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El 2020 fue el covid y en el 2021, ómicron. Tres años llevan los vallisoletanos esperando a poder celebrar «con normalidad» las comidas y cenas de navidad con sus compañeros de trabajo y grupos de amigos. Este año, la amenaza no es un ... virus, sino la inflación. El Norte ha consultado con el sector, que confirma que, aunque es pronto para el inicio de campaña y de reservas, las expectativas a nivel general para estas próximas fiestas, son buenas. Todo pese a la inflación.
Son muchos los que están llamando para informarse sobre los precios y opciones de los menús. Esto hace pensar a los hosteleros que tendrán «llenos», en prácticamente todos los fines de semana de diciembre. Se ve que las ganas de celebrar una Navidad como las de antes podrá más que la crisis energética y de los precios que asola Europa actualmente. «Nos consta que ya hay reservas realizadas, especialmente para los grupos grandes, pero la mayoría se concretarán a mediados de noviembre. Es pronto todavía. Esa ha sido también la tónica general de años anteriores al covid», apunta Jaime Fernández, presidente de la Asociación de Hostelería de Valladolid. «Las expectativas son buenas, porque estamos viendo que el público lo que quiere es disfrutar y pasárselo bien, después de estar tanto tiempo parados. Está claro que la gente está saliendo, pero otra cosa es el consumo, que ha bajado por la situación económica que hay actualmente y por la subida de todos los precios de la materia prima y de los suministros eléctricos. Unas subidas que no quedará más remedio que repercutir. Vamos a ir viendo en los próximos días cómo se desarrolla todo», añade.
La coincidencia de los principales días festivos en sábado y domingo, hace que la mayoría de las cenas de grupos de amigos y empresas, se vayan a concentrar los fines de semana del 9,10 y 11 y el del 16,17 y 18. José Luis Gómez propietario del restaurante Patio Triana estos días está ultimando la planificación de sus menús de navidad. Siempre dedica la primera semana de noviembre a este cometido para empezar, lo antes posible a hacer publicidad a través de las redes sociales. «Nos está preguntando bastante gente, pero las reservas, de momento van tranquilas. En nuestro caso, nuestros clientes son más de reservar a última hora. Éste es un año muy raro, hay incertidumbre y yo creo que las reservas llegarán todas de golpe, pero más a última hora. Ya no se hacen las grandes cenas de empresas de muchos empleados. Ahora se juntan más en grupitos pequeños, los cuatro amigos de la oficina que se juntan una noche para cenar», comenta este hostelero.
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En el restaurante Los Ilustres, hay fechas que ya están completas desde mediados de octubre. En su caso, las reservas están llegando antes que de costumbre. «Este año la gente está siendo muy previsora. El año pasado se cancelaron prácticamente todas las cenas que teníamos a causa del aumento de contagios por ómicron. La gente está con más ganas que nunca y prueba de ello, es que, por ejemplo, el viernes 16 de diciembre ya lo tenemos completo desde hace más de 15 días», explica Rubén Hernández, maître de este restaurante vallisoletano. «Tenemos una mesa reservada para 55 personas, pero la media suele estar entre los 15 y 20 comensales», dice.
En el restaurante La Cocina de Manuel las reservas también van a buen ritmo. «Ya tenemos muchas mesas cerradas para todos los fines de semana de diciembre». En su caso, se cumple también la premisa de que la mayoría de su clientela acude en grupos pequeños. «La mayoría de las mesas son de 2 y 4 personas», comentan sus responsables, Manuel Soler y Esther Ovejero.
Para hacer frente a la subida de los precios de las materias primas y la luz, el sector tiene que ingeniárselas para elaborar menús que resulten tan atractivos al estómago como al bolsillo, algo que no es sencillo. «El pan ha subido una barbaridad. Lo estábamos comprando a 0,60 euros y ahora está a 0,80 euros. Esa diferencia, que es muy importante la que tengo que asumir yo. Carnes que hasta hace poco tenían un precio más módico, ahora las estamos pagando a precio de solomillo», explica Patxi Irisarri, del restaurante La Viña de Patxi, que ya ha recibido muchas llamadas de clientes para interesarse en fechas tan especiales como Navidad, Nochevieja, y el Día del Año. «Hay muchas llamadas, pero reservas formalizadas, de momento tenemos pocas», confirma Irisarri, quien asegura, además, que la coincidencia de las festividades en fin de semana, «es una ruina para los hosteleros». «Cuando Navidad y Nochevieja caen a mitad de semana, tenemos el fin de semana de trabajo fuerte y a mayores, esos días señalados. Este año, en cambio, sólo vamos a tener cuatro días fuertes para trabajar. Son días de menos, en los que llenar el restaurante y eso supone la mitad de nuestra facturación», continúa este chef y hostelero.
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Jesús Bombín
En ese sentido, hay diversidad de opiniones, ya que el presidente de la patronal vallisoletana, afirma que es positivo que el día de Navidad caiga en domingo. «Al quedar toda la semana natural libre de fiestas, la gente suele aprovecharlo para celebrar los previos. Cada hostelero tiene su visión, en función de la tipología del establecimiento», apunta Fernández.
Venancio Peña es el alma mater de otro de los buques insignia de la hostelería vallisoletana, El Lagar de Venancio. Una sidrería y brasería que cada diciembre concentra un gran número de cenas de grupos y empresas. En su caso, su clientela habitual, reserva en fechas más avanzadas. «Estamos preparando un menú especial para esos días con unos entrantes para picar y doy a elegir los segundos entre 5 carnes y 4 pescados, aproximadamente. Tener menús cerrados nos facilita mucho las cosas a la hora de abastecernos. Yo espero, que este año que no hay covid, las empresas y grupos recuperen sus costumbres de siempre de salir a comer y cenar y pasar un buen rato», dice Venancio.
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Una señal para evitar el 'No Show'
Otro tema importante para los hosteleros, es el descalabro que supone el goteo de reservas finalmente desiertas. Cada vez es más habitual, y más en estas fechas, que en el momento de la reserva, desde los restaurantes se pida el número de la tarjeta de crédito o faciliten el pago por Bizum para el cobro de una pequeña fianza, deducible, eso sí, de la cuenta final. Se trata de un pago por adelantado para evitar lo el sector denominan como 'no show', es decir, cuando los clientes no aparecen a su cita reservada dejando en la estacada a los hosteleros. «Para garantizar su compromiso, hemos establecido una señal de 10 euros por persona para los grupos. La gente lo entiende perfectamente y así, si fallan, la faena no es tan grande», dice Rubén Hernández, de Los Ilustres.
De la misma opinión se muestra Patxi Irrisarri, de la Viña de Patxi, quien cree que todavía queda mucha labor que hacer a la hora de concienciar a los clientes para que no fallen en sus reservas. «Todavía hay quien se molesta cuando les pedimos esa pequeña señal, pero tienen que comprender que trabajamos con producto de alta calidad y máxima frescura que, en caso de no utilizarse, supone una merma económica importante. Los clientes deben comprender que, si nos falla una mesa de 25, nos jugamos muchísimo», dice Patxi Irisarri. Su colega de profesión Venancio Peña opina de igual manera. «Esta mañana (por el domingo) me han anulado dos mesas de seis personas cada una, que tenía para hoy mismo. Eso a nosotros nos desbarata todo», concluye.
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