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Parece que el buen tiempo ha querido acompañar la vuelta de la artesanía a Valladolid. Con más de veinte grados en el centro de la ciudad, la Feria de Artesanía de Valladolid ha arrancado su 28ª edición, como ya es tradición, en el Paseo Central del Campo Grande.
A falta de las añoradas procesiones de Semana Santa que el coronavirus ha arrebatado a los vallisoletanos, la pandemia no ha conseguido eliminar esta cita del calendario y desde la apertura de sus 35 talleres de distintas disciplinas, ha congregado a decenas de amantes de la tradición y la artesanía.
Desde las 11 de la mañana, los talleres participantes han servido de escaparate para la prolífica actividad artesana de Castilla y León, de donde proceden dieciocho artesanos encabezados por ocho expositores vallisoletanos y que completan creadores de Palencia, Zamora, Salamanca y Segovia, con dos artesanos de cada una de las provincias, además de uno leonés y otro soriano. Pero esta feria también expone el oficio de profesionales de toda la geografía nacional (Galicia, Madrid, Navarra, Albacete, Barcelona y Valencia) e internacional con dos artesanos portugueses y uno francés.
La peletera Silvia Carola, que ha traído su puesto desde Portugal, explica que esta feria es una cita recurrente para ella y que, a pesar de las restricciones de movilidad, ha podido desplazarse sin ningún problema para poder asistir. Desde un poco más cerca, la veterana ceramista zamorana, Mercedes Alonso, detalla que siempre suele asistir tanto a esta feria como a la de septiembre desde hace años.
Respecto a la pandemia, lamenta que no se hayan podido celebrar más certámenes de este tipo porque «es la manera que tienen de sobrevivir tanto los artesanos como sus creaciones». Además, cuenta que otros años, los anteriores al covid, recibía mucha gente de Zaragoza, Barcelona o Bilbao entre otras ciudades, personas que con este tema «no se va a poder mover tanto». Pese a las condiciones, Mercedes guarda esperanza de que esta feria siente precedente para la celebración de otras en las próximas fechas.
Irene Malvarez también comparte este sentimiento. Desde la localidad de Bueu, en Pontevedra, trae el trabajo de la plata y el cobre esmaltado al fuego, una técnica muy antigua y muy poco común en la actualidad. Es la primera vez que se desplaza a la Feria de Artesanía de Valladolid y explica que lo hizo inspirada por las buenas referencias que le habían dado sus compañeros. Desde esta perspectiva, supone que con el contexto actual, habrá menos afluencia de gente, lo que «no significa que no haya gente que se acerque» y que aunque baje el nivel de ventas, si han venido es porque «hay esperanza».
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
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