Társila y su hijo Ricardo Rodilla, ante la casa de labranza que preside el complejo de la finca agropecuaria de la bodega, en una imagen de archivo. Argi

Un bodeguero de Valladolid, a juicio acusado de esquilmar a su madre

Tribunales ·

La Fiscalía pide seis años de prisión para el encausado, que administraba las propiedades de su progenitora, fallecida en 2020, y una indemnización de 250.000 euros

M. J. Pascual

Valladolid

Viernes, 21 de abril 2023, 14:41

El bodeguero Ricardo Rodilla Fernández se enfrenta el próximo lunes a un juicio en la Audiencia de Valladolid, acusado de esquilmar las cuentas de su madre, la empresaria Társila Fernández Gayo, fallecida en 2020 a los 92 años de edad, y extraer de ellas importantes ... cuantías «en su propio beneficio», aprovechándose de la avanzada edad de la mujer y del alzhéimer que padecía. El fiscal solicita para el encausado que se le imponga una pena de seis años de prisión y 12 meses de multa con una cuota diaria de 20 euros como presunto autor de un delito continuado de apropiación indebida y, de manera subsidiaria, un delito continuado de administración desleal. Respecto de la responsabilidad civil, pide una indemnización para la madre (el procedimiento judicial empezó en 2019, antes del fallecimiento de la mujer) de 85.000 euros más intereses y, para los herederos legales, 164.000 euros, también con los intereses.

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Más de veinte años antes de constituirse la sociedad limitada, Ricardo Rodilla había dirigido y administrado el patrimonio de su madre con el consentimiento y autorización de ella y desarrollaba gran parte de esa actividad a diario en la finca de La Cistérniga donde residía la mujer quien, de hecho, había otorgado para ello, desde el 31 de mayo de 2000, un poder general con amplias facultades en favor de su hijo. Con el paso de los años Társila desarrolló la enfermedad de Alzhéimer, lo que afectó a su capacidad de obrar. Fue incapacitada por sentencia del Juzgado de Primera Instancia 3 de Valladolid en marzo de 2019, que declaró la inahbilidad total para su autogobierno, tanto en lo personal como en lo económico, por padeder una enfermedad psíquica «persistente e inhabilitante». Otro de sus hijos y hermano del acusado, fue nombrado el tutor legal de la veterana empresaria.

Según indica el escrito de conclusiones provisionales del Ministerio Público, la mujer, ya antes de la inhabilitación por orden judicial, presentaba «un deterioro cognitivo grave profundo en el contexto de la enfermedad de Alzhéimer, que había anulado sus habilidades de vida independiente, en el área económico-jurídica o en materia contractual o de disposición patrimonial«. Su hijo Ricardo »se habría aprovechado tanto de la situación de vulnerabilidad de su madre por la edad y la enfermedad que padecía como de su condición de administrador social« para disponer de dinero «sin que haya justificado que tuvieran por destino fines propios de esta o que se realizaran en beneficio de la sociedad, sino con el propósito de obtener un ilícito beneficio patrimonial propio».

Así, el encausado habría cobrado cheques y realizado retiradas de efectivo de cuatro cuentas bancarias en ventanilla y a través de cajero electrónico por un total de 72.450 euros entre 2016 y 2018. Además, realizó entre agosto de 2016 y 2019 «sin autorización para ello» 31 aportaciones a un plan de pensiones personal por un total de 1.550 euros. Hizo más aportaciones periódicas con dinero procedente de otra cuenta de la sociedad de 400 euros en total entre mayo y diciembre de 2017. Otra operación considerada ilegal por la Fiscalía son retiradas en efectivo por 11.300 euros entre agosto y noviembre de ese mismo año «que no constan acreditados ni que se hayan destinado a los fines de la sociedad».

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El acusado también transfirió a sus propias cuentas 64.000 euros de una cuenta personal de su madre «aprovechando la llevanza de las cuentas y negocio de esta» entre 2016 y 2017. Al año siguiente trasvasó 100.000 euros de la cuenta de su progenitora a otra nueva que había abierto él y en la que figuraban como titulares tanto Társila como el propio acusado, quien suscribió días más tarde cuatro fondos de inversión a nombre de ambos.

10,5 millones de capital social

La sociedad unipersonal Tarsila Fernández Gayo SL se constituyó el 1 de agosto de 2016 , con domicilio social en la Finca Dehesa de Fuentes, término municipal de La Cistérniga. El objeto social, entre otras actividades, es la producción y distribución agraria y de productos de la uva. La única socia era Társila y tenía un capital inicial de 7,8 millones de euros, dividido en 789 participaciones, un capital que fue ampliado en 2017 hasta alcanzar un capital social de casi 10,5 millones de euros. El activo procedía del patrimonio personal de la señora, en el que se encontraba la propia finca rústica (destinada en gran parte a cereal de secano, aunque también hay parte de regadío y viñedo, más las casas, corrales, bodegas, lagares e iglesia con cementerio), una concesión de aguas para riego para una superficie de 396 hectáreas, varios turismos y vehículos agrícolas y participaciones sociales en otras mercantiles. Társila y su hijo Ricardo se constituyeron como administradores solidarios.

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Este procedimiento penal se enmarca en el contexto de una batalla legal más amplia por la herencia de Társila, similar a la que atraviesan otras familias de bodegas emblemáticas

Társila, recordada por quienes la trataron como una mujer «valiente, fuerte, luchadora, independiente e inspiradora», se quedó viuda muy joven de Ricardo Rodilla Dávila, nacido en Cuba y que volvió a España de la mano de sus padres en plena Guerra Civil. Se casaron pronto y levantaron la propiedad, que contaba con escuela e iglesia y pertenecía al desaparecido municipio de Fuentes del Duero. En los años cincuenta del pasado siglo llegaron a trabajar en la finca 150 personas. Al enviudar en 1986, junto con su hijo Ricardo, que tenía por entonces 21 años, Társila se puso al frente de la finca de 1.000 hectáreas, en la que había ganado, viñedo y diferentes cultivos agrícolas. A finales de los ochenta se replantaron los viñedos y en 2001 salía al mercado la primera añada de Társila Bodegas y Viñedos. Una bodega y finca, visitables, situada junto a la N-122, entre La Cistérniga y Tudela de Duero, que hoy cuenta con 30 hectáreas de viñedo y elabora entre 30.000 y 40.000 botellas. La presencia de viña, lagar y vino está documentada allí desde el siglo XV, pero la bodega (que, a pesar de estar fuera de la Denominación de Origen por su ubicación geográfica, ha obtenido varios Premios Zarcillo) solo es una pequeña parte de la actividad de esta extensa e importante finca agrícola atravesada por el Duero y que está enclavada en el término municipal de la Cistérniga, a muy poca distancia de la capital.

Fuentes próximas al caso indican que este procedimiento penal se enmarca en una batalla legal más amplia entre los herederos de Társila, que habría comenzado en la vía civil, pues los hijos de la empresaria estarían enfrentados por el control de la sociedad y el reparto de bienes, un pleito similar al que mantienen los herederos de otras familias bodegueras emblemáticas como Pesquera, Vega Sicilia, Pérez Pascuas o Bodegas Emilio Moro.

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