«Nada más conocer la magnitud de la catástrofe hablamos los compañeros porque sabíamos que debíamos ayudar en todo lo que fuera necesario, a pie de calle o donde nos necesitaran», detalla Eduardo Martín, uno de los nueve bomberos de la Diputación de Valladolid que ... se trasladaron hasta el epicentro de la DANA. Una organización que, según confiesa, no ha sido fácil porque ya existían calendarios de guardias fijados y demás obligaciones establecidas que ahora se debían de modificar.
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Fue a las 16:00 horas del viernes 1 de noviembre cuando recibieron la confirmación por parte de la jefatura. Cinco horas más tarde, a las 23:00, ya tenían todo preparado en el parque de Arroyo de la Encomienda para partir. A las 6:30 del sábado 2 de noviembre ya se encontraban en la Comunidad de Valenciana los nueve voluntarios -cuatro cabos y cinco bomberos- junto a dos vehículos ligeros, un furgón de rescate y una autobomba rural pesada, listos para acometer las tareas que les fueran asignadas desde el centro de control.
Martín explica que han sido tres días «muy intensos donde incluso han llegado a perder la noción del tiempo, cuando llegas a la ubicación te das cuenta de la magnitud del percance, al ver las calles desde la ventanilla del vehículo». Durante los tres días que han estado sobre el terreno, gran parte de su actividad se ha centrado en la localidad de Aldaia. El primer día sus esfuerzos se focalizaron, en coordinación con el consorcio de bomberos de Valencia, en achicar agua de dos garajes donde existía la posibilidad de encontrar cuerpos entre los vehículos algo que «por suerte no fue así».
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Una vez finalizados los trabajos de inspección, la comitiva se trasladó hasta el Barranco del Pollo, entre Aldaia y Chiva, donde se encontraron una situación «dantesca». Un punto, según describe Eduardo Martín, «impactante», donde encontraron, mientras realizaban el rastreo, multitud de coches arrastrados y empotrados contra los pilares del puente que estaba casi destrozado. «En ese punto se podía observar la magnitud y la fuerza del agua, hallamos vehículos casi sepultados por dos y tres metros de grava», detalla Martín. Todo ello en colaboración con los bomberos de Valencia, de los que Martín quiere destacar la «entereza con la que se enfrentaron a la situación».
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Durante el segundo día su lugar de trabajo se centró en el centro comercial Bonaire. Un punto donde la UME había establecido el puesto de mando avanzado al tratarse de uno de los parkings más grandes de España y donde se sospechaba que podían encontrar un gran número de víctimas. Durante las primeras horas de la mañana, en colaboración con los compañeros de la UME, el grupo de bomberos de la Diputación de Valladolid se encargó de revisar todos los ascensores y montacargas del centro comercial. Revisar cada ascensor por si pudiera haber gente en el interior o encontrar algún cadáver, que «por suerte no fue el caso».
Posteriormente, y tras una reunión con la UME que dividió el parking en cuatro sectores, se les asignó el 'sector gris', punto al que accedieron a las 17:00 y del que no salieron hasta tres horas más tarde. Un trabajo de rastreo en el que «no encontraron víctimas» y al que se 'enfrentaron' con la «sorpresa» de los pocos vehículos estacionados, «habíamos escuchado que podía haber muchas víctimas, sin embargo, encontramos algo menos de medio centenar de vehículos, por lo que la alerta y el sistema de evacuación funcionó a la perfección», explica Eduardo Martín, aunque detalla que el hecho de haber realizado la inspección con una acumulación de agua aproximada de metro y medio, todavía no permite asegurar al 100% que no haya víctimas.
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Durante el tercer día, el grupo de bomberos trabajó sobre las calzadas y carreteras de Aldaia, con su limpieza y adecuación de las mismas así como el achique de una planta -2 de un parking de la localidad.
Tres días de intenso trabajo donde «se come lo necesario para tener las fuerzas que te permitan seguir con el trabajo y se descansa pensando en dar lo máximo al día siguiente». Martín explica que ayer, 4 de noviembre, llegó a Valencia el segundo turno de personal operativo que estará sobre el terreno los próximos tres días cuando sean relevados por un tercer grupo al que dará relevo una cuarta unidad.
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«Un trabajo muy duro. Es muy difícil ver como un efecto meteorológico puede hacer tanto daño a una ciudad, es desolador ver el paisaje», pero que, sin embargo, Martín asegura que tiene una parte muy gratificante. «Fuimos de los primeros en llegar, cuando pasábamos con el camión la gente se quedaba mirando, tenían cara de sorpresa. Cuando leían que éramos de Valladolid nos agradecían que desde tan lejos estuviéramos intentando ayudar». Martín explica que desde el primer día han sentido el agradecimiento de la gente, pero que también «han palpado el dolor de todas esas personas».
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