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Josep Borrell recibió el honor de ser investido doctor honoris causa por la Universidad de Valladolid con un punto de orgullo añadido. Recordó, como lo hizo antes el autor de su 'laudatio', Francisco Julián Fonseca, que ejerció como docente en la Facultad de Económicas. ... Fue de forma breve, eso sí. «Su paso por nuestra universidad, por el Departamento de Matemáticas Financieras dirigido por el profesor Julio García Villalón, fue corto por la implicación directa del doctorando en la política española y en la preparación de nuestro ingreso en las entonces Comunidades Europeas», recordó Fonseca.
Ejerció como «profesor agregado» en el curso 1982-1983. Y eso le valió para su su «viejo amigo» y hoy padrino, Francisco Julián Fonseca, se permitiera un tuteo cariñoso en una ceremonia tan solemne: «Pepe, te consideramos parte de los nuestros, porque los primeros amores no se olvidan».
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En la entonces jovencísima facultad de ciencias económicas logré mi primera plaza como profesor agregado. «Mi presencia fue corta, eran tiempos de profundos cambios en la política española. Al iniciarse el curso 1982-83 se formaba el primer gobierno presidido por Felipe González y Miguel Boyer me llamó para que asumiera la secretaria general de gasto público y después, secretario de Estado de Hacienda. Asumí el puesto durante siete largos años en los que pusimos bases de una Hacienda capaz de financiar servicios públicos», recordó en su discurso el doctor por la UVA.
«Si las circunstancias políticas de España hubieran sido otras, habría dedicado mi vida profesional a la docencia», añadió. Y explicó por qué. «La buena política es sobre todo pedagogía. El responsable político tiene el deber de hacerse entender por sus ciudadanos, explicar sus propuestas más allá del ruido y de la furia hoy sin duda excesivos. Creo haber contribuido a innovar la enseñanza de las matemáticas a los estudiantes de ciencias económicas. Y tratando de explicar a los ciudadanos el porqué y el cómo de las decisiones políticas que les afectan. Como para qué sirven los impuestos». De ahí aquella campaña «Hacienda somos todos», señaló. Y matizó con un punto de humor resignado: «Todavía hoy no del todo cierto».
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