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Agustín Torres posa en la pista de la discoteca Sheraton en la que ha colocado mesas y sillas. Ramón Gómez
Coronavirus en Valladolid: Los bares de copas reconocen dificultades para poner orden a medida que avanza la noche

Los bares de copas reconocen dificultades para poner orden a medida que avanza la noche

Las discotecas reivindican sus pistas para el baile y el incremento del aforo

Nieves Caballero

Valladolid

Sábado, 11 de julio 2020, 08:53

Si la hostelería está tocada desde el inicio de la pandemia y el cierre durante tres meses de todos los negocios del sector, las discotecas y los bares de copas se sienten casi hundidos. Las primeros quieren recuperar las pistas para el baile, y no para poner mesas y sillas como han hacen ya algunas, y pasar del 33% al 75% del aforo, como los bares de copas, porque se sienten discriminados. Mientras tanto, muchos de los bares de copas abiertos reconocen que, a medida que avanza la noche, sobre todo del sábado, encuentran dificultades para que los clientes mantengan la distancia de seguridad de metro y medio o las mascarillas puestas, y en muchos casos que no se levanten a bailar. Hasta el punto de que la Policía Municipal les ha ofrecido su colaboración cuando vean que la situación se descontrola.

«El sábado de dos a cuatro de la mañana es muy difícil controlar a los clientes», reconoce Juan José García, vocal de los bares de copas en la Asociación Provincial de Hostelería de Valladolid (Apehva). El resto del tiempo «los clientes no dan problemas y parecen concienciados». Con muchos años de experiencia a sus espaldas, al propietario de Mahogany Deux, de la plaza de las Brígidas, entre otros, le encanta la noche, pero no ha tenido nunca tanta tensión como ahora para intentar que se cumplan todas las medidas exigidas contra el contagio de la COVID-19. «Estamos contentos pero, a la vez, muy tensos desde que abrimos hasta que cerramos porque es muy complicado que no se descontrole la gente a determinadas horas», admite.

La intendente jefa de la Policía Municipal de Valladolid, Julia González, ha ofrecido toda su colaboración a los propietarios de los negocios de ocio nocturno durante una reunión en la que participó también el concejal de Salud y Seguridad, Alberto Palomino. El vocal de los bares de copas afirma que la colaboración es mutua y explica que les han aconsejado llamar a la Policía para evitar males mayores porque, además, en el caso de que haya actas por denuncias, las multas las pagan ellos. «Acabamos aplaudiéndonos mútuamente», añade.

Fabián Martínez, de Caruso, resume: «Cuando sube el grado de alcohol, baja el nivel de responsabilidad», por lo que ha tenido que cerrar antes de tiempo alguna que otra noche. A primera hora, según describe, «todos quieren sentarse en la terraza, porque hay bastante fobia», pero cuando se levantan las mesas y sillas, el espacio del interior parece crecer para los clientes. Las terrazas están permitiendo que les salgan las cuentas a muchos de estos empresarios. Sin embargo, temen la llegada del frío. «Tenemos pánico a septiembre», agrega Fabián.

Las terrazas son un balón de oxígeno para muchos, como para los hermanos Torio de La Villa Gin Bar, de Parque Alameda. Aunque las medidas anticoronavirus ralentizan el trabajo, «la gente está respondiendo muy bien», señala Pedro.

Chema Moreno, en la pista vacía de Asklepios. Ramón Gómez

La fiesta no pinta igual para todos. Los propietarios de las discotecas y salas de fiesta quieren recuperar las pistas para el baile, que es lo suyo, y algunas han decidido no abrir porque les sale más rentable. Chema Moreno, el vocal de las discotecas en la Apehva, asegura que «hasta que no nos dejen bailar, no abriremos». No le encuentra sentido porque, según argumenta, «es como si tienes un restaurante y no te dejan dar comidas». El dueño de Asklepios reivindica las mismas condiciones que el resto de negocios de ocio nocturno, con el 75% de aforo. Chema Moreno no se explica que «los aviones y los trenes vayan llenos, mientras que a nosotros nos obligan a limitar el aforo». Desde su punto de vista, «es un agravio comparativo».

Tampoco ha abierto sus puertas al público Coocon Club, en la calle Pasión. Charly García, uno de los socios, señala que retomarán la actividad si aumenta el aforo hasta el 50%. Ni Kerala, en la avenida Ramón Pradera.

Los hosteleros proponen zonas de baile acotadas y con control de acceso

La Confederación de Hostelería y Turismo de Castilla y León y España Noche (Federación Nacional de Empresarios de Ocio y Espectáculos) han registrado un escrito para pedir a la Junta que permita incrementar los aforos en discotecas y salas de baile hasta el 66% y el uso de las pistas. Los hosteleros proponen que se establezca un mínimo de metros cuadrados en las pistas, con el perímetro acotado, el uso de mascarillas y zonas de entrada y salida para que el personal de admisión del establecimiento pueda controlar en todo momento el aforo, debidamente señalizado. Argumentan que «la reapertura de los locales ha permitido generar una alternativa de ocio para los jóvenes y adultos, evitando el botellón y las fiestas privadas clandestinas». Por otro lado, señalan que la apertura al 75% del aforo de los bares de copas frente al 33% de las discotecas está provocando la acumulación de clientes en la vía pública, ya que las primeras no puede absorber todo el público a la hora del cierre de los últimos. En Castilla y León hay diez bares de copas por cada discoteca. Además, quieren desarrollar acciones de concienciación dirigidas al público, colaboración de alguna asociación especializada en intervenciones de ocio nocturno, como la ONG Controla Club.

Sillas y mesas bailan ahora al ritmo de otro tipo de música -no la latina- en la pista de de Sheraton, en la calle Vega. Agustín Torres recibe a sus clientes desde hace dos semanas con un camarero y dos porteros porque su máxima preocupación es la salud. También La Maraca ha optado por abrir su sala al 30% del aforo en el Paseo de Zorrilla.

Tampoco es la mejor época del año, de hecho el verano es temporada baja para las discotecas y bares de copas en Castilla y León, añade Moreno. Eso mismo opina Nieves Barquín, de La Comedia. «En Valladolid los mejores meses van de marzo a junio, no el verano», precisa. Gran parte de ellos se han perdido en mitad de la pandemia. Claro que este año todo es atípico.

Los que han tenido problemas con las aglomeraciones en la puerta a la hora del cierre de los bares de copas son los socios de la discoteca Tintín. De hecho, han llamado a la Policía en alguna ocasión. Guillermo Puerto, uno de los socios, confirma que es difícil que los clientes se mantengan alrededor de las mesas altas. «Nos hemos ido adaptando desde la primera semana, con filas de mesas situadas a la distancia de seguridad», explica. Este fin de semana mantendrán abierto el local, aunque se plantean cerrar a partir del siguiente porque «no salen las cuentas».

Juan Valls llama para dar la clave al camarero del Sinner's Club. Ramón Gómez

Algunos hosteleros han hecho de la necesidad virtud. Así, el barman Juan Balls se ha reinventado y ha convertido su Sinner's Club, antiguo Herminios de la plaza de la Universidad (el bar de jazz más antiguo de Valladolid), en un 'speakeasy' (hablar bajo o susurrar) al que hay que acceder con unas claves que se solicitan en las redes sociales, como si fuera ilegal. Como los tugurios de la época de la ley seca en Nueva York. De esta manera da más seguridad a sus clientes.

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