Sofía Larrea y Rocío Mielgo de la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos. J.C. Castillo

Las denuncias por delito sexual suben el 54% y crece la alerta por la sumisión química en Valladolid

Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos ha atendido desde 2021 seis casos de intentos de intoxicación con drogas en la capital y cinco de ellos terminaron en abusos

Sofía Fernández

Valladolid

Jueves, 4 de agosto 2022, 00:04

Aunque afirman que la sumisión química no es algo novedoso en Valladolid, desde la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos (Adavasymt) explican que se ha notado un repunte significativo de este tipo de casos desde el año pasado, periodo ... desde el que han atendido a un total de seis víctimas.

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«Las formas de llevar a cabo la sumisión química y las sustancias van cambiando porque las mujeres han aprendido a estar más en alerta, a cuidarse más, por eso, ahora se ve más el tema de los pinchazos, aunque hasta la asociación no nos ha llegado ningún caso hasta el momento».

De esos seis episodios de sumisión química en Valladolid, cinco terminaron finalmente en agresión sexual y solo uno quedó en un intento, ya que la víctima pudo zafarse de su agresor. Tal y como explican desde la asociación, en cuatro de los seis episodios de sumisión hubo un consumo de alcohol excesivo en chicas muy jóvenes «a las que se incitó de forma intencionada a beber (sumisión activa) o se aprovecharon de su estado de embriaguez (sumisión pasiva)». Los otros dos se debieron a otro tipo de sustancia psicotrópica y en ambos casos las mujeres coincidían en el relato de los hechos.

«Estaban tomando un vino y poco después comenzaron a encontrarse mal, mareadas y entraron en un estado de semiinconsciencia», explica la trabajadora social de la Asociación, Sofía Larrea.

«Alcohol, éxtasis líquido o ketamina, las drogas más usadas en sumisión»

Pese a que la droga más mediática utilizada para la sumisión química de sus víctimas es la burundanga o escopolamina, sin embargo, es la que menos se utiliza, ya que es mucho más común el uso de benzodiacepinas (como el lorazepam, el diazepam o el clonazepam), el éxtasis líquido y la ketamina, que se introducen directamente en la bebida o a través de pinchazos, aunque en Valladolid no se han registrado por el momento agresiones con este método.

Desde Asdavaymt, explican que la sustancia por excelencia con la que los agresores llevan a cabo la sumisión química sobre las mujeres es el alcohol. «Y lo hacen de dos maneras, de forma activa incitándolas a consumir grandes cantidades para después abusar de ellas o de forma pasiva, es decir, aprovechando una situación de clara ebriedad y vulnerabilidad de las mujeres para cometer la agresión sexual», señala Rocío Mielgo, una de las fundadoras de la asociación que lleva apoyando a mujeres víctimas de abusos o malos tratos desde hace 28 años.

La sumisión química se engloba dentro de los delitos contra la libertad e indemnidad sexual, que también han aumentado en Valladolid casi un 54% pasando de los 26 registrados en el primer trimestre de 2021 a los 40 detectados durante el mismo período de 2022. A nivel regional estos datos arrojan un incremento de este tipo de delitos del 61%, pasando de 96 a 155, según se desprende del último Balance de Criminalidad del Ministerio del Interior.

Este incremento debe ponerse en parte en relación con las activas políticas de concienciación social que han provocado una mayor disposición de las víctimas a denunciar estos delitos y a poner sus casos en manos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, informan desde Interior.

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No es la única entidad que pone cifras a una realidad que va en aumento. El Observatorio Noctámbul@s de la Fundación de Salud y Comunidad (FSC) muestra los resultados de una macroencuesta a nivel Europeo sobre comportamientos de violencia sexual que se producen durante momentos de ocio nocturno.

El 75% de las mujeres tiene miedo de sufrir agresiones sexuales cuando sale de fiesta por la noche

Las estadísticas hablan. El 46% de las mujeres mayores de 18 años aseguran haberse sentido incómodas alguna vez por bromas, comentarios sobre su físico o miradas por parte de desconocidos. El informe recoge además casos de invasión del espacio personal, tocamientos o manoseos no deseados, sobre todo en espacios de gran afluencia de personas. El Observatorio señala también que el 66% de las chicas lleva las llaves en la mano a modo de defensa cuando vuelve a casa; el 67% finge hablar por el teléfono móvil con algún familiar o conocido durante el trayecto y el 75% tiene miedo a sufrir agresiones sexuales cuando sale de fiesta por la noche.

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«Hay más denuncias porque hay más concienciación, pero es muy importante hacer un llamamiento para que las administraciones hagan cada una su parte del trabajo y lo hagan bien, que se trate a las víctimas de la forma adecuada porque el proceso de denuncia es duro y difícil y judicialmente muchas veces no se trata bien», asegura.

Incide en que es importante lanzar un mensaje, «tienen ayuda, pueden recibirla y da igual el tiempo que haya pasado. Aunque lo ideal es hacerlo cuanto antes para detectar las sustancias en el cuerpo es vital que hablen sobre ello», sentencia.

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«Las edades de las víctimas de sumisión química en Valladolid se encuentran en una franja de entre 15 y 26 años»

ROCÍO MIELGO

Fundadora de Adavasymt

La trabajadora social de Avadasymt añade que en ciertos casos, «las chicas ni saben lo que ha pasado, aunque a veces se despiertan durante la propia agresión con el trauma que conlleva». Hay que hablar de ello y es positivo que desde hace dos años se le haya puesto nombre a nivel institucional a este tipo de agresiones dirigidas principalmente hacia las mujeres.

Las edades de las víctimas de sumisión química en Valladolid se encuentran en una franja de entre 15 y 26 años, «aunque eso no quita para que se hayan detectado casos en los que las víctimas tengan 40 o 50 años, pero por lo general suelen ser personas jóvenes, al igual que lo son los agresores que cada vez cometen estos delitos a edades más tempranas, rara vez superan los 40 años», puntualiza Mielgo.

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Tanto para la trabajadora social como para la fundadora es importante dar a conocer dos aspectos que van ligados a determinados comportamientos de los agresores sexuales: el consumo de pornografía y el negacionismo de la violencia machista. «Respecto al primero, los jóvenes acceden cada vez a edades más temprana, en cuanto tienen móvil, a contenidos para adultos en los que por lo general la mujer tiene el papel de sumisa frente al hombre para satisfacer sus necesidades o deseos. Es lo que aprenden y normalizan sin haber recibido formación o educación sexual. Es una realidad preocupante como lo es el pensamiento de negacionismo ante la existencia de violencia machista en un sector de la sociedad».

Mielgo explica que, en estos 28 años de ayuda a las víctimas de agresión sexual no existen fechas o zonas en Valladolid en las que se produzcan estos delitos. «Los episodios de violencia sexual suceden en cualquier época del año y tratamos de concienciar más, sobre todo en eventos o contextos festivos donde hay gran concentración de personas y donde una de cada tres agresiones sexuales cometidas se producen bajo sumisión química», añade la fundadora de Adavasymt.

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En cuanto a la relación que une a los agresores con las víctimas, «está lejos de lo que mucha gente piensa que es la sumisión química en la que un desconocido se acerca y echa algo en la bebida para abusar de otra persona. La realidad de los casos que tratamos pone de manifiesto que son personas conocidas o cercanas al entorno de la víctima, ya sea alguien que se conoce a través de Internet, un amigo o un compañero de estudios, por poner ejemplos», subrayan.

Desde Adavasymt piensan que el hecho de que repunten casos con nuevas sustancias en todo el país viene determinado por un factor fundamental, la concienciación. «Como las mujeres tenemos más cuidado de vigilar nuestros vasos, los agresores buscan nuevas formas como los pinchazos de los que tanto se habla ahora».

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Durante los 28 años de vida esta asociación centrada en la asistencia integral a mujeres y menores víctimas de agresiones sexuales y violencia de género ha acompañado «a miles de vallisoletanas» prestándoles apoyo psicológico con personal específicamente cualificado, asesoramiento legal y asistencia social no solo a las personas que han sufrido algún episodio de violencia de género o sexual, sino también a sus familias.

«Cuanto antes empiecen las terapias menos trauma tendrán en el futuro», añaden al respecto desde Adavasymt, asociación que trabaja en coordinación con la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Valladolid.

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