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El riesgo de colapso es muy alto. El inmueble se puede venir abajo en cualquier momento. De hecho, ya se ha caído una de sus medianeras dejando el interior del edificio al descubierto. El Ayuntamiento de Valladolid ejecutará por el procedimiento de urgencia la demolición ... de la casa situada en el número 1 de la plaza de San Nicolás. La delicada situación de esta construcción abandonada mantiene cortada la calle Puente Mayor, desde Conde Benavente hasta Mirabel, desde este pasado fin de semana y así seguirá hasta que concluyan unas labores de derribo «complejas» por la proximidad de otros bloques colindantes habitados.
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El concejal de Urbanismo, Ignacio Zarandona, ha visitado a primera hora de la mañana de este lunes la zona, acompañado por el edil de Salud Pública y Seguridad, Alberto Cuadrado, técnicos del área municipal, así como responsables de las empresas que llevarán a cabo los trabajos. La finca, ubicada frente al colegio público Isabel la Católica, arrastra una declaración de ruina económica desde 2005. Esta figura establece que el coste de las obras necesarias para rehabilitarla es superior al 50% del valor actual del edificio. No compensa la reforma.
El Consistorio ya había requerido a la propiedad para que actuara con urgencia sin que esta hubiera atendido el llamamiento oficial. Desde agosto, la Concejalía de Urbanismo cuenta con un proyecto para ejecutar el derribo de forma subsidiaria. El coste de la intervención: 300.000 euros. Las arcas municipales pagarán la factura y después el Ayuntamiento reclamará el dinero a los dueños, una sociedad que han constituido recientemente los herederos de una mujer mayor que ha fallecido hace escasos meses y que tiene varias propiedades inmobiliarias en la ciudad.
«Mañana mismo a las ocho de la mañana (por el martes) comenzará la demolición, se hará desde una grúa de gran altura y tonelaje y el derribo lo llevará a cabo una empresa especializada», confirmaba Zarandona. La intervención tiene que abordarse con el máximo cuidado. La obra se desarrollará desde la parte alta del inmueble y muy poco a poco se irá bajando, «casi de forma manual», para evitar afecciones en la edificación contigua. Esta tarea se puede prolongar varias semanas, según ha avanzado el responsable del área. Así, no se descarta que la operación pueda durar unos quince o veinte días hasta que se eliminen las partes con más riesgo de precipitarse a la vía pública o los patios interiores.
Zarandona ha subrayado que razones de urgencia y seguridad impiden esperar a que la propiedad tome la iniciativa, algo que ha eludido hasta ahora. Aunque la fachada del bloque está protegida dentro del Plan General de Ordenación Urbana, los técnicos descartan la posibilidad asegurarla con un andamiaje de arriostramiento para mantenerla en pie. Es más que probable que la envolvente no aguantara el anclaje de esa estructura, según el diagnóstico realizado por los expertos. «El edificio se va derribar por completo, la seguridad está por encima, no podemos arriesgar», subrayaba el concejal y arquitecto de profesión.
Este misma mañana se ha puesto en vuelo un dron de la Policía Local y las imágenes de esta inspección aérea han confirmado el profundo alcance de los daños. La separación que ayer había entre este inmueble y el colindante era de unos tres centímetros y hoy ya alcanzaba los veinte. Se están abriendo unas grietas profundas, que los vecinos de los edificios de la zona llevan observando ya hace tiempo. «Lo de esta ruina es una historia ya muy vieja en el barrio, se veía venir y al final ha pasado», lamentaba un grupo de residentes del número 3 de la plaza que desemboca en el acceso al Puente Mayor.
«Al principio se cayó una especie de triángulo de la parte de arriba de el tejado, pero ya este fin de semana es cuando ha empezado a desprenderse todo el lateral», explicaba un propietario del inmueble vecino. Esta gran pérdida de elementos de la envolvente han llevado a desalojar parte del primer sótano del garaje de su finca ante el peligro de que un desplome de la construcción pudiera hundir la cubierta de ese estacionamiento y afectar a los vehículos.
Además, los derrumbes hacia el solar que se sitúa junto al edificio en ruina ha provocado algunos cortes intermitentes de agua y luz en sus viviendas. «Lo que tienen que hacer es acabar con esta situación, tirarlo y fuera», abundaban en un corrillo en el que se comentaba que hasta hace unos años una de las viviendas del inmueble dañado ha estado habitada por «un señor mayor que se alumbraba con velas».
El perímetro de seguridad, que se amplió este fin de semana tras una inspección de los Bomberos, se mantendrá hasta que terminen los trabajos de demolición. «Hemos establecido unos turnos de guardia con la Policía Municipal para que nadie pueda acceder a esta zona complicada, sobre todo porque tenemos al lado un colegio. También se han sacado algunos vehículos de un garaje que hay por la parte posterior por si acaso; queremos dar las máximas garantías de seguridad», explicaba Alberto Cuadrado, concejal de Salud Pública y Seguridad. El Ayuntamiento mantendrá en los próximos días el servicio de vigilancia policial, según confirmó el edil.
Se da la circunstancia de que la empresa propietaria de este edificio también es dueña de un piso en la finca del número 4 de la calle Olmedo, en el barrio de Delicias, según han confirmado fuentes de la Concejalía de Urbanismo. Ese bloque, que la pasada primavera fue escenario de varios intentos de okupación hasta que tres personas se atrincheraron en él, también presenta un avanzado estado de ruina. Lleva desalojado y blindado con unas chapas metálicas para impedir nuevas entradas desde el 30 de mayo de 2024.
Este pasado mes de agosto, el departamento que gestiona Zarandona anunciaba que tenía listo el proyecto para afrontar su derribo, una obra que también se va llevar a cabo por ejecución subsidiaria y que está valorada en 133.310 euros. La intención era arrancar con la demolición tras las ferias de septiembre, pero la obra se ha retrasado también por desencuentros con los propietarios de la finca. Desde hace tres años, el edificio acumula multitud de denuncias de las comunidades colindantes ante su mal estado y los problemas que les ha generado en sus casas, entre ellos la filtración de aguas fecales a su zona de garajes y trasteros.
En marzo de 2023, aún con Gobierno del PSOE y Toma la Palabra en el Consistorio, la Junta de Gobierno del Ayuntamiento aprobó el acuerdo para demoler el inmueble, una decisión que recibió el aplauso de los vecinos afectados. Dos de sus cuatro plantas se mantienen en pie a base de puntales en toda su superficie, mientras que las redes de abastecimiento y saneamiento están completamente destrozadas y sus dos fachadas se caen a cachos, especialmente la que da al patio trasero.
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