Palestinos en Valladolid

«Estamos contra el asesinato de civiles. Pero Hamás no creó el conflicto, el conflicto creó a Hamás»

Así que el resto cogieron sus pertenencias «las subieron a un carro tirado por un burro y se han marchado». Jan Yunis está rodeada de campos de refugiados. «Viven 30 familiares repartidos en dos pisos y el resto en una escuela de la UNRWA (Agencia de la ONU). Pero están deseando volver algún día a su casa».

Yusef El-Asi (Valladolid, 1979) es también hijo de la diáspora palestina por parte de padre. También está preocupado por su numerosa familia, varias docenas de personas, repartidas entre Nablus y Jenin, en otra parte de los territorios palestinos ocupados por Israel desde 1967, Cisjordania.. «El ejército israelí está atacando en ciudades y campos de refugiados. Y los colonos lo hacen en los pocos pueblos palestinos en los que Israel no ha conseguido expulsar a la gente. Están asesinando a campesinos desarmados, niños…pero desafortunadamente no es algo nuevo, solo que después de un ataque palestino es a mayor escala». La conversación se produce horas después de la difusión de crudas imágenes de niños baleados por los francotiradores israelíes cerca de Jenin.

La colonia palestina en Valladolid la forman los descendientes de apenas tres o cuatro familias. Muchos vinieron a estudiar y después de la ocupación nunca pudieron volver a Palestina y acabaron creando hogar y descendientes en España. Se reúnen cada miércoles en las concentraciones en apoyo a su causa e intercambian noticias. «Creo que tenemos más información aquí que lo que les llega a ellos -asegura Karim-. Están sin luz en toda Gaza, antes acudían a cargar los móviles a los hospitales que tenían generadores, ahora los cargan en los coches, pero cada vez es más difícil. Cuando logró contactar con alguno de mis primos siempre se oyen unos ruidos terribles de bombardeos».

La rutina de la violencia hace que, quien la vive, la afronte de otra forma. «Ellos nos intentan tranquilizar, pero el futuro para ellos es terrible -reflexiona Karim-. Aunque se acabara ya esta violencia ¿a dónde irán? No solo no quedarán casas (40% de la Franja arrasada) sino que todas las universidades las ha destruido Israel, también muchos hospitales y escuelas, incluidas escuelas cristianas, las tierras de labor han sido arrasadas. No hay futuro allí».

«Es que hemos entrado en una fase de aceleración de la limpieza étnica -interviene Yusef El-Asi-. La solución final de los sionistas parece cada vez más cerca. Una Palestina sin palestinos o reducidos a un terreno ínfimo».

Cuando se les pregunta a Karim y Yusef por la responsabilidad de los ataques del brazo terrorista de Hamás hay un silencio para medir sus palabras. «Mi familia no es política», arranca el originario gazatí, «Hamás maneja la administración de la zona, pero el control de Gaza lo tiene por completo el Ejército israelí«.

Recuerda Karim que «la mayoría de los guerrilleros de Hamás son el producto de otras masacres israelís. Si vives en Gaza y has llegado vivo a los 18 años bajo un bloqueo que complica cualquier proyecto vital, es muy probable que hayas visto morir bajo las bombas israelís a algún familiar, o como quedaban mutilados. ¡Imagine cuántos se van a crear tras este genocidio!», señala.

El argumento lo apoya Yusef extrayendo de su móvil una entrevista con Nurit Peled, una activista israelí defensora de los derechos palestinos a pesar de que perdió a su hija pequeña tras un atentado suicida en 1997. Dice Nurit: Estoy convencida de que, si los palestinos nos hubieran tratado como nosotros los tratamos a ellos, habríamos sembrado un terror cien veces mayor».

El argumento lo apoya Yusef, «estoy en contra del asesinato de civiles inocentes, siempre, y sin justificar nada hay que entender lo que decía Karim. En otras palabras, Hamás no se fundó hasta 1987, Hamás no creó el conflicto, «el conflicto» creó Hamás. E Israel le permitió crecer para que hiciera de contrapeso a la OLP (Organización para la Liberación de Palestina)».

Este vallisoletano de sangre hispano palestina lamenta que Israel «ha impuesto su narrativa, según la cual ellos solo se defiende. Parece que solo ha habido muertos en la zona a partir del 7 de octubre y cuando han sido suyos». El-Asi recuerda las marchas pacíficas del retorno de Gaza en la primavera de 2018. «Fue una iniciativa pacífica reclamando su derecho a volver a sus hogares. Los francotiradores israelís los recibían a balazos en territorio palestino, hubo 312 asesinados a final de año y 29.000 heridos. Pero no se produjo ninguna condena internacional, ni sanciones a Israel. En Cisjordania, que no está controlada por Hamás, antes del 7 de octubre Israel había asesinado a más de 200 palestinos.

Tras unos días de cierta esperanza, en los que las bombas han estado casi una semana en silencio, pero que finalizaron abruptamente este viernes, ¿qué esperan desde aquí para el futuro de los suyos? Curiosamente, Karim, el de la zona más devastada, insiste en que «quiero ser optimista y creo que esto le tiene que pasar factura a Israel. Aunque no dejo de preguntarme por el precio que pagará mi familia: ¿sobrevivirán? Y si lo hacen…¿en qué van a trabajar? ¿dónde irán a la escuela los niños? ¿a qué hospital los enfermos?...».

Yusef es más pesimista. «Me gustaría ver a líderes de Israel en la Corte Penal Internacional, pero ya ante crímenes anteriores similares se han librado por el poder de Israel y EEUU. Además, en los últimos años ha acelerado la colonización en su política de hechos consumados para que la salida de los dos estados sea casi imposible». «Después de 76 años de incumplimiento de Israel de las resoluciones de Naciones Unidas y de toda la legalidad internacional, si con el genocidio que están perpetrando tampoco hay sanciones a Israel…».

Por encontrar alguna luz de esperanza, Karim y Yusef valoran a «toda la población que se manifiesta por el mundo, con algunas voces muy valientes y valiosas dentro de Israel, que se oponen a lo que hace su Estado, y que cada vez más judíos repartidos por el mundo están rechanzado la política de Israel de ocupación, limpieza étnica y claman '¡no en mi nombre!».