego perderlos en un suspiro. El primer día en el que llega una nueva persona a terapia siempre nos dice:'Yo he ganado mucho dinero con el juego'. Y la pregunta es, ¿pero cuánto has perdido? Y siempre es más. Un padre nos trajo una vez el listado de pérdidas y ganancias de su hijo, que lo apuntaba todo.La deuda del chico, de veinte años, ascendía a más de 50.000 euros», relata Montse a los asistentes a la charla.
«El principal problema en el acceso de los jóvenes es que se ha vuelto muy fácil apostar por Internet. Ya no es necesario que se pongan el abrigo y bajen a una casa de juego. Ahora pueden estar apostando desde casa, con el móvil, tranquilamente en el sofá, y con sus padres al lado viendo la tele», alerta Sandra Cuevas, quien añade además la ventaja del «anonimato». Nadie te ve echando carros de monedas en la tragaperras del bar. Y recuerda que la publicidad que de las webs de apuestas hacen famosos como José Coronado, Carlos Sobera, Nadal en su día o Neymar son especialmente dañinas.«Se trata de personas que suelen tener buena imagen entre los jóvenes, con los que se pueden sentir identificados. Y no parece que vaya a ser peligroso apostar si ellos lo recomiendan.Además, en todas las retransmisiones deportivas se anuncian», indican. Yjunto a este riesgo, aportan el de la inmediatez. «Antes solo se apostaba al resultado. Había que esperar a que terminara el partido para saber si habías ganado algo. Ahora puedes apostar a todo, en cualquier momento. Y cuanto menos transcurre entre la jugada y el premio, más adictivo es», explican desde Ajupareva, donde casi el 30% de las personas que reciben terapia tienen entre 20 y 30 años. En lo que va de año, doce veinteañeros han llegado a la asociación.
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