«Esto no arde solo, aquí han echado algo para que prendiese todo»

Los vecinos del barrio de Pilarica, junto al túnel de Andrómeda, se han despertado este sábado con el susto en el cuerpo. Apenas han dormido por el trasiego de bomberos y coches de policía, tanto Local como Nacional, que intervinieron de madrugada en la plaza Aviador Gómez del Barco.

«Esto no arde solo, aquí han tenido que echar algo para que prendiese todo», dice uno de los dueños de la Taberna Castiza, un local que ha abierto hace apenas dos meses y que de madrugada (al igual que dos viviendas de las plantas superiores) se veía seriamente afectado por un incendio, en apariencia intencionado. No tienen idea de quién puede haber hecho algo así.

El origen del fuego -del que han alertado los propios vecinos minutos después de las cinco de la madrugada- estaba en la terraza del local, donde han ardido más de veinte mesas de terraza que se encontraban apiladas y que han ocasionado llamaradas de varios metros, que han alcanzado incluso las ventanas de las viviendas superiores.

«Si los vecinos no se dan cuenta del fuego se podían haber quedado en el sitio», continúa el propietario, que rehúsa revelar su identidad y que se muestra visiblemente afectado por el incidente que le ha ocasionado unos daños de «más de 10.000 euros». La fachada del bloque se ha visto seriamente dañada, puesto que las llamas han destrozado los cristales blindados, los toldos y las rejas metálicas en el exterior. «Dentro, en la zona del comedor, la televisión, la instalación eléctrica y la climatización también han quedado inservibles», relata el propietario.

«A las cinco de la mañana he empezado a escuchar ruidos y ha sido entonces cuando me he asomado a la ventana y he visto las llamas. He llamado al 112 y he avisado a los vecinos, ha sido un susto horroroso», dice aún sobrecogida la vecina del segundo D. No quiere dar su nombre, pero es la mujer que ha dado aviso tanto a emergencias como al resto de residentes del bloque de que el exterior de la fachada estaba en llamas. «Rápidamente he bajado a avisar a los vecinos del primero», relata.

Es una de las viviendas más afectadas. Sus tres inquilinos, compañeros de piso de unos veinte años tuvieron que abandonar el inmueble al reventarse una de las ventanas por el incendio y por la cantidad de humo acumulada en el interior.

«Menos mal que no le ha pasado nada a nadie. La Policía Local y los bomberos llegaron al momento y ya nos recomendaron primero salir a la calle, después estuvimos en el portal y luego a la hora o así nos metimos en casa una vez que estaba sofocado y más o menos ventilado. Pero qué susto más tremendo», finaliza la mujer.

Frente a ella, en el segundo C, Pilar Esteban hace balance de los daños que ocasionados en el piso de su hijo. «Ni siquiera lo había amueblado aún pero mira que destrozo, acababa de pintar todo», dice la mujer con impotencia al observar las paredes, el techo y el suelo negros. «Una de las ventanas, la que da al bar, está reventada y menos más que los bomberos ventilaron con máquinas porque sino...», dice Esteban. Apenas ha dormido, tras recibir la llamada de la policía y al igual que el resto de vecinos que hoy observan el exterior del bar quemado y la fachada calcinada del bloque, se pregunta: ¿a quién se le ocurre hacer algo así?

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