Secciones
Servicios
Destacamos
Confucio lo tenía bien claro hace 2.500 años. «Dedícate a lo que te apasiona y no trabajarás jamás». Eso decía el filósofo chino allá por el año 500 antes de Cristo, pero no hace falta remontarse tan atrás en el tiempo para darse cuenta ... de que este axioma es una verdad más grande que un templo budista. Tan solo hay que escuchar a Antonio de la Rosa para corroborar que cuando uno hace lo que le gusta, la palabra trabajo pierde todas las connotaciones negativas. Este vallisoletano es un enamorado de la bicicleta que se percató de que la Sierra de Madrid contaba un déficit de servicios para aquellos que, como él, acostumbraban a subir puertos en bicicleta entre la Sierra Norte y la Sierra de Guadarrama. Así que reconvirtió un viejo cuartel de la Guardia Civil en Lozoya, junto al embalse de Pinilla, en un hotel hecho por y para ciclistas.
«Esto surgió con un amigo. Nos dimos cuenta de que llegábamos a sitios que pensábamos que deberían estar preparados para ciclistas, pero no lo estaban. Ni siquiera tenían un sitio especial para guardar la bici y no daban servicios para el corredor. Vimos un déficit de alojamientos para personas que van en bici y, ante esta oportunidad de negocio, nos subimos al carro», explica Antonio de la Torre, que en 2019 abrió el hotel CicloLodge y, como dice él mismo, se subió al carro después haberse subido muchas veces a la bici.
El hotel cuenta con un taller en el que se pueden arreglar las posibles averías que surjan en ruta, también tiene un servicio de alquiler de bicicletas, así como unos garajes específicos para guardar las bicis con cámaras de vigilancia las 24 horas. «Hoy en día la gente tiene 'bicicletones' que valen un dineral y nadie quiere que haya otra bici al lado y les dé un golpe. Con las cámaras podemos revisar si ha habido algún problema», explica De la Rosa.
Este vallisoletano, nacido en Íscar, ha vivido en Pedrajas de San Esteban y en la capital vallisoletana y, después de muchas aventuras, ha terminado en Lozoya como hotelero. Esas aventuras le llevaron a ser el primer atleta profesional español patrocinado por Red Bull allá por 1996 debido a su faceta como corredor de raids de aventura. «Vengo de ser corredor de aventura, llevo muchos años haciendo bicicleta. He hecho triatlón y lo que más me ha gustado siempre es cogerme las alforjas y viajar», señala.
Su madera de atleta le llevó a ser bombero de la comunidad de Madrid cuando solo tenía 19 años, cuerpo del que formó parte durante 14 años. El trabajo de bombero parecía hecho a medida para este hombre de acción, pero decidió pedir una excedencia con el fin de dedicarse en cuerpo y alma al deporte. Y vaya si lo hizo. En 2012 completó la Siberian Black Ice Race con trineos y esquís. En 2014 fue el primer español en completar la Ruta Iditarod de Alaska, en la que recorrió 1.700 kilómetros a pie y con esquís de fondo en 42 días. Luego cruzó 4.700 kilómetros en un bote de remos entre Dakar, en Senegal, y Kourou, en la Guayana Francesa. En 2017 completó la Vuelta a la Península Ibérica en paddle surf. En 2018 ganó y batió todos los récords en la Lapland Extreme Challenge, convirtiéndose así en la primera persona que acabó esta travesía de 1.000 kilómetros por Laponia en solitario. Y en 2019 fue la primera persona que cruzó el Pacífico haciendo paddle surf.
Noticia Relacionada
Su currículum deportivo es tan extenso que podríamos continuar varios párrafos más explicando sus logros, pero Antonio de la Rosa ha aterrizado en las páginas del periódico porque su idea de negocio hotelero está triunfando entre los amantes del ciclismo. Aunque el camino al éxito no ha sido fácil. «El viernes se han cumplido cuatro años desde que empezamos. Abrimos ocho meses antes de la pandemia y cuando empezamos a darnos a conocer, nos tocó cerrar seis meses», rememora De la Rosa, para el que aquellos duros momentos ya solo son malos recuerdos.
La experiencia de este vallisoletano en el mundo empresarial no se circunscribe solo a su iniciativa hotelera. Hace veinte años montó en Lozoya una empresa de turismo activo que ahora cuenta con unas 200 piraguas y 50 tablas de paddle surf y en la actualidad ha abierto nuevos horizontes en este mismo municipio con el hotel CicloLodge, que le permite seguir disfrutando del deporte desde otro punto vista, aunque a este hombre de 53 años le sigue gustando vivirlo en primera persona. «Llevo años sin correr raids de aventura, pero me han invitado al Mundial de Sudáfrica e iré en octubre», concluye este aventurero de toda la vida que ahora se gana la vida como hotelero, aunque su hotel, como no podía ser de otra manera, tiene mucho que ver con una de sus grandes aficiones: la bicicleta. «Me apasiona tanto el deporte que al final he podido convertir mi pasión en mi profesión», concluye Antonio con una frase que bien podía haber pronunciado un filósofo chino hace unos cuantos siglos.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.