![Burrieza pregona la Coronación Canónica de la Virgen de la Vera Cruz](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/09/16/1471440587-k00-U210176646426p2G-1200x840@El%20Norte.jpg)
![Burrieza pregona la Coronación Canónica de la Virgen de la Vera Cruz](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/2023/09/16/1471440587-k00-U210176646426p2G-1200x840@El%20Norte.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
El alma vallisoletana está indisolublemente unida y seducida por la mirada penetrante, la llamada de sus brazos y el desgarro de su dolor. Nuestra Señora de la Santa Vera Cruz y su cofradía penitencial son fragmentos esenciales en la historia de Valladolid. Y así lo ha hecho saber Javier Burrieza, pregonero de la Coronación Canónica de la Dolorosa de la Vera Cruz, que esta tarde de sábado ha anunciado estas celebraciones a la par que ha invitado con sus llamadas a participar a todos los naturales y forasteros a vivir, disfrutar, admirar y participar de lo que significará un gran acontecimiento para la capital y provincia vallisoletana: la concesión por parte de la Iglesia Católica e imposición de una corona a esta imagen mariana cuya devoción sobrepasa lo humano dado que son generaciones y generaciones de locales y viajeros los que han demostrado devoción a esta talla de Gregorio Fernández que cumple ahora 400 años desde que salió del taller de escultura barroca para formar parte del fervor, pasión y religiosidad popular de una hermandad en particular y de una ciudad en general. Ésta es la Virgen de la Vera Cruz, una de las vírgenes más piadosas y sobre la que, ante tantas emociones, el propio Burrieza reconoció: «No sabía qué decir nuevo sobre ti», en relación al momento en que la presidenta de la Vera Cruz, María José Fernández, le encargó el pregón.
Noticia Relacionada
Pero lejos de la realidad. Muy lejos. Porque el profesor de Historia Moderna de la Universidad de Valladolid ligó ayer vivencias, sentimientos e historia para hablar sobre lo que más le gusta: la Semana Santa de Valladolid y ahondando en la materia para descubrir y hacer disfrutar sobre quién es la Virgen de la Vera Cruz así como sobre sus virtudes y sus encantos con cuatro siglos de generaciones de vallisoletanos. Javier Burrieza consiguió, además de convencer a los escuchantes a participar en esta coronación canónica, retrotraernos en el tiempo, en quienes somos y dónde vivimos: «Mírame con compasión, no me dejes Madre Mía», exclamó el pregonero para más allá de superativos y efectismo en su discurso, como reconoció, hizo una recreación literaria de la historia de esta penitencial y su calle de la Platería «que es fragmento necesario del alma de la ciudad».
Este cofrade pero sobre todo amante de esta sacra tradición se hizo rápidamente con la atención de todos los que llenaban el templo, que se quedó pequeño para escuchar, aprender y recibir una clase que en esta ocasión más que universitaria fue cotidiana, del día a día, de encontrarse tanto con la Virgen de la Vera Cruz como de sus Hijos describiendo en este punto sus entradas y salidas a este templo que reina en la calle donde acontece la historia de ayer y de hoy, como recordó: desde el comienzo del fuego que asoló la ciudad en el siglo XVI con probable origen en un taller de plateros hasta el devenir actual sin olvidar que es uno de los epicentros de los actos devocionales y procesionales de la Semana Santa de Valladolid sin dejar en el olvido las múltiples ocasiones que entra a sentarse en un banco para rezar y a hablar con la Virgen durante el año. También para entablar conversación con las muchísimas personas que se encuentra. Porque así es esta iglesia penitencial y esta calle, alma y paso de las gentes y de los tiempos, como iba disertando Burrieza en su proclama ante la atenta mirada de la Madre, a la que él se refirió como «Reina y Señora de la Platería», junto a las miradas de escucha, perdón y consuelo de imágenes tan devocionales e icónicas de la capital como Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna, el Santo Cristo de los Artilleros o el crucificado descendido.
Fue, en definitiva, un pregón de Burrieza, del cofrade y profesor, con el permiso de las autoridades civiles y cofrades que lo presidieron desde las bancadas, con la curiosidad de decenas de personas que acudieron a la llamada del acto que incluso estaban apostadas en las puertas e incluso con la propia deferencia del propio Gregorio Fernández, escultor que bien parece mantener su taller en la actualidad en este céntrico cruce de caminos porque es el imaginero de tanta devoción vallisoletana, de ese alma al que se refirió este hermano cofrade del siglo XXI que ayer con mucha fe e incluso cerrando los ojos recordó cómo las llamas arrasaron aquella pequeña villa, al santo franciscano fray Pedro Regalado, que nació en esta antigua calle de la Costanilla hacia la plaza del Ochavo o a la Virgen de San Lorenzo, patrona de Valladolid desde hace un siglo.
Al abrir los ojos, explicaba Javier Burrieza, se topó «con un escenario nuevo, con una ciudad distinta, calles reconstruidas plagadas de balcones en casas de tres pisos con soportales para huir del sol en verano o de la lluvia y el frío en invierno». Y claro, ante tanto ir y venir, pues este profesor de la Uva cruzó en varias ocasiones el río Esgueva, siempre presente en Valladolid y también en sus cofradías y procesiones, en sus demarcaciones para hablar de Nuestra Señora del Val, Nuestra Señora de las Angustias o el Corpus Christi. Unas lindes naturales que también le llevaron a indagar en la profundidad urbana y religiosa del Convento de San Francisco de la antigua Plaza del Mercado, hoy Plaza Mayor, donde se fecha y se sitúa el origen de la Semana Santa de la capital vallisoletana.
El pregón ya concluido con la noche fue como un dibujo de trazo fino y con sus momentos de trazo grueso como el propio cartel anunciador de esta coronación canónica en el que Santiago Bellido ha recreado a la Virgen de la Vera Cruz junto con el relicario del sagrado madero que tiene esta penitencial. Un pregón de pasión por el significado de la propia iconografía barroca de esta Madre Dolorosa pero también con la pasión de la oportuna disertación y descripción del pregonero. Fue un anuncio, con otro matiz y con otra pluma respecto al pregón que hizo en 2022 de la Semana Santa de Valladolid pero también con una carga sentimental, devocional y de vivencias personales que lleva viviendo desde la cuna dado que Burrieza es cofrade de la Vera Cruz desde niño, de la misma manera que fueron sus antepasados, para los cuales tuvo un agradecimiento al final de sus palabras, aún discreto, por la piedad que le supieron transmitir.
Y aún con el horizonte un tanto lejano aunque no demasiado de los capirotes, las mantillas y el olor a palma… El anuncio de ayer de Burrieza significó la apertura de las puertas de la Penitencial de la Santa Vera Cruz, en el atrio de la Platería con la ciudad moderna, para celebrar desde hoy domingo el solemne quinario a la sagrada imagen mariana y preparatorio para recibir a los devotos el próximo viernes en atractiva ofrenda floral y, por supuesto, para invitar a participar en la eucaristía de proclamación de coronación canónica del próximo sábado en la Catedral Metropolitana, a partir de las 17:00 horas, además de en la posterior procesión -salida sobre las 19:00 horas- en la que las cofradías vallisoletanas de penitencia y de gloria participarán con el montaje de 16 altares con otras tantas imágenes marianas de la ciudad y provincia como las mencionadas Nuestra Señora de San Lorenzo o la Virgen de las Angustias además de la Virgen del Sagrario, Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora de la Salve, del Capítulo, de la Pasión, de la Soterraña, del Carmen de Extramuros, de la Caridad, de Fuentes, de la Salud, del Pilar o de La Piedad.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.