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El calor de octubre ralentiza las ventas en comercio y combustibles de calefacciónDías que invitan a hacer planes, a salir a la calle en sandalias y tirantes apurando este veranillo de San Miguel que se resiste a dejarnos, temperaturas de récord en este inusual octubre (hemos llegado a los 33'3 grados, el valor más alto detectado ... en Valladolid desde que hay registros), escasez de lluvias para estas fechas del año y anomalías meteorológicas que dejan un panorama otoñal extraño, cuyas máximas de media en estos primeros diez días de mes se sitúan en los 31 grados.
Tiempo de casi agosto en el antepenúltimo mes del año, que condiciona además la tendencia de consumo de los vallisoletanos que prefieren posponer las compras de artículos de nueva temporada y cambiar el plan de mirar escaparates por salir a pasear y tomar algo en terrazas para apurar el buen tiempo. Calor que no invita al cambio de armario y mucho menos a probarse un chaquetón o un jersey de lana cuando uno se resiste a guardar las sandalias.
«Es cierto que llevamos varios años con un verano más largo pero este directamente no hemos tenido días en los que haya refrescado y es este tiempo tan anómalo para estas fechas lo que nos ha fastidiado el inicio de la nueva temporada», señala Jesús Herrera, el presidente de la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid (Fecosva). «Las grandes cadenas llevan años haciendo que se anticipe la temporada de otoño y eso arrastra también al pequeño comercio que a estas alturas de octubre ya habría repuesto producto que se hubiera vendido pero eso no ha sucedido», lamenta Herreras.
Estiman que con semejantes grados en los mercurios han vendido un 15% de artículos de temporada cuando lo normal para estas fechas hubiera sido entre un 5 y un 10% más de volumen de ventas. Algo en lo que también coinciden desde la Agrupación Vallisoletana de Comercio (Avadeco), entidad que componen medio millar de negocios. «La gente pospone la decisión de compra de determinados productos y bajan las ventas, están siendo momentos duros porque nos vemos en una situación preocupante en la que a estas alturas hay mucho producto por vender y confiamos en que el tiempo cambie», explica Rafael Monedero, presidente de una entidad que pretende además fomentar el asociacionismo de los pequeños comercios vallisoletanos.
Tanto desde Avadeco como desde Fecosva subrayan la importancia que ha tenido la campaña de bonos de comercio próximo con importantes descuentos -de hasta el 30%- que han servido como aliciente al consumo en un mes que está siendo especialmente complicado. «Esta campaña está teniendo muy buena respuesta por parte del consumidor y ha salvado el inicio de temporada», coinciden.
Esperan un descenso de temperaturas como lo esperan también los distribuidores de combustibles para calefacción, que han visto cómo el otoño ha arrancado inusualmente flojo en cuanto a volumen de ventas. «Se juntan dos factores que son el precio del gasoil (de media a 1,19 el litro) y el buen tiempo que hace día tras día, lo que influye en que la mayoría de los clientes solo esté llamando de momento para informarse de los precios y decida posponer la decisión de compra de un producto como el gasoil cuyo precio de por sí fluctúa mucho en muy poco tiempo», explican desde el servicio de distribución de gasóleo Hermanos del Olmo.
Lo mismo sucede en el caso de quienes calientan sus vivienda con calderas de pélet, producto que el año pasado experimentó un gran incremento del precio. «Estamos en un precio medio de saco de en torno a seis euros, lejos de los encarecidos precios de 2022, cuando hubo momentos en los que llegó a los ocho, pero aún así la gente a estas alturas debería estar haciendo el segundo pedido y eso no ha empezado aún, en ese sentido sí hemos notado cómo está influyendo el tiempo», añaden desde Biomasas Portillo, empresa que reparte fundamentalmente a clientes de Valladolid, Palencia y Segovia.
Aurelio García
Presidente de la Asociación Vallisoletana de Micología
Miran al cielo esperando un descenso térmico que incentive sus ventas, al igual que miran al cielo los aficionados a la recolección de setas, que también se encuentra en un parón por las inusuales temperaturas de octubre y la ausencia de lluvias. «Nosotros somos como los agricultores siempre estamos mirando al cielo porque de eso depende una buena campaña», asegura Aurelio García, presidente de la Asociación Vallisoletana de Micología.
«No podemos comparar este con otros años porque nunca ha habido un mes de octubre con tanto calor y tan seco, aunque llovió mucho en septiembre y eso ha activado los micelios que formarán las setas necesitamos no solo que llueva sino que desciendan ya las temperaturas para que la temporada sea buena, porque en los pinares de Valladolid hay humedad pero se necesita más para que salgan níscalos tan característicos de la zona», argumenta García. Para garantizar la recolección de níscalos, tan característicos en tierra vallisoletana es necesaria la lluvia, que está previsto comience a hacer acto de presencia a partir de este domingo, momento en el que se disipará cualquier atisbo veraniego y devolverá el ambiente otoñal que le corresponde a este antepenúltimo mes del año.
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