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La apertura del corredor para bicicletas que reduce a un solo carril la circulación de vehículos en el tramo final de entrada a la ciudad por la avenida de Gijón, entre la calle Chopos y la intersección con la avenida de Salamanca, se está librando ... por ahora de los atascos que sí se producen en su homólogo del paseo de Isabel la Católica a la espera de la vuelta a las aulas en el punto más conflictivo del carril bici, a su paso por el instituto Cristo Rey. «¿A ver qué ocurre cuando vuelvan los coches en las salidas y entradas?», coinciden en preguntarse los vecinos del entorno. El nuevo carril bici, que discurre a lo largo de 1,4 kilómetros, ha supuesto en paralelo la limitación de la velocidad para los vehículos que circulan por el único carril disponible a 30 kilómetros por hora y ha llevado al Ayuntamiento a instalar el primer avisador de velocidad (no es un radar y no multa) con esta velocidad justo al comienzo del tramo, donde los conductores realizan una ese entre bolardos para continuar su camino hacia el barrio de La Victoria desde la carretera de León. La señalización refuerza los avisos del nuevo límite de velocidad y sobre la calzada se han marcado señales de peligro que advierten de que el conductor se adentra en una calzada que discurre junto a un carril bici.
La circulación por allí, al menos por ahora, y en pleno verano –el carril se abrió hace apenas un mes–, es fluida y apenas se generan pequeñas retenciones en el último semáforo antes de la avenida de Salamanca, donde muere el carril bici y conecta con los existentes en dicha avenida a través de un singular trazado verde dibujado sobre el antiguo aparcamiento a las puertas del desaparecido Hotel Marqués de la Ensenada (hoy reconvertido en un centro social autogestionado).
La solución para garantizar la seguridad de los cruces más conflictivos del carril bici, como son la salida desde la calle Enseñanza (junto al nuevo centro base) y, sobre todo, el cruce con la carretera de Fuensaldaña y las calles Las Eras y Morena (Huerta del Rey), ha sido la misma que en el carril bici de Isabel la Católica, con la colocación de semáforos para ciclistas sincronizados con los vehículos. Tres de ellos se encuentran en la raqueta de salida de la calle Morena hacia la avenida de Gijón y hacia Fuensaldaña. El resto de intersecciones se han resuelto con cedas para ciclistas y resaltes en los pasos de cebra para evitar conflictos con los peatones que cruzan la avenida.
Las cuatro paradas de autobús situadas a partir del Cristo Rey (hay una allí y otras tres ya en el tramo más urbano de la avenida de Gijón a su paso por La Victoria) cuentan ahora con plataformas elevadas, pintadas de verde y con cedas para los ciclistas, que intentan garantizar la seguridad de los peatones a la hora de subir o bajar de los autobuses urbanos. Estos, con la existencia de un solo carril de circulación, efectúan su parada cortando el paso del resto de vehículos en las cuatro paradas, lo que por ahora solo esta provocando pequeños parones de la circulación a la espera, como bien apuntan los vecinos, de la vuelta a la actividad el mes que viene en el centro educativo.
Allí, a las puertas del Cristo Rey, se han habilitado medio centenar de plazas de aparcamiento, situadas entre la calzada para vehículos y el propio carril bici, que en este punto discurre pegado a la acera ante la fachada principal del instituto politécnico. Dieciocho de estas plazas están situadas justo ante de las instalaciones del centro y el resto (32) están dibujadas justo a su altura con el objetivo, en teoría, de facilitar las entradas y salidas de los vehículos al centro educativo. Si serán o no suficientes se verá cuando se produzca la vuelta a las aulas. Los conductores, eso sí, no podrán ahora estacionar en doble fila al existir un solo carril de circulación para vehículos en paralelo al carril bici.
La puesta en servicio del carril bici de la avenida de Gijón, el primero habilitado a costa de uno de los carriles de entrada a la ciudad habilitado en este tipo de vías de alta capacidad de la ciudad, coincidió prácticamente con la apertura de su homólogo del paseo de Isabel la Católica, que también ocupa casi un kilómetro entre los puentes Mayor y de Isabel la Católica, escenario de interminables atascos en sus primeros días de funcionamiento y que se han minimizando en agosto (con muchos menos vehículos en la ciudad). Allí el propio alcalde, Óscar Puente, anunció días atrás que los técnicos estudian habilitar un segundo carril de giro hacia el puente de Isabel la Católica que por ahora no se ha ejecutado. Este cruce es precisamente el más peligroso al concluir allí sin continuidad hacia San Ildefonso el propio carril para ciclistas.
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