Banderas, batas, luto... las ventanas aún visibilizan las reivindicaciones

Un corazón multicolor luce en una terraza del centro de Valladolid. Los lemas son múltiples:«Sanidad pública de calidad. Igualdad. Monarquía corrupta. Lucha obrera. Abascal, parásito. Fuera fascistas». Justo en el piso de abajo cuelga una bandera española. Y, a pocos metros, en el edificio de al lado, a la enseña nacional le acompaña un visible crespón negro. Los balcones se han ido politizando con el paso de las semanas y las protestas se han trasladado a la calle. Los arcoíris con el lema 'Todo va a salir bien' aún resultan visibles en muchas ventanas, pero aquella unidad de los primeros días, con los aplausos a los sanitarios de las ocho de la tarde, fue dejando paso a un fraccionamiento ideológico.

Las caceroladas resultaron muy sonoras hasta que se reabieron las terrazas de los bares. La protesta contra el Gobierno de Pedro Sánchez aumentó en decibelios, con la misma técnica la misma empleada el 18 de marzo, justo al inicio del estado de alarma, cuando se registró la primera cacerolada de la pandemia. Entonces, el destinatario del concierto de menaje no era el Ejecutivo central, sino la monarquía. Luego, fue la derecha la que sonó cada vez con más estruendo. Y en las calles también se agitaron las banderas y entrechocharon cacerolas para mostrar el enfado con las políticas del Gobierno, que ganó intensidad tras el anuncio del pacto con EH Bildu para derogar la reforma laboral del PP.

Pero cada acción tiene una reacción. Muchos ciudadanos sintieron que había que buscar nuevas iniciativas para sustituir el aplauso a los sanitarios que ha ido diluyéndose al coincidir con el inicio de la franja horaria para pasear y hacer deporte. Una de las propuestas pasó por recuperar la idea colgar batas o prendas blancas en ventanas y balcones para continuar homenajeando a los sanitarios de manera visible. Y también se han producido ya concentraciones en varias ciudades para defender «una sanidad pública de calidad», como sucedió en la plaza de la Libertad de Valladolid hace dos fines de semana, Los colectivos de izquierdas sintieron que estaban perdiendo la batalla de la calle y buscaron intensificar este tipo de concentraciones.

Mientras, las banderas de España desfilaron por las calles en protesta contra la gestión del Gobierno, auspiciadas por partidos como Vox, que logró recurrir con éxito la prohibición de manifestarse y se echó al asfalto en una marcha de vehículos privados, mayoritariamente coches y motos, pero también algunas bicicletas. Siempre, eso sí, con la enseña rojigualda como apropiado símbolo identificativo. La pandemia parece remitir. En cambio, la polarización política se mantiene.