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Los visitantes rozan el cielo, contemplan la ciudad y descubren su belleza. Durante el día, solo se percibe el gorjeo de las palomas, que han encontrado su hogar en las paredes del emblemático edificio. Con la bajada del sol, Valladolid se desata y a más ... de sesenta metros de altura, los turistas escuchan el bullicio de las terrazas del entorno. Desde la torre de la Catedral, la noche y el día cobran vida y sorprenden. Lo aseguran quienes han decidido disfrutar de la experiencia,disponible para todos los interesados desde el año 2015, gracias a la «polémica» construcción de un ascensor que viaja hasta el segundo punto más alto de la ciudad. Las visitas, desde entonces, no cesan y suman más de 3.400 durante 2017.
En marzo de hace tres años, el ex-alcalde Javier León de la Riva inauguraba el ascensor entre la polémica. El coste de la restauración de la torre sur de la Catedral y la construcción del elevador sumaron una cantidad de 566.970 euros. El dinero procedía de un fondo de inversión creado por la asociación de Amigos de la Catedral, por el que las constructoras de la capital donaban el 1% del presupuesto de las grandes obras municipales que se les adjudicaba a la rehabilitación del edificio. Varios colectivos, antes y después de su estreno, protestaron delante de la seo vallisoletana para reclamar que la inversión se destinase a necesidades «más importantes».
Después de tres años de funcionamiento, el actual equipo de gobierno socialista asegura que la torre de la Catedral «es uno de los mayores atractivos, incluso con lista de espera». Desde la Sociedad Mixta para la Promoción del Turismo, la directora gerente, Isabel Mateo, confiesa que este tipo de inversiones «nunca tienen el objetivo de recuperar el dinero» pero alientan la vida cultural de la ciudad. Los datos revelan su éxito, que continúa en su tercer aniversario.
Este año, hasta el mes de junio, son 3.416 los curiosos que han subido a los pies del Sagrado Corazón. En 2016, durante todo el año, fueron 8.170 los interesados. De media, recibe en torno a 650 visitas al mes, aunque existen grandes diferencias entre las distintas épocas. En abril, con el atractivo de la Semana Santa, se incrementan las visitas, al igual que en el mes de octubre con la temporada de otoño. Agosto es el mes preferido para contemplar Valladolid desde el cielo, con 1.163 visitantes el pasado año. Eso sí, por la noche sigue siendo el momento ideal, aún más en los meses calurosos del verano, para disfrutar de este plan alternativo. Los interesados podrán observar la iluminación nocturna a vista de pájaro solo los viernes y sábados, con previa reserva en la Oficina de Turismo, situada en el Pabellón de cristal de la Acera de Recoletos.
La capital vallisoletana ha recibido de enero a junio de este año a 224.682 viajeros, la cifra más elevada registrada en la ciudad a lo largo de su historia. La mayoría de los turistas provienen de Madrid y de la comunidad de Castilla y León, atraídos por el atractivo histórico, patrimonial y gastronómico de la ciudad. Entre sus encantos, la Catedral de Valladolid es un punto de referencia gracias a la iniciativa de la subida a la torre, como asegura la concejala de Cultura y Turismo, Ana María Redondo.
La edil confiesa que «siempre ha tenido datos positivos» a pesar de que solo se han incrementado de 2016 a 2017 en el 3%. En este sentido, subraya que las visitas, aunque pueden aumentar, tienen un número reducido de personas que pueden subir al elevador, razón por la que el incremento es mínimo. Por este motivo, desde el Ayuntamiento califican la seo vallisoletana como «uno de los atractivos turísticos más rentables» y aseguran que quieren seguir trabajando en la línea de la deslocalización para atraer a visitantes extranjeros. El éxito, garantizan, se palpa en la demanda de las actividades turísticas, que en el caso de la torre de la Catedral, tienen «incluso lista de espera». Además, Redondo subraya que el mayor número de visitas se produce en el segundo semestre, datos aún desconocidos, pero con unas primeras estimaciones que señalan a al mantenimiento o leve crecimiento de los turistas.
Un primer elevador asciende a los visitantes hasta el campanario de la torre sur de la Catedral. En esta planta,otro ascensor será el encargado de realizar tres paradas con el propósito de conocer el interior de la edificación y observar a los pies de la Cúpula del Sagrado Corazón la ciudad a 62 metros de altura. La visita comienza en la parte más alta para después ir descendiendo en los diferentes cuerpos. Los elevadores ahorran a los asistentes 17 pisos, además de posibilitar la subida a las personas con movilidad reducida.
El campanario es la primera parada y luce de un verde enérgico durante la noche, que traslada a los asistentes a un mundo futurista, lejos del estilo herreriano del siglo XVI. En segundo lugar, y después de subir unos cuantos escalones, los visitantes disfrutan de la vista desde el cielo de la ciudad. La altura de la torre, solo superada por el ático del Duque de Lerma, permite visualizar a la luz del sol la fachada de la iglesia del pueblo de Cigales, a 18 kilómetros de distancia. También se observa el Estadio de Fútbol del Real Valladolid, una arboleda entre la gran multitud de edificios -Campo Grande-, el barrio de Parquesol o el Auditorio Miguel Delibes.
Cuando el sol se esconde, las luces de los principales edificios de la ciudad absorben toda la atención de los turistas. Nada más traspasar la puerta al exterior de la torre se encuentran con la iglesia de Santa María la Antigua, que ilumina el rosetón de flores que la rodea. En colores rojizos, en el sur de la ciudad, destaca la Plaza Mayor y en tonos rosados, la Parroquia de El Santísimo Salvador, entre un sinfín de luces y destellos.
Cuando termina el recorrido, y después de inmortalizar el momento con las fotografías de rigor, continúan las paradas, ahora en sentido descendente, en los diferentes cuerpo de la torre. Las maquinaria del reloj y las pesas del aparato, ocupan las siguientes visitas, finalizando el recorrido con la matraca de la Catedral, un instrumento que produce un sonido similar al de los tambores de la Semana Santa.
Entre estos tramos, a pesar de la disposición del ascensor, son muchos quienes deciden probar la escalera de caracol que conecta las diferentes plantas y se aventuran a bajar -la subida es en el elevador- algunos de los 364 escalones que atraviesan la torre. Una visita, que llegada a su fin después de 45 minutos, acaba en sonrisas y agradecimientos a la guía encargada del recorrido.
Sorprende que muchos de los visitantes son vallisoletanos. «En las visitas, sobre todo las nocturnas, la mayoría residen en la ciudad y vienen acompañados de amigos y familiares para disfrutar de las vistas», asegura Marian Sernández, guía del recorrido desde noviembre del pasado año.
Es el caso de Belén, que reservó cuatro entradas para disfrutar de una visita nocturna con unos amigos que venían desde Alemania. «No valoramos lo que tenemos en Valladolid», aseguró la visitante, sorprendida por la «magnífica» explicación de la guía y las increíbles vistas de la ciudad. Durante el día, Virginia y Antonio, residentes en Madrid, también decidieron disfrutar de la torre y conocer los encantos de Valladolid. Sonrientes, aseguraron que «ver la ciudad en 360 grados desde la torre es impresionante». A sus más de 60 años, nunca habían acudido a la capital castellana y leonesa. «Hemos visto que Valladolid tiene una gran historia a sus espaldas, pero es muy desconocida», confiesa el matrimonio, preparado a pasar el fin de semana descubriendo los secretos de la ciudad.
Una emblemática Catedral desconocida incluso para los propios vallisoletanos, pero que despierta el interés de quienes se aventuran a descubrir el proyecto diseñado por Juan de Herrera y las historias que esconde la seo entre sus paredes.
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