Valladolid

Atraco a la joyería de Mantería: «Si viviéramos con miedo, nos dedicaríamos a otra cosa»

Así lo afirma el presidente de la asociación de joyeros de Valladolid, Antonio Zúñiga. «Estamos bastante seguros. Es un gremio bastante particular. Tenemos que estar con mil ojos, pero siempre cumplimos con todas las normativas de seguridad. Además, la Policía, con la que mantenemos una comunicación fluida, revisa periódicamente esos elementos», detalla Zúñiga, quien agrega no sentir miedo al trabajar diariamente en una joyería.

«Si viviéramos con miedo en este sector, nos dedicaríamos a otra cosa. Se asume que hay que tener riesgos, pero siempre con precauciones», complementa el representante de los joyeros de la Federación de Comercio y Servicios de Valladolid y Provincia (Fecosva).

Una tranquilidad, según agrega Zúñiga, proporcionada por la colaboración de la Policía Nacional de la capital. «Cuando hay alguna sospecha en algún establecimiento, nos ponemos en comunicación e informamos a la Policía. Podemos presumir de tener una Policía excelente. Valladolid es una ciudad tranquila, aunque evidentemente no sé si estará incrementándose la criminalidad en los últimos meses», recalca Antonio Zúñiga, quien aún no ha podido hablar con los propietarios de la joyería Miguel Ángel tras el atraco.

Un mensaje de tranquilidad para las joyerías a pie de calle lanzado desde el gremio al destacar el amplio operativo de seguridad de los negocios. Existe una normativa, que se adereza con medidas concretas en cada negocio. «Hay que apostar por la modernización de esos servicios, seguir con la precaución y estar con los ojos bien abiertos», agrega el representante del sector.

Porque el suceso de la calle Mantería no es el único que se ha dado este año en la capital vallisoletana. En este 2023, a escasos metros de la tienda de Miguel Ángel, en la joyería Siglo XXI de la plaza España, tuvo lugar un incidente similar con un robo al descuido.

A ese suma otro robo al descuido en La Rondilla, en la Joyería Alejandro, al llevarse piezas de oro valoradas en varios miles de euros. Eso sucedió a finales de abril de este año, cuando los dependientes atendían al requerimiento del presunto cliente, que estaba ataviado con una gorra para evitar ser identificado, y fue en busca de unas cadenas que tenía envueltas en un muestrario de tela. La vendedora se dispuso a extender las joyas sobre el mostrador y el ladrón no tardó ni un instante en cogerlas y emprender la huida, no sin antes resbalarse, caer al suelo y dejar la muleta en medio del establecimiento.

Los dueños de la joyería trataron de aprovechar la caída para dar caza al ladrón, pero logró levantarse a toda velocidad sin perder el botín para salir fuera del pequeño local, ubicado en la calle Moradas, y escapar a toda velocidad en una motocicleta de gran cilindrada.

Según las pesquisas iniciales, los protagonistas del robo, al igual de lo sucedido en Miguel Ángel, son delincuentes profesionales y su 'modus operandi' lo avala. Prueba de ello es que, al parecer, antes de acceder a la joyería el ladrón se impregnó las manos con una sustancia adherente con el fin de no dejar sus huellas dactilares en el establecimiento.

Unos hechos que se suman al sufrido por la familia de joyeros Del Páramo, con sucursales en Palencia y Valladolid, en plena A-6. Allí fueron asaltados cuando iban en coche. La investigación continúa abierta para esclarecer quiénes arrebataron, al menos, dos millones de euros de botínn.