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Hubo coincidencia entre los cuatro últimos presidentes de la Cámara de Comercio de Valladolid, si bien quien mejor se atrevió a sintetizar la clave para garantizar el éxito de la institución fue Vicente Garrido Capa, que estuvo al frente desde 1987 a 2006. «Entre las ... especies no sobrevive la más inteligente ni la más fuerte sino la que tiene mayor capacidad de adaptación. En el caso de la cámara, su supervivencia se basa y se basará no en su prestigio ni en darse importancia, sino en que ha sabido servir y ser útil a las empresas».
En el día en que el Pleno de la Cámara de Valladolid ha celebrado la última reunión del actual mandato antes de las próximas elecciones en la institución, su presidente, Víctor Caramanzana ha reunido a sus tres antecesores en el cargo: Garrido, José Rolando Álvarez (presidente de 2006 a 2013) y Carlos Villar (de 2014 a 2016) para hacer un recorrido por tres décadas de historia.
Garrido Capa, el presidente que promovió la primera Ventanilla Única de España, el Vivero de Empresas y la Escuela de Negocios, ha preferido recordar otro hito de su mandato y la lección que llevó aparejada. «Nos gastamos treinta millones en un sistema de vídeoconferencia, el segundo de España, con el que solo podíamos contactar las cámaras de Vigo, Valladolid y Valencia. Al poco tiempo llegaron el 'smartphone' y la videollamada y hacer lo mismo pasó a ser casi gratis. Pero no me arrepiento. Hay que ser pionero, aunque no salga del todo bien».
Para José Rolando Álvarez, el recuerdo más perdurable de su paso por la cámara fue su deseo de «promover que la sociedad Valladolid conociese y quisiese a la empresa y el emprendimiento». «Traté de que los jóvenes quisieran convertirse en uno de ellos». Álvarez ha destacado cómo «la cámara vertebra a una parte de la sociedad civil para ayudar a que sus pequeñas empresas no tengan fronteras y puedan viajar por el mundo en igualdad de condiciones con las grandes».
Tras años de inversiones, el fin del recurso cameral cambió las cosas, ha recordado Carlos Villar, quien cuando llegó a la institución se percató de que su etapa «no era para crear, sino para sobrevivir» en un contexto de ausencia de ingresos estables. «Me afané en no perder patrimonio y en cuadrar y hacer viables unas cuentas que se habían vuelto complicadas», ha recordado Villar, quien hizo hincapié durante su mandato en «convertir la cámara en una gran agencia de colocación formando a la gente en aquellos ámbitos en los que los empresarios nos dicen que hay empleo».
Caramanzana ha puesto en valor su trabajo para «reinventar la cámara, hacerla sostenible y modificar y modernizar su estructura». «Hemos cancelado la deuda y queremos hacer cosas que no se hacen. Por eso hemos apostado por la mediación, que aspiramos a convertir en buque insignia de esta etapa», ha señalado el actual presidente.
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