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La calle Paraíso estrena el primer albergue privado de Valladolid
The Book Factory Hostel suma esta oferta a sus 19 habitaciones de formato tradicional
Las literas en habitaciones compartidas llegan al centro de la ciudad. Este fin de semana las ocuparán los primeros huéspedes. Oferta de calidad, pero con la fórmula ‘low cost’, aseguran los responsables del establecimiento. The Book Factory Hostel, el hospedaje que abrió en julio de 2014 en el edificio que durante más de un siglo ocupó la imprenta Gráficas Andrés Martín, en la calle Paraíso, acaba de culminar las obras de adaptación de parte de este inmueble para habilitar el primer albergue privado de la capital vallisoletana.
Sus promotores, Javier Ruiz y Pedro Cuartas, estrenan un modelo muy asentado desde hace años en Europa y que gana espacio en España. Valladolid se suma ahora a este carro, que pretende tirar del visitante joven, con un poder adquisitivo más limitado, pero que no renuncia a la comodidad y las prestaciones de una buena estancia.
Cincuenta camas. Esa es la capacidad de este nuevo alojamiento en pleno casco histórico, que completa a las 19 habitaciones clásicas (48 plazas) que se reparten en la zona de hostal. En un momento en que los datos turísticos de la ciudad alcanzan cifras históricas, la previsión de estos empresarios es más que halagüeña. «Ya tenemos cerradas reservas y nos está llamando gente interesándose por las condiciones del albergue», afirma Cuartas, que junto con un grupo de operarios remata los últimos detalles para su inauguración a partir de hoy.
Estilo funcional
El perfil que se espera no solo es el de viajero de menor edad. Familias, grupos de amigos, de estudiantes o equipos deportivos son los otros caladeros para llenar las habitaciones de este hospedaje compartido, que ocupa la parte trasera del inmueble, la que da a la calle Juan Mambrilla.
En sus 633 metros cuadrados, la zona de albergue dispone de seis habitaciones comunes –cinco en la planta de calle y otra con divisiones en la superior– con capacidad para entre cuatro y 16 clientes, dependiendo de la estancia.
¿Su precio? Ahí reside la clave de este negocio. Entre semana dormir en una de esas literas costará 17 euros y los fines de semana subirá hasta los 20. Por esa tarifa, el huésped dispondrá de una taquilla para dejar sus pertenencias en la que encontrará la ropa de capa para vestir su litera. Ese desembolso le dará derecho también al uso de las zonas comunes.
La oferta pública, en el Callejón de la Alcoholera
La inauguración del albergue de la calle Paraíso se suma a la oferta pública de esta modalidad de hospedaje, que el Consejo de la Juventud gestiona en el Callejón de la Acoholera, concretamente en la calle Villalba de los Alcores sin número. Con 51 plazas, exige para su funcionamiento grupos mínimos de 15 personas para alojarse y está destinado, principalmente, a asociaciones y colectivos juveniles. Los precios para entidades miembros del Consejo de la Juventud son 13 a 15 euros con el desayuno incluido por persona, mientras que los colectivos que no pertenecen a este órgano pagan entre 18 y 22 euros. El albergue cuenta con salas de reuniones, salón de actos y cocina con servicio de catering, entre otros. La información sobre este recurso público, propiedad de la Junta y el Ayuntaiento, se puede consultar en www.elcallejonalbergue.es.
La obra realizada en este antiguo inmueble industrial se ha hecho con un estilo funcional y moderno para adaptar las estancias a las necesidades de los clientes. Así, todas las literas son abatibles, de manera que las habitaciones se pueden ajustar a la ocupación y hacerlas más cómodas. En principio, el albergue es mixto en el alojamiento, aunque cuenta con cuartos de baño, con duchas incluidas, comunes para hombres, por un lado, y para mujeres, por otro. Cuartas matiza que en la organización de la recepción siempre se primará una distribución cómoda para los clientes. «Si vienen dos mujeres no las vamos a meter en una habitación con diez hombres, o viceversa», aclara el gerente del complejo ubicado en la calle Paraíso.
Microondas, nevera, vajilla...
La zona de albergue cuenta con un salón-‘office’ exclusivo para los clientes de esta área. Tres hornos microondas, otras tres neveras y la vajilla necesaria estarán a disposición de los huéspedes para que se puedan preparar sus comidas o cenas en el albergue, aunque también tendrán acceso a la oferta gastronómica del café dedicado al artista Amable Arias y que hace las veces de establecimiento hostelero el edificio de hospedaje. En principio, el uso de esa cocina les obligará a recogerla y a dejarla en perfecto estado de revista una vez la hayan utilizado. Asegura Pedro Cuartas que los clientes habituales de los albergues están acostumbrados a asumir estas obligaciones, digamos que tienen un espíritu solidario y también respetan los productos que otros compañeros depositan en las diferentes estanterías de las cámaras frigoríficas. No obstante, la apertura del albergue sumará un empleado más a la plantilla del ‘hostel’, formada ahora por 16 personas, para hacerse cargo de esta zona y garantizar la limpieza y el perfecto funcionamiento del área común.
El establecimiento, plagado de referencias a su pasado como imprenta y a la literatura –acoge talleres de escritura, intercambio de libros, conferencias y también reuniones para conversar en inglés–, bebe de una clientela variada, donde priman especialmente los visitantes extranjeros, huéspedes relacionados con la Universidad y acompañantes de pacientes del Hospital Clínico que no viven en la ciudad y que ingresan para ser operados. Estos suponen el 40% de los alojados en las habitaciones del hostal, según confirman Ruiz y Cuartas.
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