Hallar la fórmula de que las materias primas sirvan para elaborar productos que cuando ya no sean útiles puedan convertirse en otros nuevos, de forma que se reduzca el consumo de recursos de la naturaleza, es una fórmula económica que toma fuerza frente a la ... convencional, basada en la aportación permanente de nuevos recursos. Usar, reutilizar, reciclar, revalorizar y evitar cualquier residuo, esa es la filosofía que se impone en la economía mundial, y las ciudades, como grandes consumidoras son los principales agentes para aplicar el cambio desde una economía lineal que fabrica, usa y tira a otra en la que los productos se elaboren para durar, puedan reutilizarse con nuevos fines tras un primer y quizá segundo uso, tengan capacidad para reciclarse aún más tarde y ya cuando todo lo anterior resulte imposible, que sus componentes, sus últimos subproductos, aún tengan capacidad para convertirse en una materia prima de segunda oportunidad.
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El Museo Patio Herreriano ha acogido una jornada de debate en la que con el título de 'Oportunidades de la Economía Circular en Valladolid' se analizaron lo retos de la sociedad, de las empresas y de las administraciones públicas en la puesta en marcha y desarrollo de estos criterios. Organizado por el Ayuntamiento de Valladolid a través de la Agencia de Innovación y Desarrollo, la jornada fue abierta por el concejal de Hacienda y Promoción Económica, Antonio Gato, quien resaltó al comienzo de su intervención cómo la principal tarea en este campo es «la responsabilidad de todos de anticiparnos al futuro», y señaló cómo desde la Corporación municipal se trabaja con la colaboración de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entidad de carácter internacional que tomará Valladolid como campo de experimentación mediante un diagnóstico de la situación de la ciudad y, sobre todo, un estudio de sus oportunidades y necesidades. «Hay que amoldarse porque marcará el futuro», mantuvo Gato, ya que se trata de «un concepto que no sólo va poco a poco incluyéndose en los hábitos diarios de los consumidores, de los ciudadanos sino también en la agenda política» y en este sentido manifestó la importancia de que ese posicionamiento en las agendas sea, como en el caso de Valladolid, «de verdad» y no solamente una declaración de intenciones. «La economía circular es un nicho de empleo y también de competitividad empresarial», afirmó el edil al frente del departamento que desarrolla este concepto en la capital vallisoletana.
Gato señaló la importancia de que «las administraciones avancen en que los productos, que los bienes, permanezcan en valor mucho más tiempo», dijo, y explicó que la economía circular busca «romper la dinámica de la economía lineal de producir, consumir, utilizar y tirar, y vayamos a otro modelo basado en reciclar componentes, reutilizarlos, repararlos, utilizar de forma compartida algunos bienes, como los vehículos en las ciudades».
En 2018 ha finalizado la segunda convocatoria de subvenciones destinadas a dar a conocer, fomentar y divulgar la economía circular, al igual que en 2017, pero con un predominio de proyectos a aplicar en la empresa y la innovación.
La mesa redonda 'La economía circular, un compromiso compartido' abrió las jornadas sobre el modelo de economía circular que se dibuja para Valladolid y que forma parte de la normativa aplicada por el Ayuntamiento, según se indicó ayer a lo largo de la jornada organizada en el Patio Herreriano de la capital vallisoletana. «Está hoy de moda, a pesar de que hace 50 años que se planteó», expuso Luis M. Jiménez, presidente de la Asociación para la Sostenibilidad y el Progreso de las Sociedades, quien precisó que en su opinión no debe considerarse como un proceso de crecimiento alternativo, sino como un modelo alternativo al crecimiento, basado por tanto en una estabilidad y en una economía de carácter regenerativo, «porque en realidad la economía no es circular, sino más bien espiral o helicoidal, ya que las leyes de la termodinámica supone que la economía de ciclo cerrado no existe», argumentó. «No todo puede reciclarse y el reciclaje no es la solución» afirmó el experto, y propuso basar el desarrollo de este concepto de sostenibilidad en las políticas fiscales, de manera que los impuestos graven la contaminación y no el trabajo.
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Coincidió en la importancia de las políticas de carácter fiscal la presidenta de la Confederación Vallisoletana de Empresarios (CVE), Ángela de Miguel, quien reclamó también normas estandarizadas y «políticas coherentes que fomenten todo el reciclaje», para lo que consideró imprescindible el desarrollo de un marco regulatorio y la eliminación de las barreras legislativas y los límites que ahora dificultan el establecimiento de mercados secundarios de materias primas y productos. Expuso por último que será la demanda de los consumidores la que logre el desarrollo de nuevos mercados.
El presidente de la Unión de Consumidores, Prudencia Prieto, centró su intervención en la importancia de crear conciencia para que se evite la oposición sobre cualquier cambio que afecte a confort personal, al bolsillo del consumidor o al entorno de su vivienda.
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