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El incendio que en la madrugada del jueves dejó nueve intoxicados por inhalación de humo en un bloque del paseo del Cauce, en Pilarica, destapó tanto la situación irregular en la que vive una familia de una vivienda afectada por el fuego como las ... condiciones de insalubridad en la que reside el matrimonio y sus dos hijas pequeñas. Los cuatro ocupan ilegalmente desde hace meses un piso de titularidad municipal, en el que inicialmente estuvieron alojados provisionalmente por los servicios sociales. El problema es que la casa, situada en la primera planta, está literalmente llena de basura y trastos que la hacen completamente inhabitable. Y precisamente los muebles, colchones, tablas y ropa que los inquilinos tenían apilados en el rellano, a la puerta de su domicilio (dentro nos les cabían más cosas), fueron pasto de las llamas y causaron graves daños tanto a las cuatro viviendas de la primera planta como a las zonas comunes hasta la quinta planta de un bloque de seis alturas, situado en el número 75F del paseo del Cauce.
«Llevamos meses denunciando la situación verbalmente al Ayuntamiento y a los trabajadores sociales y por la vía judicial con una denuncia interpuesta por la comunidad», recordaron ayer su presidente y el secretario, quienes lamentaron que sus quejas advertían precisamente del riesgo de que se produjera algún siniestro como el ocurrido y de las condiciones de insalubridad en las que vivían las menores. «Llevan aquí unos cinco años y desde el primer momento los padres, con los que es imposible hablar y que no tienen trato con el resto de vecinos, se han dedicado a subir y acumular todo tipo de trastos –las condiciones de la viviendas apuntan a un posible caso, incluso, de diógenes– hasta que comenzaron a llenar también el rellano», confirmaron los residentes del inmueble.
El Ayuntamiento, titular de la vivienda, destinada a alojar provisionalmente a familias necesitadas (hasta un máximo de tres años), no solo tenía conocimiento de la situación sino que meses atrás denunció ante los tribunales la ocupación ilegal de la vivienda por parte de los propios inquilinos a los que fue concedido su uso. «Llevamos meses buscando una solución y, en teoría, la madre y las menores ya no vivían allí –los vecinos apuntan a que los cuatro estaban anoche en casa– o así lo habían comunicado», resume la concejala de Servicios Sociales, Rafaela Romero, antes de aclarar que «no podemos hacer nada o desalojarles a la fuerza sin una orden judicial de la que estamos pendientes».
El caso es que la situación de la vivienda y de la propia familia saltó a la luz al filo de las una y media de la madrugada de este jueves, cuando un voraz incendio devoró la pila de trastos acumulada a su puerta y destruyó literalmente el rellano hasta el punto de fundir la puerta del ascensor y carbonizar la de una vivienda situada frente al foco del incendio. El humo hizo el resto en las plantas superiores, además de colarse en el piso de al lado. Los primeros indicios apuntan a que pudo tratarse de un incendio fortuito, al encontrarse el foco junto a un cuadro eléctrico, pero no cabe duda de que el material combustible, que no debía estar en el rellano, acabó avivando las llamas y causando miles de euros en daños. El escenario fue inspeccionado por los agentes de la Policía Científica y su informe determinará lo ocurrido y las posibles responsabilidades a la hora de afrontar los daños.
El interior de la vivienda ocupada fue precisamente la que menos daños sufrió por el fuego, a pesar de que se declaró en la entrada, aunque la puerta si resultó afectada y quedó abierta. Un simple vistazo al pasillo de entrada permitía dar fe de las malas condiciones del piso con pilas de cajas hasta el techo que prácticamente impiden el paso. Dentro, según confirmaron fuentes de la investigación, «está aún peor» con todas las estancias (salón, cocina, baño y tres habitaciones sobre una superficie de 75 metros cuadrados) repletas también de basuras y trastos. Los vecinos explicaron que la vivienda, además, tenía la luz cortada por impago.
«No sabemos lo qué ha pasado, pero hemos estado a punto de quemarnos en nuestras casas y lo que está claro es que todo eso –por los muebles del rellano– no debía estar ahí y que esta familia tampoco puede estar en esas condiciones», consideran los afectados. La suerte quiso que los nueve vecinos intoxicados, cuatro adultos y cinco niños de entre dos y siete años, pudieron contarlo y recibieron el alta médica esa misma mañana después de ser asistidos en el Clínico y el Río Hortega.
«Conocemos la situación de la familia y llevamos meses estudiando soluciones, sobre todo, para las menores, con las que continúan trabajando los trabajadores sociales; pero la situación de la vivienda es la que es y no podemos desalojarla hasta que así lo decida el juez», incide la concejala Rafaela Romero. El incendio de ayer, al menos, servirá a buen seguro para agilizar las distintas vertientes del proceso para la familia.
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