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«No me acuerdo mucho de cómo se cruzó. Perdí el conocimiento y me quedé inconsciente hasta que me despertó un policía». Esto es lo que asegura el joven ciclista Ávaro Barros después de lo que vivió el pasado viernes, cuando un vehículo le arrolló ... en el cruce de la avenida de Gijón con la calle de La Enseñanza mientras se dirigía a su casa después de entrenar con su inseparable bicicleta, esa que le llevó el año pasado a ser tercero por equipos en el Campeonato de España con la selección de Castilla y León, a convertirse en segundo en el campeonato de carretera de Castilla y León y a consumar su mayor logro hasta ahora: la primera posición en el Regional de pista.
El accidente
La versión del ciclista indica que el semáforo está en verde para las bicicletas y en ámbar para girar hacia la calle Enseñanza.
Semáforo
de giro para coches
Semáforo
para ciclistas
A Villanubla
Avenida de Gijón
A centro
Enseñanza
N
10 m
El accidente
La versión del ciclista indica que el semáforo está en verde para las bicicletas y en ámbar para girar hacia la calle Enseñanza.
Semáforo
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para ciclistas
A Villanubla
Avenida de Gijón
A centro
Enseñanza
N
10 m
El accidente
La versión del ciclista indica que el semáforo está en verde
para las bicicletas y en ámbar para girar hacia la calle Enseñanza.
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de giro para coches
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para ciclistas
Avenida de Gijón
A Villanubla
A centro
Enseñanza
N
10 m
El encontronazo de Álvaro con el coche se saldó con una clavícula rota y un derrame en la cabeza, pero su padre, Juan José Barros, temió por la vida de su hijo en esos momentos. «El dispositivo que llevan ahora los chavales en carretera te permite conectarte para ver cómo está funcionando el entreno y me saltó un aviso de posible caída. Algo me hizo pensar que podía ser algo grave y no me equivoqué», relata Juan José, que no se lo pensó dos veces y acudió al lugar indicado por el aparato para socorrer a su hijo. «Salí para allá corriendo, llegué incluso antes que la ambulancia, y me llevé un susto tremendo al ver a mi hijo tirado en el suelo inmóvil con sangre en la cabeza», explica el padre de Álvaro en un relato que se recrudece aún más tan solo por su fecha. «Ese día se cumplían cuatro meses de la muerte de Estela Domínguez en un atropello. Mi hijo mayor tiene un año menos que Estela y se conocen desde hace trece años, así que esto me dio vuelco al corazón», añade para desvelar después que, tras el suceso, habló con los padres de Estela. «Hemos estado hablando con Juan Carlos y con Yoli y nos han dicho que demos las gracias porque mi hijo está en casa y no se lo han llevado», concluye.
El accidente sucedió un día en el que Álvaro quería hacer un entrenamiento especial. Tenía una competición en Salamanca el fin de semana y salió a rodar un día antes para ir soltando piernas. Se dirigió a Ciguñuela, Robladillo, Zaratán y regresó para hacer más o menos una hora de bici. Ya de regreso en la ciudad, se metió por la vía de servicio para coger finalmente el carril bici de la avenida Gijón y ahí, poco antes de llegar a Cristo Rey, un turismo que iba por la avenida de Gijón en dirección Valladolid giró hacia la calle de La Enseñanza y chocó contra él en esta zona de la vía en la que ciclistas y vehículos comparten un espacio regulado por semáforos. Álvaro asegura que cruzó en verde y que el coche no respetó el disco naranja que le quitaba la preferencia, aunque el conductor del vehículo tiene una versión distinta, tal y como explica el padre de Álvaro. «Nos han dicho que el conductor piensa que la culpa es del chaval, pero no fue así. Lo ha grabado un taxista al que le pilló todo de frente», indica Juan José Barros.
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Este siniestro no ha quitado las ganas de seguir rodando a Álvaro Barros. «Una vez que me recupere, volveré a las carreras y a disfrutar de la bicicleta. Si puedo entrenar mientras estoy con la clavícula rota, lo seguiré haciendo porque esto es lo que me gusta», explica este joven ciclista que, después de lo vivido el viernes, tiene un consejo para los conductores: «Solo puedo pedir a la gente que cuando se suba al coche esté siempre alerta porque alrededor hay más vidas humanas», concluye.
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