Condenados el cabecilla de la trama de la estafa de los jamones y su testaferro

El fallo ha sido hecho público este viernes por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León y se ajusta a las peticiones realizadas por la Fiscalía para los encausados, José Abellán y Diego López. Aunque se les condena a ambos como autores de los delitos de estafa continuada y pertenencia a grupo criminal, el tribunal tiene en cuenta las circunstancias atenuantes de drogadicción, confesión y dilaciones indebidas para el segundo procesado, lo que reduce al máximo su pena y no irá a prisión, tras aceptar un acuerdo con la Fiscalía.

La sentencia considera probado que Abellán, cabecilla de la trama, y López, testaferro de la empresa Dismarianga, adquirieron mercancías entre 2011 y 2012 sin abonar su importe. La estafa se ha cifrado en casi 500.000 euros y los condenados tendrán que asumir de manera solidaria la responsabilidad civil que marque la Audiencia en ejecución de sentencia e indemnizar a los perjudicados, ocho empresas proveedoras de productos lácteos y cárnicos y una aseguradora.

«La droga me hizo intentar quitarme la vida. Pensé que estar con Abellán era la gallina de los huevos de oro», afirmó antes del visto para sentencia en su turno de palabra Diego López, el hombre de paja de la empresa murciana con sede en Valladolid que fue trasladado desde Argentina para ser juzgado en valladolid. Su colaboración con la Policía ha tenido como premio una importante rebaja en la condena.

Abellán y López son dos de los cinco acusados del delito de estafa. Otros dos, Antonio Mariano Gallego Hernández y José Javier Cortés García, se conformaron en su día con penas de dos años de prisión, mientras que Julián Abellán Tomás, el hijo del empresario, es el único que continúa prófugo.

Los cinco acusados abonaban los pedidos iniciales, para así ganarse la confianza de sus víctimas y aparentar solvencia, para más tarde realizar encargos mucho más cuantiosos y una vez recibida la mercancía simulaban el abono mediante pagarés los cuales, llegado su vencimiento, eran devueltos por los bancos por falta de fondos.

Mediante este procedimiento, a lo largo de 2011, realizaron numerosos pedidos de mercancía a empresas radicadas en Valladolid, Lugo, Leganés, Madrid, Barcelona, Guijuelo (Salamanca), Gerona, Badajoz y Segovia, de las que obtuvieron género por importe global de 446.196 euros que no abonaron. Ni tan siquiera pagaron el material de oficina, por importe de más de 9.000 euros que encargaron a Papel y Complementos Castilla.

La sentencia considera probado que José Abellán Navarro es el cerebro de la estafa continuada y quien tomaba las decisiones, aunque no negociaba con los proveedores ni firmaba documento alguno «para evitar ser descubierto». Su hijo Julián, en paradero desconocido para la Justicia, daba servicio y apoyo y se encontraba en un tercer nivel, mientras que Diego López García figuraba como uno de los dos administradores y dueños de la mercantil, haciendo de pantalla.