«Sintiéndolo muchísimo, no nos ha quedado otra que subir el precio del pan», dice con resignación Raúl Pérez, quien se ha criado entre hogazas de pan y sacos de harina. Su padre abrió hace 59 años la Panadería Raúl, en Rueda, que ... ahora él regenta. Tiene 58 y dice que no «ha visto cosa igual que la situación actual».
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El precio de la luz, el de la harina y el combustible están cada vez más altos y él ya no puede seguir asumiendo pérdidas. Desde el pasado 6 de octubre sus barras cuestan 5 céntimos más caras y su pan candeal también ha subido 10 céntimos. «Es que así es imposible seguir. No hace ni un mes que subí el precio a los clientes y desde esa fecha, ya me han subido a mi dos veces el precio de la harina.
En total me han aumentado 6 céntimos el kilo, y la cosa parece que no va a cambiar», explica. «Para mi no es plato de buen gusto tener que enfrentarme a mis clientes para justificar la subida cuando yo gano cada vez menos. El cliente no tiene la culpa de lo que está pasando. Yo he contenido los precios mucho tiempo, de hecho, la barra la tenía que haber subido 10 céntimos y sólo la he subido 5 para no achuchar a la gente, que es la que nos da de comer, pero es que no podemos más», añade.
El de Raúl es un problema generalizado en el sector. A los horarios, a la falta de formación y profesionalización y a la dificultad de encontrar un relevo generacional, se le añade el aumento imparable en los costes de materias primas, suministros y combustibles. Mario Serna, tiene su obrador en Montemayor de Pililla y el pasado 1 de noviembre ha estrenado nuevas tarifas para su clientela. Ha subido 10 céntimos la barra y 15 céntimos el pan.
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«Llevábamos sin subir el precio desde el 2011, pero ahora me he visto obligado. El pasado mes de febrero la tonelada de harina me costaba 290 euros. Llevamos 8 subidas seguidas y ahora mismo está ya en los 420 euros. La luz es tema aparte. A principios de año, en el obrador gastaba 400 euros de luz. Ahora pago casi 800 y eso que en la panadería trabajamos de 01:00 a 07:00 horas de la mañana, que son horas valle. En nuestro obrador de pastelería de Mojados, al trabajar en horario de mañana, la subida es todavía mucho mayor. Lo del combustible también es increíble. El gasoil de los hornos, en enero me costaba a 0,55 euros y ahora está a 1 euro. Es una subida de casi el 100%, con lo cual, todos los panaderos, antes o después, tendrán que subir el precio. Algunos incluso tendrán que subirlo dos veces», dice.
Tahona Chari en Villanubla, es el orgullo de su dueño, Javier Ramos. Sus panes artesanos están hechos con todo el mimo, algo que su clientela sabe apreciar. «Pero veremos que pasará cuando les diga que no me queda otra que subir de precio», aventura. «La harina se ha duplicado y es imposible que yo pueda soportar trabajar a pérdidas como hacen las grandes superficies. Los pequeños negocios de panadería somos los que llevamos todas las de perder», explica Javier, que ha pasado de pagar 850 euros de luz, a 1.300 «y eso que racionalizo al máximo el consumo, pero si me descuido y meto una última hornada para no dejar a nadie sin pan, pierdo dinero, porque la factura asciende hasta los 1.400 y ya no merece la pena. Nos están obligando a cerrar», afirma.
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La panadería-pastelería Jogari de San Román de Hornija celebra este año su 50 aniversario. Su propietario, Moisés García, mantiene desde hace tiempo los mismos precios, aunque también se está planteando subirlos para compensar el enorme aumento de los costes. «Nos tendremos que poner de acuerdo las panaderías de la comarca, para hacer todas lo mismo», dice este profesional. Su colega Jesús García, con 52 años de experiencia amasando harina en la panadería El Villar, de Gallegos de Hornija, es de la misma opinión. «Está todo fatal. Esperaremos a primeros de año para ver cómo se desarrolla todo y a ver qué hacen el resto de compañeros pero, al final, nos tocará subir el pan, aunque no creo que eso solucione nuestro problema», dice resignado.
La situación en el sector harinero no es menos complicada. Las lonjas marcan subidas «nunca vistas», en los precios de los cereales en torno al 45-50%, según datos facilitados por Harinas Carbajo, de Benavente, fábrica con 55 años de experiencia. «El trigo-pienso en agosto estaba en lonja a 210 euros la tonelada. Hoy, (por ayer), está a 287 euros. El trigo panificable ha subido desde agosto de 215 euros por tonelada a los 325 euros. La incertidumbre es muy grande y no se sabe si esto que está ocurriendo es por especulación o por escasez», apunta Pablo Carbajo, director del Departamento Comercial de esta harinera benaventana. «Hay problema para encontrar partidas y cerrar contratos, porque como sigue subiendo, la gente no quiere vender. Es una situación que nunca se ha vivido en este sector. La crisis más parecida fue en 2007-2008, cuando los cereales también tuvieron un fuerte aumento, pero fue algo más puntual. La situación para los sectores panadero y harinero es muy complicada y nuestros márgenes son muy, muy pequeños. Las fábricas lo estamos pasando mal», concluye.
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