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De boda al hospital Río Hortega y con los novios con uniformes sanitariosAnálisis, radiografías, ecografías, resonancias… Al hospital Río Hortega se puede ir a muchas cosas. También a una boda. Así ocurrió el pasado 26 de julio, miércoles, cuando Julio Ignacio Castañón y Montse Alarcia se casaron tras 42 años de amor. Él es celador en este ... hospital. Ella, operadora de servicios en la sección de limpieza de Anatomía Patológica, y han querido celebrar su amor y su boda en este escenario inusual, pero lleno de significado. Lo hicieron rodeados de sus más allegados y de un gran número de compañeros del Área de Salud Valladolid Oeste (ASVAO) que, sin desatender los servicios, no se perdieron este original y entrañable enlace.
Ambos deseaban que ese día tan especial sirviera de tributo a los héroes de la salud que tanto lucharon durante la pandemia. Por ello eligieron una vestimenta tan peculiar como significativa: pijama blanco ella, ropa de quirófano él. Prendas que han sido testigos de innumerables jornadas al servicio de los demás y que simbolizaban su compromiso con su trabajo y su amor mutuo. Él mismo lo explicó durante la ceremonia. Visiblemente emocionado y micro en mano, se sinceró al decir que el hecho de vestir pijama de trabajo era un homenaje «para todos los trabajadores de la salud que vivimos situaciones muy difíciles en la pandemia y que durante aquellos meses, con una mirada, un gesto o un apretón de manos, nos convertimos en padres, hermanos e hijos de todos los pacientes que cuidamos entre las paredes de este hospital».
Sus pijamas de ceremonia causaron revuelo ya antes de la boda. Sus más allegados les cuestionaban la decisión de casarse ataviados con esta prenda. Pero ellos lo tenían muy claro. «Igual que los policías y los militares se casan con sus uniformes, nosotros nos hemos querido casar con los nuestros», dice él. «Normalmente para las novias lo más complicado es la compra del vestido. Yo me he ahorrado esos quebraderos de cabeza. Sólo tuve que bajar al departamento de lencería, y allí me dieron un uniforme nuevo para casarme. Al final, cuando todo terminó, los invitados nos felicitaban por nuestra idea», añade ella.
Aquel día, todo quedó en familia. El oficiante de la ceremonia fue Francisco Javier Castañón, capellán del Hospital Universitario Río Hortega y hermano del novio. Era el primer enlace que oficiaba en esta capilla. Los padrinos, Concepción, que con 94 años acudía agarrada del brazo de su hijo, y Elías, hermano de la novia. También su sobrino, el pequeño David, que fue el encargado de llevar las arras. Y compañeros, muchos compañeros, que acudieron a verles casar y que hicieron que la capilla del hospital se quedara pequeña. «Llevábamos más de cuatro décadas viviendo 'en pecado' y decidimos que ya había llegado el momento de formalizarlo y pensar en el día de mañana. Pedimos permiso al arzobispado y a la gerencia del Hospital, y todo les pareció estupendo. Fue un día precioso y absolutamente emocionante», dice él con brillo en los ojos. «Nunca me imaginé que tendría una boda tan bonita. Nos hemos casado ante la imagen del Cristo de la Salud y al finalizar, cuando salimos al pasillo, nos encontramos a muchísimos compañeros arropándonos y aplaudiéndonos y soltando globos de colores a modo de regalo. Fue algo inolvidable. Si me volviera a casar, lo haría otra vez en el mismo sitio y en las mismas condiciones. No cambio la boda que he tenido por otra en la mejor iglesia o catedral del mundo. Yo quería una boda familiar en la que pudieran participar los compañeros, y la he tenido. Muchos estaban de vacaciones y, aun así, vinieron a vernos. Se pensaban que iba a ser un evento serio, pero fue muy alegre, participativo y lleno de sorpresas. A la salida, yo me cambié de traje y ya me puse un vestido de fiesta. Todo el mundo quedó encantado», completa ella.
Ambos se conocieron cuando ella tenía 17 años y él 23. Enseguida supieron que estaban hechos el uno para el otro. Julio trabajó durante años como operador de cámara en distintos medios de comunicación hasta que, en 2009 entró a trabajar en el antiguo hospital Río Hortega. Con humildad y dedicación, este celador ha iluminado durante los últimos 14 años los pasillos de este hospital, a veces ensombrecidos por la enfermedad. Montse, por su parte, desde su puesto como operadora de limpieza en Anatomía Patológica, siempre ha dado muestras de tener un corazón tan grande como su sonrisa. Las miradas cómplices y pequeños gestos entre ellos, han sido habituales y reconfortantes durante sus agotadoras jornadas laborales. Juntos, encontraron la manera de equilibrar sus responsabilidades profesionales con su creciente amor.
El personal del Río Hortega ha sido testigo de esta boda e historia de amor única, y muchos no pueden evitar sonreír al encontrarse con Montse por los pasillos, ya que él está jubilado. «Todos me felicitan. Me dicen que estuvieron a vernos y que les encantó que nos casáramos en la capilla del hospital. La luna de miel la tenemos pendiente. Nuestros compañeros han sido muy generosos y nos han obsequiado con muchos regalos y estancias en hoteles, que utilizaremos para la luna de miel que todavía no hemos disfrutado. Uno de estos originales regalos, ha sido un curso de conducción 4x4 en Toledo, para que sepamos manejar el coche que nos acabamos de comprar», comenta ella.
Además de celebrar sus 42 años de amor, esta boda ha servido también para celebrar la jubilación de Julio y que Montse ha aprobado una oposición para personal de servicios de la Junta de Castilla y León.
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