Mateo Pachón, durante una eucaristía. El Norte
Obituario | Valladolid

El barrio de San Juan llora la muerte de su histórico párroco don Mateo Pachón

El sacerdote compartió con su hermano José las tareas pastorales en el templo del Bautista

J. Asua

Valladolid

Sábado, 10 de diciembre 2022, 18:06

Más de medio siglo entregado a sus feligreses. Primero en solitario y más tarde junto a su hermano, también sacerdote. «Uña y carne», 'Los Pachones', como les llaman quienes les quieren. Mateo Pachón, el histórico párroco del barrio de San Juan, ha fallecido este sábado ... a los 86 años después de cinco décadas de dedicación a su labor pastoral en el templo del Bautista. Se ha ido este cura, natural de Villavicencio de los Caballeros, con las botas puestas, con la misma implicación que cuando llegó allá por 1969 a esta iglesia que él se encargó de dinamizar desde la base. Infancia y juventud eran lo suyo. En lo de mover a la chavalería para llevarla al terreno del altísimo, don Mateo era un maestro. Lo confirma Belén García, una de las personas que más contacto mantuvo con este presbítero de carácter «algo testarudo», pero con una «cercanía» en su mensaje y en sus formas que cautivaban a todos los que se iniciaban en la fe. «Se le quiere muchísimo en el barrio, ha casado a muchos catequistas que se conocieron en la parroquia cuando preparaban a chavales para la Comunión y la Confirmación», relata.

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La última vez que lo vio fue hace quince días. Y es que, a pesar de sus achaques y de estar oficialmente jubilado desde hace mucho tiempo, Pachón no abandonó nunca a los suyos. «Hasta hace muy poco seguían concelebrando la misa los dos hermanos; ha sido un gran sacerdote, el que ha movido la parroquia». Allí, en sus paredes, luce un mural del portal de Belén pintado por él. Porque además de verbo, tenía mano. «Era muy bueno haciendo manualidades de marquetería, pirograbado, pintaba de maravilla y era muy aficionado a la música; él se encargaba del coro y tocaba el armonio», cuenta José Miguel Ampudia, que le conoció asistiéndole como monaguillo.

Los dos hermanos, Mateo y José, con un grupo de niños de Primera Comunión en la Iglesia de San Juan Bautista. B. S.

Desde corazón de Tierra de Campos, con su inseparable hermano José (87 años), tomaron juntos el camino de Dios muy jóvenes. Marcharon del pueblo, aún adolescentes, a Valderas para iniciar su carrera como seminaristas. Una madre muy religiosa les inculcó la palabra y ese mensaje caló. Juntos fueron ordenados en Comillas por Ildebrando Antoniutti, nuncio apostólico en España. A partir de ahí, sus vidas se separaron temporalmente. José se marchó a Perú ocho años «porque en América Latina había pocos curas entonces» y Mateo recaló primero en Olmedo y más tarde en la que ha sido su casa durante medio siglo y que luego fue el hogar de los dos Pachones.

Ampudia define a don José como una figura en lo teológico y a don Mateo como un movilizador a ras de banco, siempre cerca de la gente joven, siempre sembrando. Ahora, entrados en años, aquellos chavales apuntalan esa apuesta del segundo por ellos. «Organizaba unas excursiones estupendas y él mismo nos preparaba las paellas, era muy buen cocinero», recuerda Belén. Y, encima, sus homilías eran «buenas y concisas», acota. Qué más se puede pedir. Porque a este párroco le gustaba lo divino y lo humano. Los agostos los dos hermanos los pasaban en Vigo para disfrutar de la playa y a diario Mateo no faltaba a echar la partida con los amigos del barrio.

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Al matrimonio formado por Ruth y Amador los casó el menor de los Pachón. Dice ella que allá por los noventa este cura era «un genio» tratando a la juventud y trasladando el mensaje cristiano. «Creó una familia maravillosa; éramos noventa catequistas con gente de todas las edades... Quedábamos los domingos para ir a misa, nos tomábamos el vermú juntos, por la tarde íbamos al cine... Recuerdo especialmente las Nocheviejas, porque nos dejaba organizar nuestras primeras discomovidas en los salones parroquia», rememora. Y, siempre, el 1 de mayo, excursión a Valbuena de Duero. «¡Llenaba dos y tres autobuses!, lo pasábamos genial, ha sido un gran hombre», abunda Ruth.

En San Juan, Mateo Pachón deja huella en varias generaciones. Muchos de los vecinos del barrio se han acercado este sábado al tanatorio de Las Contiendas para rendirle el último homenaje y «darle las gracias por tanto». Este domingo, a las 11:30 horas, su templo acogerá una celebración de la palabra en su honor y el lunes, 12, a las 19:30, tendrá lugar una misa funeral por su eterno descanso, ambos actos en una iglesia parroquial a la que este sacerdote de vocación y acción dedicó su vida. Incluso en el peor momento de la pandemia cuando, según recuerda Belén, ambos curas se saltaban el confinamiento para abrir algún rato la iglesia por si alguien necesitaba orar en un momento tan duro. La ley de Dios por encima de la de los hombres, según destaca la catequista. Descanse en paz.

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