Borrar
Consulta la portada del periódico en papel
Pablo liberando un cocodrilo con transmior satelital 2. Anton Delgado
El biólogo vallisoletano que protege cocodrilos: «Es imposible que aparezca uno en el Pisuerga»

El biólogo vallisoletano que protege cocodrilos: «Es imposible que aparezca uno en el Pisuerga»

Pablo Sinovas dirige el proyecto de conservación de la ONG Fauna y Flora en Camboya, donde recientemente se ha producido el nacimiento de 60 crías del casi extinto reptil siamés

Saray Horcajada

Valladolid

Domingo, 4 de agosto 2024, 08:12

En las profundidades de las remotas selvas camboyanas, con sus biodiversos ecosistemas, habitan numerosas especies, tanto animales como vegetales, que se encuentran en peligro de extinción. De esta amplia lista roja forma parte el cocodrilo siamés, que estuvo a punto de extinguirse en el sudeste asiático y que cobró protagonismo mundial a finales del mes de junio, cuando 60 huevos de esta especie eclosionaron con éxito, un mes después de ser descubiertos en los montes Cardamomo, en el suroeste del país.

Para evitar riesgos estuvieron protegiendo los nidos durante semanas miembros y voluntarios de la ONG Fauna y Flora, dirigida en Camboya por el biólogo vallisoletano Pablo Sinovas, de 43 años, que lleva un lustro trabajando en la conservación de especies amenazadas y en la exploración de áreas protegidas nunca estudiadas. Sinovas destaca que la aparición de estos nidos salvajes supone un avance para frenar la extinción de estos cocodrilos. De hecho, «a raíz de ese descubrimiento se comenzó un programa de conservación».

El hallazgo «supone el mayor evento de reproducción que hemos detectado en todo lo que llevamos de siglo», subraya el biólogo, que califica a esta especie de reptil, que a principios de siglo se consideraba extinta, como «una de las más raras del mundo». Sinovas señala que «se redescubrió en Camboya y en los últimos 20 años se ha hecho un gran esfuerzo para recuperarla.El principal problema era su difícil reproducción al haber pocos individuos, entre 200-400».

La labor del pueblo indígena ha sido clave para el hallazgo de crías de cocodrilo, una población que colabora con la organización Fauna y Flora para proteger los hábitats naturales. «En este caso, en particular, fueron las comunidades indígenas las que nos alertaron de la presencia de esos nidos. Ellos lo encontraron y se pusieron en contacto con nuestro equipo», comenta el biólogo vallisoletano, que destaca, además, que «eran huevos fertilizados, que son los verdaderamente importantes y de donde salieron las 60 crías de cocodrilo».

Pablo liberando un cocodrilo con transmior satelital. Anton Delgado
Pablo en la selva con una especie de agama endémica de las montañas del sur de Camboya. Anton Delgado
Pablo entrando a cueva en busca de nuevas especies de reptiles. Pablo Sinovas
Con grupo de herpetólogos en busca de nuevas especies en zona kárstica. Fauna y Flora- Pablo Sinovas
En el interior de una cueva en busca de nuevas especies. Pablo Sinovas

1 /

Esta especie se caracteriza por una longitud media de entre tres y cuatro metros, por lo que no es tan grande como la del cocodrilo marino, que alcanza el doble de longitud. Una de su particularidades, comenta el director de Fauna y Flora en Camboya, es que «no se ha producido ningún ataque a personas por este cocodrilo, lo que ayuda a la adaptación y recuperación de la especie».

Si hablamos de cocodrilos, es inevitable recordar la rocambolesca historia del supuesto avistamiento, en 2020, de un ejemplar del Nilo en el Pisuerga, que mantuvo en vilo a la ciudad y desencadenó una búsqueda por parte del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona), biólogos y policía local, que finalizó sin ningún tipo de rastro del supuesto reptil.

El biólogo vallisoletano afirma, contundente, que es «prácticamente imposible» la aparición de cocodrilos en las aguas del Pisuerga al no cumplirse las condiciones climáticas necesarias para sobrevivir. «Son especies de climas tropicales; como mucho, en algún clima templado, podría aparecer algún cocodrilo como el aligátor americano, pero en zonas más suaves que Valladolid». En cualquier caso, «si alguien tiene un cocodrilo de mascota y lo suelta en el Pisuerga, podría sobrevivir durante el verano, pero no tendría las condiciones climáticas para hacerlo a largo plazo, hace demasiado frío».

De La Rondilla hasta Camboya

La vocación de Pablo Sinovas por la Biología nace en la infancia. Criado en La Rondilla, donde vivió hasta su etapa universitaria –estudio en el colegio Gonzalo de Berceo y en el instituto Santa Teresa de Jesús–, recuerda que «los animales me han apasionado desde muy pequeño. Me pasaba los recreos en el colegio buscando bichos o iba desde Poniente hasta los parques de la Ribera de Castilla para encontrar sapos, ranas, lagartos... Los fines de semana mis padres me llevaban a lugares como la Senda de los Cortados de Cabezón de Pisuerga a buscar animales, era mi pasatiempo favorito», comenta Sinovas, que vivió su etapa universitaria en Oviedo para estudiar Biología, al no estar disponible la titulación Valladolid.

Su estancia en Finlandia gracias a una beca Erasmus le hizo «abrir los ojos para seguir explorando el mundo fuera de España». Tras acabar la carrera se movió por diversos países de Europa, una etapa de la que destaca su experiencia en Polonia, donde realizó un trabajo de campo con una de sus especies favoritas: el lobo.«Fue una experiencia que realmente me encantó, seguí el rastro de los lobos por las montañas de los Cárpatos en invierno para recoger datos sobre sus movimientos, lo que cazan…».

Posteriormente trabajó durante casi diez años en la ONU, a través de un centro asociado a su programa de medioambiente en el que tuvo oportunidad de prestar asesoramiento a la Comisión Europea y a gobiernos de todo el mundo. Pero este activista quería un trabajo «más cercano al campo» y le llegó la oportunidad de desarrollarlo en Phnom Penh, la capital de Camboya, con la organización Fauna y Flora, donde abre nuevas fronteras explorando la biodiversidad del país tropical.«Trabajamos en zonas terrestres y marinas, con el cocodrilo siamés, el elefante asiático, los gibones (simios)... Y luego, a nivel más general, realizando estudios de biodiversidad en zonas que no habían sido exploradas antes». Las áreas protegidas donde viven muchas de las especies se encuentran en conflicto. «En un país como Camboya, un área protegida no significa necesariamente que esté realmente protegida. Muchas veces es un papel, que no se lleva a la práctica, por lo que estamos mostrando el valor que tiene este área para la biodiversidad», comenta. Y es que unos años antes de que el vallisoletano se incorporara a Fauna y Flora Internacional estas áreas protegidas eran bosques donde no se sabía qué había; ahora tienen evidencias de las especies que las habitan.

Examinando una serpiente con herpetólogo de Malasia. Pablo Sinovas
Pablo liberando un cocodrilo en un río selvático de Camboya. Anton Delgado
Pablo con un guarda local en una expedición en busca de cocodrilos en una zona previamente no estudiada. Pablo Sinovas
Explorando una zona de manglares en Camboya. Pablo Sinovas

1 /

En la actualidad, el desarrollo del país esta produciendo también un aumento de población a las zonas más remotas. «Con el movimiento de gente de un lugar a otro y la creación de infraestructuras como carreteras, el tema de la conservación se esta complicando. Por eso es importante colaborar con las comunidades indígenas, que preservan y respetan la zona, para decidir qué hacer con estas áreas protegidas», explica.

De todas las expediciones en las que ha participado el biólogo vallisoletano, la más dura fue la de hace tres años, cuando pasó más de un mes en una remota selva al norte de Camboya, una zona a la que los guardaparques aseguraban que era imposible llegar. «Con bastante esfuerzo conseguimos llegar, a pesar de su dificultad de acceso y el avance muy lento por su vegetación tan cerrada, que había que cortar con un machete. Tuvimos que volver a dejar la carga que llevábamos. No teníamos ni comida ni agua. Cortábamos hojas de helecho para dormir y hervíamos agua en troncos de bambú para poder beber», comenta el biólogo, quien asegura que «mereció la pena porque gracias a las cámaras que colocamos detectamos al muntíaco gigante, una especie de ciervo raro del que no sabía antes su existencia en la zona».

Presencia de osos y lobos en la comunidad

Pablo Sinovas se pronuncia sobre la polémica, muy vigente en esta Comunidad, que genera la difícil convivencia del ser humano con el oso y el lobo. Precisamente, la justicia europea acaba de tumbar la norma de Castilla y León que permite la caza del lobo. Desde su experiencia, explica que «el lobo es un depredador, y si tiene una presa fácil como el ganado, puede ir a por ella, pero España puede permitirse pagar una compensación por estos daños. Además, los ataques se pueden prevenir con el uso de terrenos adecuados para proteger rebaños y métodos adicionales. Yo creo que ahí está la solución, más que en matar al lobo, ya que está comprobado que reducir la población no funciona».

El biólogo vallisoletano aboga también por una convivencia con el oso. «En España, los casos que se dan de interacciones negativas son poquísimos. Es más la forma en la que funciona la mente humana, al ser un depredador grande instintivamente tenemos miedo, y lo exageramos un poco. Si pensamos en los casos que hay de ataques de perros o muertes por picaduras de abejas o accidentes de tráfico, esto es realmente inexistente», recalca.

El burgalés Félix Rodriguez de la Fuente, divulgador medioambiental por excelencia en la España de los setenta, ha sido el referente naturalista de Pablo Sinovas. «Gran cantidad de las personas que estudiamos Biología en mi generación estuvimos motivadas e inspiradas por Félix». Puestos a compararlo con el leonés Francisco Javier Cuesta, también conocido como Frank de la Jungla, mediático divulgador de la naturaleza en la actualidad, Sinovas cree que «es más inspirador el estilo que tenía Félix Rodríguez. No es simplemente ver la vida silvestre como un circo, sino que es un mensaje un poco más profundo». No obstante, reconoce que Frank tiene un estilo «muy particular».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

elnortedecastilla El biólogo vallisoletano que protege cocodrilos: «Es imposible que aparezca uno en el Pisuerga»