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«La visibilidad, de apenas un metro, no era la mejor, aunque en esta primera inmersión simplemente queríamos comprobar si el soporte del géiser estaba sumergido en el anclaje de hormigón del lecho del Pisuerga», explicaba el sábado al mediodía el buzo Javier Marqués ... antes de lamentar que el pesado soporte metálico, que desapareció durante la súbita crecida del río del 22 de diciembre, «no estaba allí». Así que todo apunta a que la riada soltó los anclajes y el flotador del géiser y la corriente pudo arrastrarlo aguas abajo. «Quizás puede estar a unos pocos metros o quizás acabó lejos si fue arrastrado con el flotador y este acabó soltándose», explica el especialista antes de anticipar que dentro de un par de semanas volverá a sumergirse en las profundidades del río en el entorno del puente de Isabel la Católica y la plaza del Milenio para buscar el singular dispositivo instalado en abril de 2011 en el marco de la reforma de la plaza.
«No sabemos dónde pudo ir a parar y, una vez confirmado que no está dónde se suponía que podía estar –simplemente sumergido en su emplazamiento a ocho metros de profundidad–, volverá a realizar un par de inmersiones con un radio de búsqueda más amplio para comprobar si simplemente ha podido desplazarse unos metros», explica el buzo profesional, protagonista en los últimos años de las inmersiones que casi en este mismo punto recrean la primera inmersión prolongada de la historia (1602). Una vez que realice dichas comprobaciones pasarán a barrer literalmente el lecho fluvial con un sonar de la asociación de Los Amigos del Pisuerga.
«Este dispositivo, anclado a una plataforma flotante de la asociación –desde ella y junto a sus voluntario realizó ayer por la mañana este primera inmersión de hora y media–, nos permitirá rastrear el río aguas abajo para intentar detectar objetos voluminoso –y el géiser en cuestión, de más de dos metros de altura, lo es– y realizar inmersiones puntuales si encontramos algo parecido», añade el especialista antes de aclarar que el sonar cuenta con un sensor que emite ultrasonidos y luego muestra el relieve de los objetos sumergidos y la profundidad a la que se encuentran. «El problema es que podemos encontrar desde el soporte del géiser hasta un coche», aclara.
«Teníamos que realizar esta primera comprobación y lo cierto es que, al menos, nos ha permitido confirmar que no está aquí», añade el presidente de Los Amigos del Pisuerga, Luis Ángel Largo, presente en la inmersión de noventa minutos en la que el buzo siguió la manguera que estaba unida al soporte del géiser –llevaba el cableado para la bomba que impulsaba el agua a quince metros de altura– y comprobó que estaba suelta, con los cables cortados. Tampoco encontró siquiera el pesado contrapeso de hormigón al que estaba anclada por cuatro puntos con cables de acero la plataforma.
«Supongo que el contrapeso pueda estar cubierto por la arena del lecho, pero la verdad es que no he podido siquiera verlo», reconocía el buzo, cuya inmersión fue grabada en vídeo y seguida desde la superficie por los voluntarios de la asociación. Ellos mismos alertaron hace algunas semanas de la desaparición del géiser durante la riada de diciembre después de tirar de la citada manguera y no poder sacarla. Entonces pensaron que podía estar aún amarrada al soporte. Este sábado han comprobado que no.
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