Los ayuntamientos rompen la hucha para asumir los costes disparados de la luz

En Montemayor de Pililla hacen números para afrontar «una situación como en la vida se ha visto» en cuestión de gasto energético. Tanto es así, que su alcalde, Iván Velasco, se plantea para este próximo invierno «apagar la mitad de las farolas, dejar una sí y una no aprovechando que son fechas en las que la gente a partir de las diez de la noche apenas está en la calle», señala.

El edil repasa las facturas y muestra el incremento. «En 2019 gastamos en alumbrado público 14.100 euros y por poner un ejemplo, los costes del funcionamiento de los cloradores de la piscina fueron de 1.000 euros». Compara números y dice: «Hasta la fecha y aún queda un trimestre, llevamos unos gastos de 19.000 euros de alumbrado y 2.500 en los cloradores». Velasco vaticina que, seguramente, acaben el año «con 25.000 euros en gastos de alumbrado». O lo que es lo mismo, un gasto de 27 euros por vecino.

Como en otros muchos consistorios, Montemayor tiene un contrato de luz fijo que los protege a la hora de llevarse posibles sustos pero vence a principios de 2023. «Ya nos han dicho desde la compañía que no podrán mantener las condiciones actuales. Subirá», lamenta el edil de un pueblo con la mayoría de luminarias LED.

Aprueban los presupuestos en enero y tiene asumido que tendrán que duplicar la partida de 15.000 euros en gastos de energía. «Lo que antes te daba para todo el año, ahora te lo gastas en medio. Tendremos que tirar de remanente», asegura Velasco, cuyo pueblo ha recibido ya la ayuda del plan de Emergencia Energética de la Diputación de Valladolid. «Son unos 13.000 euros».

Tordesillas, con un gasto anual de luz de 400.000 euros, entre alumbrado público (250.000) y edificios municipales (150.000), ha logrado «capear la subida por el contrato fijo que tienen con la Federación Española de Municipios y Provincias», subraya el alcalde, Miguel Ángel Oliveira. Acaban de conocer los resultados de una auditoría energética para cambiar a LED 4.800 puntos de luz y 15.000 metros lineales de cableado y cuadros eléctricos. «Ahorraríamos un 65% del consumo y se hace con la idea de cambiar un sistema para lograr una mayor eficiencia a largo plazo», señala. Pretenden destinar una inversión de 2,8 millones de euros, que se votará en el mes de noviembre y cuyo proyecto estará terminado en abril.

A ese cambio de luces LED ya se anticiparon el año pasado en Tudela de Duero con una inversión cercana al millón de euros. Es lo que ha permitido al Ayuntamiento «amortiguar la factura de la luz y aguantar el chaparrón». Cambiaron 3.200 puntos de luz repartidos entre Herrera y Tudela y ahora celebran disponer de «un sistema de telegestión que nos permite controlar la intensidad de la luz en función del tramo horario», indica Luis Javier Gómez. La factura de 2019 fue de 220.000 euros y la de este año «será algo mayor de unos 300.000 euros, pero de no haber tenido LED estaríamos hablando de más del doble», asegura.

Hacen cuentas para los próximos meses. «Haremos frente al gasto gracias a los ahorros municipales y a subvenciones como la de Diputación», señala Gómez, y subraya que es una situación «excepcional que requiere un esfuerzo por parte de todos. De hecho, el Procurador del Común ha instado a la Diputación en septiembre a que continúe con el apoyo y la colaboración a los ayuntamientos para reducir los niveles de contaminación lumínica», asevera .

En Tudela, uno de los edificios que más energía consume es la piscina climatizada, abierta 8 meses al año: «Hemos pasado de pagar 2.500 de luz al doble y de 3.600 euros de gas a 6.000, por lo que bajaremos un grado la temperatura en las instalaciones, barajamos reducir alguna actividad o, incluso, el horario», remarcan desde el Consistorio de Tudela. Han comprado hace unos meses la antigua discoteca Ysi, un espacio que albergará la futura Casa de la Juventud, «con vistas a que sea un edificio que cuente con gran eficiencia energética». Y finaliza: «Según se presente el invierno iremos poniendo más medidas».

Los ayuntamientos saben que para hacer frente a estos costes que, prevén sean a largo plazo, saben que lo mejor es apostar por otras alternativas cuya inversión se vea amortizada en los próximos años. En Traspinedo, los costes de energía, tanto de alumbrado público como de instalaciones, se mantenía constantes «en unos 50.000 euros», pero en los primeros 8 meses del año ya van por un gasto de 40.000. «Y la previsión es que fácilmente podamos llegar a los 70.000 euros», señala el regidor del municipio, Javier Fernández.

Por eso, van a ampliar la partida presupuestaria de 42.000 euros en otros 10.000 más, en un pueblo que ha contado con el apoyo en materia energética por valor de 18.000 euros por parte de la Diputación. En 2021 cambiaron a LED un tercio de las cerca de 500 luminarias que alumbran el municipio y están «a la espera« de que el Ministerio resuelva las ayudas para cambiar el resto. Lo que sí está en marcha es el proyecto de la instalación de placas solares con el que lograrían un ahorro del 70% en la energía que necesitan hasta ahora la guardería, el colegio, el gimnasio, la biblioteca y el consultorio. De momento, están buscando cambiar de compañía eléctrica «porque vence el plazo y nos han dado propuestas para 2023 que suponen un aumento del coste de un 300%», señala el alcalde.