San Pedro Regalado en Valladolid
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San Pedro Regalado en Valladolid
Argüello recuerda a los políticos que «deben servir a todos»La convocatoria electoral también ha llegado a las homilías, a la prédica tan de ciudad y con tanta repercusión mediática como ha sido la dirigida por el arzobispo de la Diócesis, Luis Argüello, durante la celebración central de las convocatorias religiosas en honor al patrón ... de Valladolid, San Pedro Regalado. Ha sido un sermón entregado a los cristianos laicos y cristianos ciudadanos, como definió él mismo, para que no se desentiendan de virtudes tales como la prudencia, la fortaleza y la templanza, mediante el que el prelado ha reclamado a los vallisoletanos una mayor contribución y compromiso a nuestra sociedad, a nuestro ámbito más cercano, para realizar el bien común: «Nuestra responsabilidad como ciudadanos no se agota depositando la papeleta en la urna en las próximas elecciones municipales, sino que estamos llamados a lo largo de todo el mandato a comprometernos también por el bien común en el ejercicio de la caridad política».
El arzobispo de Valladolid ha hecho resonar varios mensajes electorales desde los muros catedralicios pero desde la perspectiva ciudadana y religiosa, nunca desde la política, para quienes, por cierto, para los políticos, tuvo palabras de gratitud ante la disponibilidad de quienes han decidido dar un paso adelante y presentar sus proyectos y, sobre todo, «sus vidas y su tiempo, para que los ciudadanos podamos decidir en quién confiar la gestión pública en los próximos años», gratitud que también extendió «a todos los servidores públicos que contribuyen a la buena convivencia entre los vallisoletanos».
Pero junto al agradecimiento, también ha reclamado ante los políticos que aspiran a obtener un escaño en el Ayuntamiento de Valladolid o en la Diputación Provincial, muchos presentes en los bancos de la Seo Metropolitana, «que se hace imprescindible que caigan en la cuenta de que tienen que servir a todos». «Es lógico que ahora, durante la campaña electoral, propongan criterios y actividades diferentes y se exageren los enfrentamientos, pero una vez asuman sus cargos y su responsabilidad, han de ser conscientes de que representan a todos y sirven a todos», ha sentenciado Argüello ante una audiencia especialmente expectante, ante un tema tan de actualidad y en unos momentos de especial crispación política donde los ciudadanos tampoco se sienten especialmente motivados con muchas actitudes de algunos dirigentes.
Y ese ejercicio de la caridad política, por tanto, que ha explicado el prelado con especial énfasis, significa a su juicio que «los cristianos laicos estáis llamados de una manera singular a vivir el mandamiento nuevo del Señor, también en la dimensión social de la existencia, contribuyendo a posibilitar esa amistad social que es indispensable para que el tejido básico de nuestra sociedad esté bien entrelazado». «Es una caridad política que brota de nuestra condición de hijos y hermanos, de una fraternidad reconocida porque afirmamos un Padre común», ha reflexionado Luis Argüello con una pregunta retórica: «¿Tenemos algo que decirnos y aportarnos mutuamente, creyentes y ciudadanos?».
El prelado vallisoletano ha hecho una homilía con mucha carga social, pero muy de tú a tú mirando a la cara a muchos conocidos y a otros no tanto, pero instando a los escuchantes a fortalecer las relaciones sociales a partir de la fe «para generar amistad y fraternidad, compromiso y perdón» e incluso a nivel institucional, para lo cual levantó la mirada para dirigirse a los políticos sentados en los bancos reclamando con voz alta y clara «independencia y colaboración desde una común vocación de servicio». Y estas palabras para conseguir una mejor convivencia entre ciudadanos y responsables públicos han sido al tiempo algo así como una petición ante San Pedro Regalado, cuya imagen sobre las andas procesionales ha presidido la misa desde la zona próxima al altar mayor, una imagen del santo patrón de la capital al que Argüello se ha referido como «hombre contemplativo y austero, fraterno y pobre, evangelizador y compasivo».
Unas cualidades del también conocido como fray Pedro de la Costanilla, antiguo nombre de la calle de la Platería donde nació el beato, sobre las que precisamente el arzobispo se ha explayado refiriéndose al «hombre público» como garante de la dignidad y los derechos humanos para poner en práctica la justicia y la vida civil también a través de la templanza, «indispensable para obrar virtuosamente, indispensable para la obra en común».
Ha sido una homilía muy de la capital y de la provincia, muy de San Pedro Regalado, donde ha disertado de libertad, de afecto, de humanidad… Caracteres del santo patrón de la Edad Media que puso en la mesa del altar del siglo XXI para llamar al compromiso con el bien común, en el ámbito privado y también en el público. Una solemne misa con los bancos llenos sobre todo a medida que avanzaba la celebración y donde los hermanos de la Cofradía de San Pedro Regalado han pedido por la ciudad y por sus ciudadanos, por el bien común y por trabajar todos para conseguir lo mejor para esta tierra. El propio Argüello, por su parte, ha extendido sus peticiones por la paz en el mundo y por la aparición de la lluvia, que tanta falta hace en los campos bendecidos por el monje de Torrelobatón.
Pero además de campaña electoral, de electores y listas electorales, también ha traído a esta cita anual, como él mismo ha definido y en la que se estrenaba dado que tomó posesión como máximo responsable diocesano el pasado mes de junio, otros dos acontecimientos de índole internacional: la coronación del rey Carlos III de Inglaterra, «un impresionante espectáculo que nos ha mostrado una manera de entender la tradición»; y la falta de dignidad humana ni bien común en las propuestas del presidente chino, tras lo que ha alertado sobre «nuestras democracias debilitadas interiormente por esa ética sin fundamento que tienden a entregarse al fundamentalismo democrático o positivismo jurídico que define lo que está bien y lo que está mal» para concluir criticando la ley del aborto a la par que promoviendo el verdadero significado de la vida.
La Procesión de San Pedro Regalado se convirtió de manera inesperada y espontánea en transmisor del anuncio del prelado y de la devoción popular al Sagrado Corazón a través de la devoción popular a San Pedro Regalado. Un desfile todavía naciente por las calles del centro que, si bien es la segunda edición desde su recuperación tras cerca de un siglo sin celebrarse, lo cierto es que muchos ciudadanos que se cruzaron con esta procesión desconocían de su organización porque no estaba en el programa oficial.
Aún con todo, el desfile acogió a numeroso público, especialmente desde su salida desde la Seo Metropolitana, donde cerca de una treintena de cofrades portaron a hombros la imagen del Regalado en un claro hermanamiento de cofradías vallisoletanas -Francsicanos, Siete Palabras, Nazareno, Vera Cruz, Pasión y Cena-, y que iban a su vez escoltados además de por la Policía Municipal de gala por representantes de las casas regionales, cofradías de gloria y de penitencia así como muchos miembros de la Corporación Municipal presidida por el alcalde, Óscar Puente, que iba acompañado del presidente de la Diputación, Conrado Íscar. Una unión de capital y provincia que hoy todavía tenía más sentido porque son numerosos municipios los que honrar la figura del Regalado y más ayer con el acompañamiento de la Agrupación Musical Torre del Reloj de Peñafiel y la Asociación Cultural de Coros y Danzas Zagalejo de Cigales junto con la Banda de la Escuela Municipal de Valladolid.
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