Luisa, Esther, Raquel y Elia, en el taller de costura de El Puente-Salud Mental, con una muñeca Micaela. Rodrigo Jiménez

Valladolid

Una campaña alerta contra el doble estigma de las mujeres con problemas de salud mental

La asociación El Puente distribuye por Valladolid las muñecas Micaelas, que buscan la «visibilidad» femenina ante el malestar psíquico

Víctor Vela

Valladolid

Martes, 5 de marzo 2024, 19:46

«Las mujeres con problemas de salud mental viven un doble estigma: por ser mujeres y por tener enfermedad mental», asegura Raquel Barbero, presidenta de El Puente, entidad que desde hace treinta años trabaja para derribar estas barreras y que, con motivo del próximo ... 8-M, ha lanzado una campaña para «visibilizar» los problemas a los que hacen frente las mujeres que han de lidiar con el malestar psíquico.

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Las protagonistas de esta iniciativa son una legión de Micaelas, unas muñecas de tela que durante los últimos días se han asomado a los monumentos más representativos de Valladolid, de la Plaza Mayor a San Pablo, del Museo de Escultura a la plaza del Salvador. «Se nos ocurrió que gracias a estas muñecas, que representan a tantas mujeres, podíamos hacer un llamamiento sobre la situación que viven las mujeres en torno a la salud mental», explica Silvia de la Fuente, una de las promotoras de la campaña.

«El 70% de las mujeres con enfermedad mental no acceden al mercado de trabajo. Es verdad que ellas acuden más a los centros de salud, a los médicos de atención primaria, pero luego no recurren a programas específicos», indica Pablo Moreno, director de la entidad. Allí, en El Puente, lo viven de cerca. Solo uno de cada tres usuarias es mujer. «Y eso que la situación ha mejorado mucho durante los últimos años. Hace una década, el 20% de las personas atendidas aquí eran mujeres. Durante la pandemia conseguimos llegar al 40%, pero en los últimos meses, ese porcentaje ha vuelto a bajar y se sitúa en torno al 35%».

¿Por qué? Hay varias cuestiones que pueden explicarlo. «La primera es que a veces no somos conscientes de nuestros propios derechos, y todavía en muchas familias hay una entorno de sobreprotección hacia las mujeres con enfermedad mental», explica Barbero. También hay situaciones que se quieren ocultar. Miedo a expresar lo que se siente. «Todavía está muy estigmatizada esa idea de la loca, de la histérica. Es que ella es así, se le ha ido la olla y no necesita ayuda, se dice aún», indican. «La depresión se banaliza y por eso no se llega a muchos recursos», añade Barbero.

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Y se podrían sumar más factores. Por ejemplo, que en ocasiones ellas no reciben el apoyo que sí que brindan para otros a la hora de acompañar a sus seres queridos a una atención especializada. Cuentan en El Puente que es habitual ver a la madre (más que al padre) junto al hijo que pide ayuda en la entidad. También a la mujer que acude junto a su marido. Pero no es tan habitual que un hombre esté al lado de su pareja femenina cuando precisa atención.

35%

de los usuarios de El Puente-Salud Mental son mujeres. El porcentaje, aunque ha crecido en los últimos años, está todavía muy por debajo del de los hombres

Un informe del Instituto de la Mujer, organismo que depende del Gobierno de España, asegura que «entre las mujeres se observa una mayor prevalencia de depresiones, ansiedad o somatizaciones, al tiempo que aumentan los casos de estrés». Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) concluye que la depresión es dos veces más frecuente en mujeres que en hombres. Un trabajo de Cruz Roja recuerda que «las mujeres de edad avanzada están más expuestas a las discapacidades relacionadas con la salud mental que los hombres».

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«Por eso es tan necesario visibilizar los problemas de salud mental y enfocarlos también desde un punto de igualdad entre hombres y mujeres», indica De la Fuente. De ahí, dicen, la importancia de esta campaña nacida aquí, en los talleres de costura que El Puente-Salud Mental tienen en su sede de la calle Tajahierro, en el barrio de Girón. Estos encuentros en torno a los hilos y las agujas nacieron en la pandemia, como un punto de reunión para personas que acuden a los programas de El Puente (y también como puerta de entrada para otro tipo de recursos). Surgieron ante esa necesidad de coser mascarillas, pero ahora hilvanan otras prendas, desde blusas a pantalones. Y en estas últimas semanas, las máquinas echan humo para fabricar Micaelas, estas muñecas protagonistas de la campaña.

«La depresión se banaliza y por eso muchas mujeres no se acercan a los recursos para tratarla»

Raquel Barbero

Presidenta de El Puente-Salud Mental

¿Por qué Micaela? El nombre es fruto de una casualidad. «Cuando buscábamos uno para ellas, a mí se me ocurrió el de Micaela, mi abuela materna. Pero no me atreví a decirlo en voz alta», reconoce De la Fuente. El paso adelante lo dio Esther Cantero, la monitora del taller. «Mi sobrina se llama Micaela y es un nombre que me encanta». Se dieron cuenta así de que había varias Micaelas que podían servir como ejemplo a muchas mujeres. «Y lo de las muñecas es también un homenaje a todas aquellas mujeres que el 8 de marzo de 1875 reclamaron sus derechos laborales en una fábrica textil de Nueva York», explica De la Fuente.

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Así que esta estancia está llena de hilos y retales, de agujas y bobinas de hilo, de manos que se adentran con curiosidad en el mundo de la costura. «Yo vine a raíz de la covid, cuando enfermé y vi que aquí podía no solo recibir ayuda, sino compartir un espacio con otras mujeres», explica Elia, quien asegura que coser le «calma», le «sienta bien». «Para mí es un placer venir, la costura me entretiene», asegura Mariló, mientras en la mano exhibe el patrón con el que confeccionan las muñecas. Como base utilizan tela de algodón, espuma para el interior, eligen vestidos y una diadema a juego. Y siempre, una bufanda morada. «Es bonito ver cómo todos los usuarios participantes (también hay hombres) desarrollan sus habilidades, cómo entre ellos se apoyan, porque no a todos se le da bien lo mismo», asegura Luisa, quien acudió a El Puente en busca de una ayuda para emprender y se ha enrolado como voluntaria en la asociación. Y lo cuenta inmersa en este taller del que ya han salido cuarenta Micaelas, que se han repartido por varios espacios de la ciudad, en asociaciones culturales, deportivas y sociales¡ para visibilizar la importancia de que también la igualdad entre hombres y mujeres alcance el ámbito de la salud mental.

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