Ana Arranz: «Los presos se están portando tan bien en la pandemia como los niños»
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El Servicio de Orientación y Asistencia Jurídica del Colegio de Abogados de Valladolid mantiene las visitas de los viernes a la prisión de Villanubla, que permanece libre de covid desde la primera olaEl equipo de abogados del Servicio de Orientación y Asistencia Jurídica (SOAJ) Penitenciaria del Colegio de Abogados de Valladolid se reúne cada miércoles para preparar ... las visitas de los viernes al centro penitenciario de Valladolid. El 13 de marzo, Instituciones Penitenciarias suspendió estos servicios de asistencia presenciales y los vis a vis con los familiares en las prisiones ante el miedo de que el coronavirus se abriese paso. A cambio, señala la coordinadora del SOAJ, Ana Arranz Sanz, suministró a las cárceles teléfonos de última generación para que, al menos, los internos pudieran comunicarse con el exterior, algo impensable antes de la era covid, pues los móviles nunca han estado autorizados dentro de las prisiones (aunque haberlos, haylos, y entrar, entran). Al centro de Villanubla le tocaron en ese reparto «dos o tres» terminales y ello ha contribuido a la paz social en el interior de los módulos en la epidemia. Arranz, jurista especializada en derecho penitenciario, está convencida de que, gracias a las videollamadas, no se han producido incidentes ni revueltas.
El miedo a los motines, reconoce, siempre ha estado ahí desde que se declaró el estado de alarma, pero de inmediato destaca que «sorprendentemente» y en contra de todo pronóstico, «los presos se han portado tan bien como los niños, están llevando la pandemia tan bien como ellos». Es cierto que, desde la última reforma del Código Penal, la población reclusa ha disminuido de forma considerable a nivel nacional y consiguientemente, también en el viejo centro penitenciario vallisoletano, lo que reduce tensiones. A día de hoy, apenas hay censados, según refiere la web del Ministerio del Interior, 414 hombres y 38 mujeres. Y, al menos hasta la fecha, desde el inicio de la pandemia, no se han producido brotes de covid, como confirmó la dirección del centro penitenciario.
Pero el servicio de orientación ha seguido trabajando durante todos estos meses de pandemia, extremando las medidas de prevención para no contagiar a los presos. Antes de la covid, los letrados del SOAJ (acuden dos por semana) se entrevistaban cada viernes de forma presencial con un máximo de una veintena de reclusos que lo habían solicitado previamente. El 17 de abril fue el primer día que se reinstauró el servicio y se apuntaron a las entrevistas telemáticas cuatro y ha habido viernes que ninguno «también por el parón de los juzgados, llevábamos un mes sin resoluciones judiciales», apunta Arranz. El 29 de mayo se reinstauraron las visitas presenciales y hasta hoy. «Nos permiten entrar hasta el locutorio y si tenemos que pasar documentos se realiza a través de los funcionarios, nunca directamente. Los primeros días no se podía ni entregar ni recibir documentación, lo hacemos desde el 6 de julio», explica. Su trabajo consiste, por ejemplo, en tramitar la justicia gratuita si lo solicita un preso porque tiene un problema de divorcio. «Somos el nexo entre el centro penitenciario y el exterior. Hay que tener en cuenta que hay personas que cumplen condenas muy largas y desde que entran hasta que salen no ven un abogado». La treintena de letrados que están en el SOAJ forman parte del turno de penitenciario, al que puede apuntarse cualquier letrado del Colegio de Valladolid que esté en el turno de oficio. Se ocupan de tramitar permisos de salida, terceros grados, sanciones, traslados de un centro penitenciario a otro. Y este servicio no entra dentro del montante que paga el Estado para la Justicia Gratuita, de forma que los letrados que lo llevan a cabo no cobran un euro por ello. Es una reivindicación histórica de la Subcomisión de Derecho Penitenciario del Consejo General de la Abogacía Española.
La otra reivindicación son medios telemáticos que, a la manera de los juicios, permitan conectar a los letrados desde las sedes de los Colegios con los reclusos cuando estos necesiten asistencia y estén en otros centros.
Permisos y covid
Otro de los efectos que ha tenido la epidemia es que los reclusos con permisos de salida de fin de semana a su regreso al centro tienen que pasar por una cuarentena y a muchos no les compensa, así que renuncian a ello. «Los destinos (trabajos) son muy escasos y pueden perderlos si tienen que estar tantos días aislados, y les hace falta el dinero», puntualiza Ana Arranz.
Nueva vida para el Centro de Inserción Social de Santovenia
La reducción en el número de internos en Villanubla ha llevado al centro a reorganizar sus dependencias para aprovechar los espacios. Un ejemplo de ello es que el módulo de mujeres ya no es tal. Ha sido reconvertido en pabellón sanitario para desintoxicación de adicciones. Desde el SOAJ también se propone dar nueva vida al desaprovechado Centro de Inserción Social de Santovenia (CIS), con plazas para un centenar de personas pero casi siempre vacío. «Sería interesante que una infraestructura que costó tanto dinero público se utilizara para albergar a los presos primarios, aquellos de condenas cortas y no reincidentes», apunta.
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