Solo se librarán de ella los alumnos hasta los seis años de edad. El resto deberá llevarla todos los días y en todo momento en las aulas, pasillos, patios y zonas comunes. La mascarilla se convierte este curso en algo tan o más importante -más, ... porque está en juego la salud- que los libros o el estuche a la hora de ir al colegio o al instituto. El pediatra Luis Rodríguez Molinero, emérito de Sacyl y miembro de la Comisión Nacional de la Asociación Española de Pediatría, ofrece algunas claves para que este retorno a las clases, «lleno de incertidumbres», según reconoce, pueda ser lo más seguro posible.
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Digamos que este profesional aboga porque la comunidad educativa, desde padres a profesores y pasando, cómo no, por los chavales, interioricen la que será la nueva materia para un curso complejo: 'Asignatura covid para la vuelta al cole', podría denominarse. «Educación para la salud», insiste él continuamente.
Lo primero, explica, es hacer un buen uso de esa protección que nos cubre nariz y boca y que evita que seamos transmisores del virus. «En el caso de las mascarillas quirúrgicas, las más comunes, es importante lavarse bien las manos antes de colocársela», explica. Una vez fuera de su envoltorio, se debe «coger siempre por las gomas y aplicarla en la cara tapando esa dos zonas» sin dejar resquicios.
El lomo -la tira metálica- se ajusta a la parte alta nariz, mientras que la parte baja nos debe cubrir la barbilla. «Debemos tener en cuenta que es un producto sanitario y tiene sustancias químicas que puede provocar rechazo en la piel del niño, que siempre es más sensible», acota el doctor, quien matiza que no todos toleran «esa sensación de claustrofobia» y tienen la capacidad para aguantar con ella puesta toda una jornada escolar. ¿Solución? Prima el bienestar del alumno, que, si no lo soporta, debe retirarla de vez en cuando para tomar aire. La otra opción son las mascarillas higénicas (de tela), que aguatan «hasta 30 lavados» y pueden ser más cómodas, además de contar con diseños diferentes que permiten que el niño esté más a gusto con ella.
Coronavirus y vuelta al cole
En principio, las quirúrgicas deben ser de un solo uso. Es decir, cuando el estudiante vuelva a casa debe tirarla y coger otra nueva. En todo caso, si va al comedor, lógicamente debe retirársela. Nada de guardarla en el bolsillo, ni acomodarla en un codo o bajarla hasta la barbilla. «Debe protegerse en un sobre o una funda hasta que se vaya a poner de nuevo», recomienda el experto. Entonces, también hay que lavarse las manos antes.
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Rodríguez Molinero insiste en ese mantra que las autoridades no han dejado de transmitir desde que comenzó la pandemia: la higiene continua e intensa de nuestras manos. «Es un hábito básico y de los que más vidas ha salvado», repite. Jabón, agua y frotar bien. Entre los dedos, las palmas, la parte superior, muñecas... Los colegios deben insistir y dejar los tiempos suficientes para que esta práctica se convierta en otra rutina más. En las mochilas de los chavales y en el propio centro también debe haber botes de gel hidroalcohólico para la desinfección cuando esta sea nacesaria.
Regla básica es la distancia social. ¿Cómo controlarla en niños de corta edad? A todos se nos antoja complicado y el pediatra también lo admite. Así, el colegio o el instituto va a tener que cambiar los ritmos. Además de los aforos en las clases para respetar el metro y medio de distancia entre pupitres, lo que obligará a cambios físicos y de infraestructuras en las instalaciones, es importante escalonar los diferentes momentos de la vida escolar. «Si antes había dos recreos para todo el alumnado, ahora habrá que hacer cuatro, tampoco son convenientes las aglomeraciones en las entradas o salidas, que habría que organizar para que no coincidan demasiados niños», explica.
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A juicio del profesional, los zapatos de los estudiates también jugarán un papel importante a la hora de contener la covid-19 durante el curso. Por ello, afirma que la solución de las alfombrillas desinfectantes hay que tenerla en cuenta. «Los virus pesan y caen al suelo y los podemos llevar en las suelas», dice el pediatra, partidario también de la toma de temperatura de todos los estudiantes antes de entrar al centro, bien sea en las mismas instalaciones o en el ámito familiar a la hora de partir hacia clase. «La fiebre es el principal síntoma del coronavirus y el mejor dato que nos advierte de que el alumno podría ser portador», señala. Recuerda que el último estudio realizado por el Hospital San Juan de Dios de Barcelona ha determinado que los niños sí contagian, pero tienen menos capacidad de transmisión que los adultos. El problema, sin embargo, es que el estilo de vida infantil es más transmisor, ya que tienden a la proximidad física con sus iguales o con la familia, según aclara.
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Resume el doctor Rodríguez Molinero una máxima que también se repite desde que la pandemia se instaló en nuestras vidas. Restringir el contacto social al máximo posible y ceñirlo al entorno más íntimo es la mejor garantía para evitar infecciones. Si en la organización escolar se logra ese objetivo (complejo es), en casa y en la calle la responsabilidad familiar tiene que ir por ese camino. El pediatra se muestra optimista, dentro de la incertidumbre que la covid-19 ha extendido a todos los ámbitos. En su opinión es una oportunidad muy buena para potenciar la educación en la salud y la importancia que tienen para ella ciertos hábitos como el de lavarse las manos. «Esta situación nos ha hecho aprender muchas cosas y la principal es que con la salud no se puede jugar», remacha. Y menos en el recreo o en los pupitres a partir de septiembre.
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